Coronavirus en Málaga: Regresa por fin el latido de la calle
Deportistas, mayores de 70 años y niños llenaron este sábado las calles en las franjas horarias asignadas
Se han dado así los primeros pasos hacia la nueva normalidad
Málaga/El asfalto volvió a latir bajo los pies de Juan. Durante dos horas y media se sintió nuevamente vivo mientras sudaba la camiseta. Con el mar a su izquierda y el sol a su espalda, sus zancadas le llevaron muy lejos de un encierro que ya le pesaba demasiado.
También los pasitos cortos y cuidadosos de Felisa, de 76 años, la trasportaron a una realidad menos dolorosa que la que ha visto los últimos meses en el telediario. Ellos, acompañados de miles de personas más, mayores, deportistas de todas las edades y niños, hicieron suya la calle y avanzaron los primeros metros hacia la nueva normalidad.
Tras 49 días de estado de alarma y confinamiento, las ansias de salir eran notables. Y esto se notó desde primera hora de la mañana. Desde las 6:00 daba inicio la Fase 0 y esos horarios que permitían a los adultos salir a la calle a hacer ejercicio, a correr o montar en bici al aire libre tras más de mes y medio de aislamiento, de ver las mismas cuatro paredes. Fueron cuatro horas, hasta las 10:00 en el primer tramo y no estuvieron solos.
Juan Cordero, residente en Torremolinos, aseguraba este sábado que desde La Colina a La Carihuela había tanta gente que “parecía un mes de agosto en hora punta aunque sin guiris”. Y eso que ya estaba pegando su caminata a las 7:30. Eso sí, salvo algunas parejas, la mayoría eran corredores individuales con la separación suficiente como para usar el espacio sin problemas.
“Vengo relajado, qué alegría poder hacer deporte en la calle, con el sol y el viento, ya tengo energías para todo el día, aunque luego saldrán las agujetas porque estaba muy oxidado después de tantos días”, afirmaba tras volver a casa. Juan, un hombre activo y acostumbrado a caminar unos ocho o nueve kilómetros al día a velocidad de marcha, ha estado todo el confinamiento encerrado salvo cuando ha realizado la compra semanal. “Algún día tenía que llegar esta medida, por lo menos ese par de horas te liberas”, apuntaba.
Comenzar con tranquilidad para evitar lesiones
Carlos Buzo, fisioterapeuta de profesión y corredor habitual, iba a participar en la maratón de París el pasado Domingo de Ramos. Aunque la cita se ha trasladado a octubre, entiende que no podrá realizarse porque estaban congregados unos 50.000 participantes.
“Estas aglomeraciones están descartadas, así que sin objetivos a la vista y después de estar tanto tiempo sin salir, lo que recomiendo es que se haga un buen calentamiento y que se lleve un ritmo tranquilo, que se salga a disfrutar”, señala Buzo. Sin pensar en tiempos ni en marcas anteriores, el experto recomienda que se inviertan unos 45 minutos los primeros días para no lesionarse.
“Siempre salgo por la mañana muy temprano y suelo correr unos 10 ó 12 kilómetros al día, hago unos 60 kilómetros a la semana”, agrega Buzo, a sabiendas de que todo este fin de semana “va a ser movido”. Pero esquivando al resto de corredores no tendría por qué haber problemas, considera. “Cojo esta medida con muchas ganas porque no he salido a la calle, no tengo perro y mi hijo ya es más mayor, así que no he podido caminar, he corrido algo en la cinta, pero no me gusta”, señala Buzo.
En casa de Juan Carlos Pérez también se ha respetado escrupulosamente el confinamiento. Tan sólo ha salido para comprar y tirar la basura. “Hemos hecho un poco de deporte en casa, algunas tablas de ejercicios similares a las del gimnasio con los elementos que tenemos aquí, pero se echa bastante de menos, sobre todo, la natación”, comenta Juan Carlos.
“No soy demasiado temeroso, confío en nosotros mismos, creo que pondremos de nuestra parte, la gente está concienciado en el tema, la gran mayoría está adaptándose al cambio”, estima este vecino de Cerrado de Calderón. Sin abrazos ni cercanía, sin contacto social pero, al menos, se recupera la calle. “Nuestra mente necesita algo más de cuatro paredes, somos afortunados de tener este buen tiempo y necesitamos aire libre, soy bastante callejero y, es verdad, que se echa de menos”, agrega.
El momento de los deportistas profesionales
Ainhoa Cabeza, campeona de lanzamiento de jabalina de 19 años, prefiere no hacer deporte fuera de casa los primeros días para evitar aglomeraciones. Es también entrenadora y piensa dar ejemplo respetando las medidas de prevención a rajatabla. “Ya es hora de ir saliendo, todos en general y que se vaya viendo si se puede volver a la normalidad, no vamos a estar encerrados toda la vida, pero la medida incita mucho a que salga todo el mundo en masa”, considera.
“Es una experiencia nueva y hay que tener cuidado”, recalca Ainhoa y señala que “la cuarentena ha sido momento para descubrir que el deporte, la música, la cultura en general es más importante de lo que la gente piensa, no solo para el cuerpo sino para la mente”.
Daniel, un vecino de Alhaurín de la Torre, llevaba mucho tiempo esperando este momento para volver a su habitual práctica del deporte. De hecho, tenía por estrenar unas zapatillas que no dudó en dejar listas la noche de antes. “Lo esperaba con muchas ganas, llevaba con la ropa preparada desde la noche anterior”, comentó.
“Estuve fuera unos 50 minutos o una hora”, apuntó Daniel, que intercaló tramos de intensidad y trote: “Poco a poco, que era el primer día”. La experiencia del malagueño por las calles torrealhaurinas le sorprendió, en parte porque pensaba encontrar más gente: “Creí que habría más personas. Aunque había muchas, sobre todo en en la zona más céntrica, no tanto a las afueras. Eso sí, me ha sorprendido el número de ciclistas”.
Esto no quitó que, en la medida de sus posibilidades, todos intentaran aumentar la distancia de seguridad.
“Por suerte había poco tráfico por lo que el 75% de la carrera la he hecho por la carretera. En general buenas sensaciones, creo que los que han salido a correr se lo han tomado en serio y han sido responsables llevando a cabo el protocolo establecido”, razona este runner, que espera no tener que lamentar “un aumento de contagiados dentro de dos semanas”.
La experiencia de Carlos, un vecino de Benalmádena, fue similar. “Corrí por la explanada que hay cerca del Tívoli, con la idea de evitar el paseo marítimo”,dice el joven, que normalmente corría “al menos tres o cuatro veces a la semana”. Él aprovechó la oportunidad para volver a activar las piernas como solía antes del confinamiento, aunque con toda la precaución que tuvo a su alcance: “Estuve en torno a media hora. Tras más de 50 días con poca actividad, hay que ir poco a poco”, apunta.
Carlos destaca el civismo que encontró entre sus compañeros de carrera. “En mi caso, incluso me llegué a parar en alguna ocasión o llegábamos a cambiar el sentido de nuestra carrera si era necesario”, dice y apunta que lo que más le impactó fue “ver todos los comercios cerrados”.
Los paseos marítimos fueron los lugares estrella
Los paseos marítimos de la capital malagueña fueron los grandes escenarios del día de ayer. Juan Carlos hizo deporte en la zona de Huelín, donde la aglomeración era notable. “Parecía un domingo cualquiera, pensaba que la gente iba a tomar más conciencia, es normal que todo el mundo tenga ganas de salir pero se podrían haber mejorado las distancias y el espacio entre los viandantes”, apunta.
A Alberto, en el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso, le pasó algo similar. Se sintió tan incómodo que hasta pensó en darse media vuelta y volver a casa. “Mucha gente paseaba con sus hijos”, protesta. “He estado poco más de una hora corriendo, volviendo a recuperar sensaciones que estaban un poco dormidas. He hecho ejercicio en casa durante el confinamiento pero no hay nada como estirar las piernas al aire libre”, menciona contento por la oportunidad, aunque entiende que “quizá hoy no era el mejor día para salir porque todo el mundo está con muchas ganas y se nos olvida muy rápido la seguridad propia y del resto”.
También llegó la hora de los mayores
En las medidas de la desescalada también llegó el turno de los mayores de 70 años y personas dependientes. Paqui, de 71, salió a dar una vuelta por el campo, que no había pisado desde marzo a pesar de tenerlo cerca de casa. “Esto es una alegría y una sensación de libertad que no tiene precio, poder respirar aire libre, al sol, y ver el campo que está tan bonito”, comentaba. No tiene miedo al contagio, asegura, pero sí quiere actuar con precaución.
“Si veo a mis vecinos levanto la mano y a seguir andando”, apunta. Y tiene claro que saldrá siempre que pueda, cada día. “Pensando que mañana puedo salir otra vez es más placentero, para mí lo más terrible de este tiempo ha sido no poder caminar, no poder moverte al aire libre, sentirte parte de la naturaleza, no poder hacer mi deporte”, confiesa Paqui.
Felisa Pérez, de 76, paseó por primera vez también después de “casi dos meses encerrada porque soy de alto riesgo”, comenta. “He andado casi una hora y para mis piernas y el cuerpo me ha venido muy bien, porque todo el día sentada y encerrada se está muy mal”, apunta. La gente, el sol y la luz le dieron la energía que le hacía falta. Esa que no ha podido tener desde que no abraza a sus nietas. “Lo he pasado mal, pero sé que hay que aceptarlo y ya está, me conformo con haberlas podido ver un poco desde lejos”. Ya vendrán los momentos del reencuentro.
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