Costas se pronuncia sobre el restaurante Antonio Martín: podrá mantenerse si se reduce a 300 metros cuadrados
Supondría que el establecimiento se quedaría en una quinta parte de su superficie actual
El Ayuntamiento de Málaga pide a la Junta que mantenga el restaurante Antonio Martin
Balón de oxígeno para el restaurante Antonio Martín. Costas ha emitido un informe remitido a la Junta de Andalucía en el que autoriza que se mantenga el merendero junto a la playa de La Malagueta, siempre que reduzca su superficie hasta los 300 metros cuadrados.
La Junta de Andalucía podría expedir una nueva concesión –organismo que tiene estas competencias–, pero la nueva licencia supondría tener que rebajar los 1.524 metros cuadrados de superficie hasta los 300 metros que marca el Reglamento de Costas de 2013 y que posteriormente desarrolla la Ley de Costas. Se igualaría así con el resto de merenderos que operan en la ciudad, aunque podría ver cuestionada su viabilidad, al menos tal y cómo se desarrolla en estos momentos.
"Costas no va a poner ningún impedimento, siempre que el merendero se adecúe a la norma vigente", aseguran fuentes cercanas a la Demarcación de Costas a este periódico. Tanto desde el Ayuntamiento de Málaga como desde la Junta de Andalucía se venía requiriendo a Costas que permitiese renovar la concesión al merendero, después de que el pasado mes de diciembre ordenase el derribo del edificio.
Entonces, la administración solicitaba a la Junta que desalojara el edificio –debido a que la concesión era de la Junta de Andalucía– para poder proceder al derribo del inmueble, debido a que el restaurante se encontraba en un punto del ordenamiento sobre el que el Ayuntamiento había dibujado una gran plaza abierta al mar dentro de su proyecto Plan Málaga Litoral.
Entonces, los dueños de Gorki, la empresa que explota el negocio, pidieron que se les diese una prórroga y se les permitiese continuar con la concesión mientras comenzaban las obras para hacer esa plaza. Petición que fue refrendada por el Ayuntamiento en un escrito a la propia Demarcación de Costas en las que señalaba que el propio Plan Litoral se encontraba aún en fase de anteproyecto.
Interés público
Esta petición fue seguida por la Junta de Andalucía, que dirigió un escrito al ente gubernamental recordando el "interés del público" de este establecimiento y recordando que lleva abierto 135 años al público, formando parte del patrimonio de la ciudad. Este es el mismo argumento que utilizó Costas en 2017 para prolongar la concesión aunque estuviese extinguida desde ese mismo año.
Entonces, desde Grupo Gorki, se recordaba que del establecimiento "viven más de cuarenta familias que están preocupadas por la noticia, por eso planteamos que el edificio se mantenga mientras no sea necesario el espacio para las obras de la plaza que se proyecta en el Plan Litoral". Afirmaban al conocer la noticia de su derribo que haber pedido reunirse tanto con el Ayuntamiento como con la Junta de Andalucía, para poder llegar a un punto de entendimiento, "nosotros no queremos que no se haga la plaza, sólo queremos que se mantenga el restaurante, que creemos que es uno de los emblemas de la ciudad, hasta que no sea necesario" para que se ejecuten las obras del proyecto.
Durante la presentación del plan, que aún se encuentra en la fase de realización de anteproyectos, se estimó que estaría ejecutado en ocho años con unos cálculos optimistas. Es por eso que se preguntaran: "¿Qué beneficio le trae a la ciudad que uno de sus lugares con más solera se derribe para estar años hasta que sea necesario el emplazamiento para la obra?". De ahí que incida en la idea de pedir que mantengan el Antonio Martín hasta que se vaya a empezar la acometida, "si hace falta me comprometo ante notario a dejarlo cuando se vaya a comenzar la obra, eso no es un problema, pero que no nos hagan derribarlo de un día para otro".
La historia del merendero se remonta al siglo XIX
El restaurante que ahora se levanta junto a las letras que anuncian la playa de la Malagueta nació en 1886 bajo otro nombre completamente distinto, La Coral, pues este era el nombre de la esposa de Antonio Martín. Comenzó siendo un pequeño merendero con apenas cuatro meses en el que dar de comer a bañistas y pescadores que fue creciendo hasta dar de comer, a finales de siglo, a los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, según cuentan las crónicas de la época. Hasta 1994 siguieron regentándolo Antonio Martin o sus familiares, año en el que debido a la crisis del ladrillo tuvo que cerrar para pasar cerca de dos años cerrado, en los que incluso se instalaron vagabundos en su interior. A finales de 1996 recuperó la concesión de Costas el empresario José Luis Martín Lorca, bajo su empresa Exceho. Pero en 2007 Costas tuvo conocimiento de la disolución de la entidad concesionaria. En 2010 inició el procedimiento para su desalojo, que se paró en 2012 al traspasar las competencias de las licencias en el dominio público marítimo terrestre a la Junta de Andalucía, que inició los trámites para recuperar la concesión. En 2019 una sentencia firme revirtió el edificio a la Demarcación de Costas, que optó por su demolición, aunque ahora se muestre favorable a su mantenimiento siempre que se reduzca.
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