Cyber criminal profiling: perfilando al delincuente en la era del metaverso
TECNOLOGÍA | QUANTUM BABYLON
A raíz del conflicto armado entre Rusia y Ucrania la ciberguerra y todos los fenómenos que la rodean han pasado de ser algo más que lo que veíamos en las películas de acción
La clonación humana y sus demonios digitales
Málaga/A raíz del conflicto armado entre la Federación de Rusia y Ucrania la ciberguerra y todos los fenómenos que la rodean han pasado de ser algo que veíamos en las películas de acción y espías a un escenario más en las disputas entre naciones.
Mientras tanto en la otra punta de Europa los medios de comunicación y la CNMV alertaban de los peligros de confiar en los consejos de Mundo Crypto y sus macro celebraciones lucen figurantes de tercera haciéndose pasar por jeques saudíes. Los chiringuitos financieros que orbitan alrededor de los nuevos ladrones de guante blanco roban millones tras una sonrisa perfecta, deportivos de lujo y presumir sin pestañear que nos liberan de la “dictadura de los bancos”.
Es hora de entender que las reglas del juego han cambiado y da lo mismo hablar de una cruenta guerra o del mercado financiero, el cibercriminal no es un delincuente romántico o el “pagafantas-cerebrito” de las películas de acción. Es un nuevo ente complejo que hay que analizar científicamente.
Para entender las dimensiones de este salto cualitativo a la hora de un enfrentamiento en el campo de batalla, podría compararse con la Primera Guerra Mundial y el modo en el que las Brigadas de Caballería Ligera británica quedaron obsoletas e indefensas ante la nueva forma “industrial” de matar: ametralladoras, obuses, carros blindados y tácticas de guerra donde el gas mostaza se deslizaba con el viento.
Quantum Babylon
Quantum Babylon es una entidad social de desarrollo y asesoramiento tecnológico y a través de este espacio pretendemos explicar de forma amena sobre los retos tecnológicos presentes y futuros a los que nos enfrentamos. Podéis conocer más de nosotros entrando a nuestra web www.quantumbabylon.org
Ahora existe un nuevo dominio para librar este tipo de guerras y no es otro que el ciberespacio; que tras tierra, mar, aire y espacio se ha ido ganando su sitio gracias a la exponencial evolución tecnológica desde aquel proyecto germinal conocido como Arpanet. A diferencia de los anteriores, el actual escenario digital nos obliga urgentemente a un cambio de prisma con el que poder percibir el mundo actual y sus riesgos, donde además los límites entre delincuencia y guerra se desdibujan.
Ahora en vez de bellas Mata Haris tenemos a “HackYourMom”, un grupo ucraniano dedicado a crear perfiles falsos de mujeres con el fin de interactuar con soldados rusos y así conseguir que facilitaran su ubicación en tiempo real. De la misma forma, la “desinformación digital” en esta guerra han provocado más de un dolor de cabeza en las respectivas Agencias de Inteligencia, incluidos despidos como el director del Servicio Secreto ruso (FSB) antigua KGB, Adrei Baseda.
En todas las situaciones mencionadas, existen una serie de métodos para llevarse a cabo, pero no todos los ciberhacker son ciberdelincuentes, persiguen los mismos fines o tienen la misma motivación. Es aquí donde aparecería lo que se denomina “Cyber Criminal Profiling” o Perfilación Criminal Digital.
Esta nueva disciplina surgida hace pocos años, viene de la mano de la progresiva instauración en nuestra vida cotidiana de Internet, la inmersión virtual y la hiperconectividad, pero primeramente es necesario diferenciar entre hacker y cibercriminal.
El término “hacker” tendría su origen en el de sobra conocido Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) durante la década de los 60 donde los alumnos más inquietos trabajaban sin descanso con el fin de poner a prueba los límites tecnológicos en la seguridad y fiabilidad de los sistemas de su época; pero no sería hasta dos décadas después cuando se popularizó el término para relatar un serie de intrusiones no autorizadas por medio de dichas técnicas y que llevó al surgimiento de una nueva corriente denominada como ética del hacker ó “nética”.
Desde entonces una difusa línea ha ido diferenciando al criminal experto en el ciberespacio de aquellos que nos advierten y protegen de sus acciones. Y es que actualmente la criminalidad en el ciberespacio es muy variada, desde el campo de lo social con los delitos de odio (como el cyberbullying y ciberstalking) hasta los intereses políticos y económicos, pasando por el fenómeno de la posverdad que tanto dio que hablar en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016.
Vemos que existirían una serie de variantes desde el deseo de enriquecimiento más descarnado al aspecto político y de carácter instrumental. Desde lo que serían agresiones entre Estados-Nación como los sufridos por los países bálticos desde que se inició el conflicto entre Rusia y Ucrania; los que se conocen como actos de “hacktivismo” siendo estos determinados movimientos de carácter social como en su día fueran Anonymous y Wikileaks, donde la línea que diferencia al hacker del ciberdelincuente se altera según el bando afectado, y lo que se conocería como los mercenarios de la red grupos que se postularían para realizar diversas actuaciones a cambio de un pago o rescate.
De la misma forma que la población en general, muchas empresas realizaron un éxodo digital, abrupto y descontrolado en un nueva “fiebre del oro” y los delincuentes vieron una gran oportunidad para cambiar su modus operandi, tanto los malhechores individuales como los que operaban en grupo, se dieron cuenta de las potenciales debilidades y dieron rienda suelta a su “creatividad cibernética”.
Y finalmente se visibilizó una situación que existía desde hacía tiempo pero que todavía no había llegado al público en general. Casos como un secuestro de datos (rasomware) a un hospital en Alemania en 2020 o un ciberataque a la Universidad Autónoma de Barcelona en 2021 revelaron hasta dónde podría verse afectada la vida cotidiana.
Aún así, no nos engañemos, muchos de los ciberdelitos no son más que una extrapolación de las agresiones e infracciones que sufrimos en nuestra vida cotidiana trasladados al ciberespacio, por lo que al final el delincuente que nos invita a invertir en la próxima criptomoneda milagrosa no deja de ser el mismo tipo de individuo que nos vendía acciones de empresas ruinosas en otras épocas.
Así que finalmente, volviendo a la Perfilación Criminal Digital, podría decirse pues que su razón de ser sería muy parecida, y es que no sería más que una adaptación virtual de la perfilación criminal más clásica surgida en los sótanos del Cuartel General del FBI en Quantico (Virginia). El concepto podría delimitarse de la siguiente forma: “una generación de base de datos mediante los casos ocurridos, la motivación, el modus operandi y el fin en sí mismo del ciberdelincuente”.
Al final todo cambia para que nada cambie
Es necesario entender que el mundo está en constante evolución y dicho contexto se acelera de forma exponencial en el ciberespacio, por ello es necesario una constante renovación y actualización de las líneas marcadas por este campo de reciente creación. Prueba de ello serían las nuevas empresas dedicadas a la investigación, mediación y resolución de dichos escenarios, como la española CounterCraft que ha llamado la atención del Pentágono.
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