Coronavirus en Málaga: Las peticiones de alimentos desbordan la capacidad de ONGs

Entidades como Naim, en Palma-Palmilla, y Amfremar, en El Palo, han visto multiplicadas las demandas de ayuda que llegan

Dan de comer a miles de usuarios

Personal de la empresa de inserción social de Naim en uno de los comedores en los que trabajan.

Málaga/Cáritas, Naim, Misioneros de la Esperanza, Amfremar, Yo soy tú, Más nunca es menos, Secretariado Gitano, Asociación Malagueña de Mujeres La Laguna, Arrabal AID. Tienen cometidos diversos y actúan en distintos lugares de la ciudad para dar respuesta a perfiles de usuarios diferentes. Pero desde que se declaró el estado de alarma el sentimiento es el mismo. La impotencia de no poder dar respuesta a la ingente cantidad de peticiones de ayuda que llegan.

Han vuelto a los peores momentos de la crisis económica de 2008, a tener que proveer a las familias de productos de necesidades básicas. Las demandas de alimentos de los más afectados por el parón están desbordando la capacidad de estas ONGs, que lanzan campañas solidarias para poder hacer frente.

“En barrios como Palma-Palmilla donde los índices de paro son muy altos, la gente vive al día, se dedica a la venta ambulante, a la limpieza y a la chatarra, donde hay bastante economía sumergida, al no poder vender, el nivel de demanda se ha cuatriplicado, es una barbaridad”, comenta Enrique Porras, presidente de la asociación Naim. Trabajan en este distrito y también distribuyen menús en La Corta y Los Asperones.

Esta semana han preparado más de 750 para personas en riesgo de exclusión. Igualmente llevan el servicio de catering y limpieza de dos de los servicios de acogida a personas sin hogar que ha puesto en marcha el Ayuntamiento. En uno de ellos asisten a una veintena de enfermos de Covid-19.

“En nuestro servicio de orientación, en circunstancias normales, nos llaman para preguntar por la renta mínima, para el trámite de ayudas económicas y demás, pero ahora nos piden comida directamente”, agrega Porras y reconoce que “estamos desbordados, no sabes a dónde acudir, esto es increíble”.

"Antes llamaban para asesorarse y ahora para pedir comida directamente, estamos desbordados, no sabes a dónde acudir"

El presidente de Naim señala que “a esa persona que vive con los 15 ó 30 euros que saca a diario y ahora no los tiene todo se le complica cuando se vacía el frigorífico”. Destaca que el Consistorio puso en marcha el teléfono 010 “que estaba 12 horas operativo, pero se colapsó y la gente recurrió a sus referencias, a las personas de las entidades con las que tenían confianza”.

El trabajo en red del tercer sector

Después de las primeras semanas de caos, en las que ni siquiera sabían cómo actuar, el trabajo en red del tercer sector es la experiencia más positiva que sacan de la situación de urgencia tan dramática que se está viviendo. También la solidaridad de los malagueños, como destaca Porras.

“Esto nos pilló a todos de hoy para mañana, nadie estaba preparado, no sabíamos cómo poder atender las necesidades de quien nos llamaba y cuando empezamos a hacerlo se extendió con el boca a boca y las peticiones se han multiplicado, pero no solo a nosotros, todo el mundo está igual”, sostiene el presidente de Naim.

"Las entidades estamos muy preocupadas con lo que viene, con ver cómo van a poder seguir adelante a los que ponemos nombre y cara"

A Enrique Porras no sólo le quita el sueño el momento actual. “Las entidades estamos muy preocupadas con lo que viene, con ver cómo van a poder seguir adelante la gente a la que ponemos nombre y cara”, dice. Después de la entrega de alimentos vendrá la solicitud de ayudas económicas para pagar el alquiler, la hipoteca, los recibos de suministros, las necesidades de los niños, para acortar esa brecha digital, algo tan necesario ahora con los colegios cerrados.

“Ha habido una primera fase que consistía en tapar los agujeros de forma urgente, pero ahora hay que pararse a reflexionar y ver qué medidas adoptamos a medio y largo plazo”, detalla. Y eso implica un trabajo en común de todo el tercer sector.

Naim cuenta desde hace una década con tres empresas de inserción laboral para contratar a personas en riesgo de exclusión social. De cocina y servicios de limpieza. Ahora están estudiando los nichos de mercado que se abren en la nueva normalidad para ofrecer formación a sus usuarios y poderles dar una salida laboral lo antes posible.

Amfremar multiplica sus usuario en El Palo

En la asociación Amfremar, en El Palo, su comedor social atendía a diario a unas 60 ó 70 personas con problemas de alcoholismo y drogradicción, algunos en situación de calle. También a inmigrantes en situación irregular y a familias vulnerables. “Ahora damos 150 servicios diarios y cada día llegan pidiendo más”, explica Fernando Gutiérrez, presidente de la entidad y destaca que por razones higiénicas, desde el 14 de marzo dispensan los alimentos para su consumo fuera del local.

“También hay una treintena de familias que se llevan el almuerzo y la cena para todos los miembros de su hogar, cantidad que se ha triplicado, y atendemos a diez mayores de 75 años que les llevamos la comida a casa”, subraya el presidente de Amfremar.

"Me voy todos los días hundido al ver tanto desconsuelo, tanta necesidad y tristeza"

A esto se añade que, semanalmente, cada miércoles “damos 80 lotes de comida, a otras tantas familias, alimentos no cocinados, legumbres, leche, aceite, pasta, verduras, fruta, lo que recibimos de Bancosol”, indica Fernando, que destaca el momento tan duro que están viviendo muchas familias que no se pueden permitir más que el alquiler de una sola habitación para todos.

La cementera Heidelberg Cement Group entrega alimentos a la asociación Amfremar.

“Solo hay que imaginar cómo están pasándolo en estas condiciones y sin poder salir a la calle, me voy todos los días hundido al ver tanto desconsuelo, tanta necesidad y tristeza”, agrega el presidente de la entidad. "Quiero equivocarme pero me temo que va para largo”, apunta Fernando.

También teme por la propia financiación de la entidad para atender a la demanda creciente. Los eventos que realizan para captar fondos se han suspendido o quedan aplazados sin saber si podrán realizarse y las empresas que colaboran también están sufriendo la crisis y les costará más seguir aportando. “Nos encontramos en una situación difícil todos los que atendemos a estas personas con dificultades y creo que seguirán aumentando en número a pesar de que los recursos van disminuyendo”, apunta.

Aún así, esta semana recibieron la donación de alimentos de Heidelberg Cement Group. La cementera, junto a los clubes deportivos que patrocina, han organizado del 4 al 9 de mayo una recogida solidaria en Maskom. Los productos recogidos y los fondos para los que se ha habilitado una cuenta se enviarán tanto a Amfremar como a la congregación de monjas de las Hijas de la Caridad.

Campañas solidarias de recogidas de alimentos

También las familias que atendía la ONG Más nunca es menos se han multiplicado y el 8 y 9 de mayo en Supersol están realizando una recogida de alimentos para las personas que más lo necesitan como consecuencia de la pandemia.

Colaboradores voluntarios de la entidad han acudido a supermercados de Málaga capital, Rincón de la Victoria, Mijas y Benalmádena con el objetivo de llenar carros de solidaridad. Han realizado también rutas de recogida de alimentos cada por casa en distintos distritos malagueños para poder canalizar los ofrecimientos de los malagueños que querían aportar y llevarlo hasta sus destinatarios en los tiempos más duros del confinamiento.

Los Servicios Sociales, las juntas de distrito del Ayuntamiento y la red de entidades del tercer sector están dando respuesta a las necesidades más urgentes. Sin embargo, mirándose en el espejo que dejó 2008, saben que esto es tan solo el comienzo. A la vuelta están tiempos mucho más difíciles.

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