Los cuatro puestos supervivientes de Carranque: "Las grandes superficies se están comiendo a los mercados"
Dos fruterías, una pescadería y una tienda de especias son los únicos negocios que quedan en este mercado de la capital
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Málaga/El mercado de abastos de Carranque en Málaga se construyó entre 1953 y 1957 y llegó a albergar hasta setenta puestos. La última reforma llevada a cabo en 2009 redujo la cifra a 38. Catorce años después el escenario es totalmente diferente. Solo cuatro negocios sobreviven y se resisten a marcharse: dos fruterías y verdulerías, una pescadería y una tienda de especias.
“Las grandes superficies se están comiendo a los mercados, están dejándonos de lado pero donde mejor se compra es aquí”, asegura Adrián, dueño de la Pescadería Puri, mientras limpia el pescado del día. Son muchos los vecinos que han cambiado el mercado tradicional por el supermercado por comodidad o variedad.
Enfrente de la pescadería se encuentra la Frutería Loli. Loli heredó esta frutería de su suegra cuando falleció. “Sé que hay muchos puestos cerrados pero aquí estaremos hasta que podamos”, afirma convencida. La frutera corta un trozo de una de sus sandías expuestas y se lo ofrece a Juan para que pueda probarla antes de comprarla. Los clientes como Juan prefieren un trato cercano a una gran variedad de productos.
Delante está Loli, su tocaya. Ostenta la tienda Especias Antonio, lleva abierta desde que abrió el mercado. Este puesto antes se encontraba en la parte de fuera pero con la última reforma lo pasaron al interior. Tiene de todo: productos básicos, droguería, gominolas y legumbres. Loli coincide con Adrián en que han perdido clientes con la apertura de las grandes superficies.
Entre las dos fruterías debería haber una carnicería, pero está cerrada. Tuvo que bajar la persiana a causa del precio de la luz, los impuestos y la baja clientela. A su lado, el último negocio abierto, Frutería Manolo. Sergio relata que primero fue de su abuelo, luego de su tío y por último suya. Tiene un par de sillas enfrente del puesto para sentarse cuando se cansa de esperar algún cliente.
"El mercado le da mucha vida al barrio y a nosotros los mayores”, afirma Margarita mientras espera a que la pescadera le limpie el pescado que ha elegido. La vecina es clienta desde que llegó al barrio de Carranque en 1958 y se acerca a comprar los productos frescos cada semana.
Los clientes, además de los comerciantes, han notado el paso del tiempo en el mercado. "Antes esto estaba lleno, lleno y ahora mira, no queda nadie", cuenta Paqui mientras compra el agua y el papel de cocina en el negocio de Antonio.
Abrir más puestos para atraer a clientes
Comerciantes y clientes coinciden en lo mismo, abrir más puestos atraería a más clientela. Habría una mayor variedad de productos, competencia y un mejor ambiente. El mercado es de propiedad municipal y el coste del puesto ronda los 200 euros, el pago se realiza cada tres meses al ayuntamiento.
“La gente que viene a mirar interesada en los puestos vacíos después no le echa valor porque les da miedo perder dinero con la inversión”, afirma Adrián. El sentimiento es común entre los comerciantes, dudan de que pueda mejorar la situación pero no pierden la esperanza y animan a los vecinos a seguir apoyando el comercio local.
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