La Costa tendrá que esperar su tren

La escasez de avances en los últimos seis años con el trel litoral pospone al menos a 2021 o 2022 cualquier apuesta cierta por la licitación de la obra

El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, junto a la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, a finales del pasado mes de enero.
El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, junto a la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, a finales del pasado mes de enero.
Sebastián Sánchez

05 de abril 2018 - 01:33

Málaga/El proyecto más demandado en las dos últimas décadas en la provincia de Málaga (seguramente junto a la rehabilitación de los Baños del Carmen) alcanza una casilla trascendental en su particular recorrido interminable. El tren litoral, también conocido como corredor de la Costa del Sol y que ha acabado por convertirse en un potencial Cercanías a Marbella y Estepona, recibe finalmente el empuje necesario para, al menos, sentar las bases técnicas de lo que debe ser la obra sobre el terreno.

La buena nueva, en cualquier caso, ha de ser recibida con la cautela propia de una intervención que aún se fía a medio o largo plazo. En el mejor de los casos, siempre que se mantenga la apuesta cierta por la iniciativa, habrán de pasar aún más de tres años antes de que la Administración central esté en disposición de salir al mercado en la búsqueda de empresas para iniciar la construcción de esta línea ferroviaria. A ello contribuye el hecho de que incluso teniendo allanado todo el trayecto administrativo previo, dar forma a un documento constructivo de esta envergadura necesitará de unos dos años, si no más dadas las condiciones topográficas de la zona y la obligación de tener que diseñar una intervención en gran medida subterránea.

Sirva como ejemplo de los tiempos de los que se puede hablar que el proyecto del baipás de Almodóvar del Río, de una afección sobre el territorio sensiblemente inferior, tiene un plazo de redacción de un año. O, para realizar una comparación más exacta, la redacción del subtramo del tren litoral entre Estepona y San Pedro fue adjudicado por la Junta de Andalucía (en ese momento responsable de la intervención) en octubre de 2007 por 5 millones de euros y un plazo de redacción de 24 meses.

Más de seis años después de que el PP llegase a La Moncloa y de que la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, asumiese el compromiso de poner marcha esta ambiciosa infraestructura, lo único que se ha hecho para acercar el ferrocarril a la ciudad marbellí, la única de más de 100.000 habitantes que carece de esta conexión, está formato estudio. A ello se han empleado las escasas partidas económicas destinadas en los últimos presupuestos estatales. Ahora, con los algo más de 6,4 millones reservados en las cuentas de 2018, al menos se abre la puerta a la licitación de los proyectos de construcción. La suma, no obstante, se antoja limitada teniendo en cuenta el valor de los trabajos de asistencia de estas características.

Lo que hasta ahora ha hecho el Ejecutivo de Mariano Rajoy es, objetivamente, andar el camino que, infructuosamente, ya recorrió hace más de una década la Junta. El Gobierno regional pudo al menos completar los proyectos de ejecución e incluso llegó a adjudicar en marzo de 2009 (nueve años después de que el entonces presidente Manuel Chaves anunciase ese compromiso) un pequeño tramo de 4 kilómetros en la zona de Mijas, por 163 millones. Todo quedó en agua de borrajas y no se movió un solo metro cúbico de tierra. Los documentos recogidos en los PGE 2018 omiten cualquier previsión de futuro. A diferencia de lo que ocurre con otras actuaciones ciertas, en proceso de desarrollo, con el tren a Marbella solo se menciona de manera directa el presente inmediato, sin prever nuevas partidas plurianuales. Algo lógico por cuanto deberán ser los proyectos los que acaben determinando la inversión real de una infraestructura afectada de lleno por lo colmatado del territorio a servir.

Una primera aproximación dada por el ministro del ramo, Íñigo de la Serna, a principios de este año situaba la llegada a Marbella en hasta 2.000 millones de euros y hasta Estepona en unos 3.800. Y todo sin contemplar un nuevo trazado alternativo al actual Cercanías Málaga-Fuengirola. Tomando como válida esa aproximación numérica, al actual ritmo inversor, el Gobierno tendría que destinar todos y cada uno de los euros que consigne para la provincia solo al tren litoral a lo largo de los próximos 15 años.

Llegado el momento, otro de los interrogantes que se pondrá sobre la mesa es si desde el punto de vista social y económico ha de asumirse la ejecución de una obra de esta envergadura económica para desplazar, en el horizonte del año 2024, mover a entre 5 y 8 millones de pasajeros anuales (ya sea a Marbella o Estepona en el horizonte de 2024). La cifra dista sustancialmente de los cerca de 80 millones que, según la Junta, podía llegar a mover el tren litoral proyecto en su día. Su modelo, a diferencia del Cercanías, tomaba como base una infraestructura capaz de dar cabida a trenes de altas prestaciones y con conexión directa con el aeropuerto. Sobre este particular, expertos consultados indicaron que la inclusión del aeródromo "puede generar entre un 20% y 30% de la demanda del ferrocarril".

Plata denuncia que el soterramiento siga en estudio

El presidente del Puerto de Málaga, Palulino Plata, volvió ayer a cuestionar el tratamiento que desde el Gobierno central se está dando a una de las grandes demandas del espacio portuario: el soterramiento del acceso ferroviario. Como viene haciendo desde hace meses, el dirigente criticó que la única partida incluida en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2018, que puede rondar los 250.000 euros, "solo permita seguir con los estudios para esta obra". Una realidad numérica que contrasta con los acuerdos ya alcanzados por parte del Ministerio de Fomento con puertos como el de Barcelona o Sagunto, en los que hay una implicación directa en la cofinanciación de las actuaciones. En el caso de Málaga, el Gobierno viene indicando la necesidad de ajustar a la actual normativa el proyecto conocido en 2011.

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