Cryptocrash: Manual para tropezar mil veces en la misma piedra
Tecnología | Quantum Babylon
Hace solo unos meses la capitalización de todos los criptoactivos llegó a superar los 2,4 billones de dólares y en estos momentos apenas hablamos de un billón, pero no aprendemos de los desastres y la nueva burbuja ha comenzado
Málaga/Si algo hace diferente al ser humano es su indescriptible capacidad para romperse uno tras otro los 26 huesos del pie. Empeñado en atravesar ese guijarro impenetrable construido con las promesas del enriquecimiento, abrazará cada nueva idea que le prometa hacerse millonario sin necesidad tan siquiera de los conocimientos otorgados por su paso en el parvulario. ¡Ojo! eso sí, siempre y cuando ese negocio tenga detrás un regimiento de términos y siglas informáticas a la última que parezcan sacadas del último estudio del MIT.
La última crisis de las criptomonedas se ha saldado con la evaporación de más de 800.000 millones de dólares en un mes y 1,3 billones (el PIB de España) desde sus máximos históricos, pero tan solo cuatro días después ya se apreciaba una fuerte recuperación de las criptodivisas supervivientes.
La suma volatilizada equivaldría a haber hecho desaparecer literalmente la economía española durante un año, como si nuestro PIB anual fuese cero. ¿No es un problema para la economía lo suficientemente importante como para tomárselo en serio?
Las criptomonedas como Bitcoin, Ethereum o la recientemente defenestrada en el último crash: Luna, con su “stablecoin” TerraUSD, se basan en una novedosa tecnología conocida como “blockchain”, la cual ha nacido probablemente para quedarse, pero al igual que pasó con los primeros años de Internet y las “.com”, nuevos chiringuitos y chanchullos han surgido a su alrededor para que el ser humano haga gala, una vez más, de su portentosa capacidad para estrellarse con la misma piedra por amplio que sea el campo y los registros históricos.
A juzgar por lo que hemos visto en los últimos días tenemos una memoria para las finanzas de lo más pésima. Si nos remontamos a los finales del siglo XX con el mencionado hundimiento de las .com veremos toda una serie de constantes que se repiten una y otra vez:
El caso más significativo de aquella época lo tuvimos en la empresa de alimentos para mascotas pet.com quienes saltaron al “estrellato” tras una fulgurante campaña de marketing en la que el muñeco de un perro entrevistaba a las personas que se cruzaba por la calle. En 1999 todos los americanos conocían la marioneta que llegó a aparecer en la Super Bowl y en cientos de anuncios protagonizados por el “calcetín parlante”. Resultado: Salió a bolsa a 11$ por acción, llegó a alcanzar tan solo los 14$ y la compañía perdió 147 millones en los primeros nueve meses del 2000, el 7 de noviembre despidió a sus 320 empleados y cerró.
Coincidencia: En España tuvimos nuestro propio desastre digital Terra
En 1999 la mitad de los Españoles también estaban cansados de ver en la televisión su propio calcetín parlante, llamado Terra (algo así como un Google a lo Ibérico) y claro, todos querían comprar acciones. La demanda fue tan increíble que hubo que llegar a realizar sorteos para conceder participaciones en base a la inicial del apellido de los interesados.
Bajo una expectación por parte del público solo comparable a una final de la Champions salió a bolsa a 11,81 euros, alcanzó los 37, siendo la mayor subida bursátil en un día de la historia, en dos meses tocó techo con un valor de 157 euros. ¡Pero sorpresa! para septiembre de 2001 las pérdidas ya superaban los 40.000 millones.
Por aquellos mismos tiempos, en abril de 1999, el equipo de beisbol de Houston, Texas, firmaba un acuerdo para nombrar su estadio como Enrom Field a cambio de tres millones de dólares anuales durante los siguientes treinta. Por entonces Enrom tenía el honor de figurar como la séptima empresa más grande de Estados Unidos, todo el mundo pensaba que era una compañía innovadora que cambiaría las reglas en el mercado gracias a esa novedosa tecnología de comunicaciones conocida como “Internet”.
Enrom no dudaba a la hora de gastar cantidades ingentes en publicidad, ningún actor o deportista era lo suficientemente caro como para no salir en los medios de comunicación alabando las virtudes de una empresa que crecía como la espuma sin saber nadie exactamente como… hasta que en otoño del 2000, unos periodistas tuvieron el valor de investigar como ganaba el dinero y bastaron de nuevo unos meses para que este mega chiringuito acabase peor que nuestro Terra, dejando sin sus ahorros a miles de estadounidenses.
El completo desplome de Luna y TerraUSD, era aparentemente difícil de prever, hasta hace unos días era la tercera mayor criptomoneda por capitalización.
Quizás todo lo mencionado sea casualidades, pero si observamos cómo operan todas las empresas que ofrecen servicios y productos financieros para especular con estas nuevas divisas carentes de respaldo legal y completamente incomprensibles puede que veamos la similitud:
Nos hemos cansado de ver a grandes estrellas como Madonna, Snoop Dogg o Paris Hilton presumir en los medios de comunicación de sus carísimos NFTs Bored Ape (unas espantosas imágenes digitales de la caricatura de un mono que supuestamente solo pertenecen al propietario aunque todos podamos tener mil copias en nuestro ordenador). Mientras a este lado del Atlántico los Yotubers seguidos por los más jóvenes como Vegetta777, Willyrex o Wall Street Wolverine cuentan maravillas del apasionante mundo de las criptomonedas y los NFTs instando a invertir en esta ficción contable que además necesita un consumo eléctrico equivalente a varios países!
Y para el postre hemos dejado el plato suculento de esta reflexión: Crypto.com, otra empresa dedicada a ofrecer servicios asociados a las criptomonedas. Dirigido por Kris Marszalek, un individuo con un historial de fraudes más largo que la lista incumplida de propósitos de año nuevo.
Pues bien ¿Adivinan que hizo esta empresa? En noviembre del año pasado anunció a bombo y platillo que el Staples Center, sede del equipo de baloncesto Los Angeles Lakers pasaba a llamarse Crypto.com durante los próximos 20 años, por 700 millones de dólares. Y no es el único desembolso millonario que ha realizado, el dinero ha fluido a raudales para contratar personalidades públicas y anuncios destacados en otros deportes como la NFL o la Superbowl.
Quien no quiera ver las similitudes no es que esté ciego, sencillamente es que demuestra la necesidad humana imperativa de buscar una excusa para visitar de nuevo al podólogo, algo que hemos visto con el fuerte rebote de las criptomonedas tras el desplome que ha arruinado a miles de personas y nos ha enseñado la nueva palabra de los jóvenes valientes: “Holdear” o sea, “aguantar” sin vender nuestros criptoactivos porque a estos negocios se viene llorado de casa.
No aprendemos.
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