Descontrol, vómitos y alcohol a plena luz del día en calle Beatas, en Málaga
Vecinos denuncian que la fiesta se traslada al día con numerosos clientes incumpliendo las medidas antiCovid y bebiendo de pie en la calle
Alcohol, vómitos, orín, descontrol y escasa distancia social entre consumidores en plena pandemia, cuando Málaga capital ha pasado solo hace dos semanas a estar en riesgo medio de transmisión del Covid-19. Ese es el escenario que dibujan los vecinos del Centro Histórico consultados por este periódico, que aseguran que la fiesta, prohibida desde las 21:30, cuando la hostelería echa las persianas, se traslada a ciertas calles a plena luz del día. “Hay discotecas que se han reconvertido en bares. No sé cómo los dejan abrir”, explica una de las residentes de calle Beatas, que este fin de semana ha sido ejemplo paradigmático de la flexibilización de medidas para frenar los contagios del virus. “Esta calle es una ciudad sin ley, un embudo, porque es larga y estrecha y –los clientes de algunos bares– se colocan uno al lado del otro. Están de pie, como en un botellón, con sus bebidas”, denuncia la mujer.
Su queja está dirigida no solo a la clientela sino también a los dueños de determinados negocios, a los que pide responsabilidad. Porque las imágenes de la céntrica vía que estos días circulan por las redes sociales no son, sostiene, exclusivas del pasado fin de semana, sino que vienen sucediéndose desde que el pasado 5 de marzo la ostensible mejoría de los datos sanitarios registrados en Málaga permitiera la apertura de los bares y comercios de la capital –entre otras muchas localidades- hasta las 21:30. “Ahora es el despiporre porque la gente no corta. Llevan bebiendo desde las 12 del mediodía. Es la noche llevada al día. Hay sensación de peligro al ver a gente orinando, bebiendo y vomitando. Antes ocurría más tarde pero ya hablamos de las 6 y 7 de la tarde. Hasta las 10 y pico hay gente dando vueltas. Ya no salgo los sábados con los niños”, se lamenta esta vecina desde el anonimato.
En su caso, vive la nueva normalidad “con miedo”, pero también con “impotencia” porque, como muchos otros, reconoce estar “cumpliendo” y renunciando a ver a su familia, que reside fuera de la provincia de Málaga. Su testimonio es corroborado por otro vecino, también sorprendido por la relajación de las restricciones en calle Beatas, y se muestra convencido de que muchos consumidores llegan desde otros municipios de la Costa del Sol donde la hostelería tiene prohibido seguir abierta pasadas las 18:00. “Deberían permitir a Torremolinos y Benalmádena cerrar más tarde para que Málaga no se congestione”, opina.
Al respecto, cabe recordar que el pasado viernes el alcalde de Torremolinos, José Ortiz, denunciaba el “agravio ocasionado por la Junta de Andalucía” hacia esta localidad, con datos de incidencia acumulada que entonces eran los “más bajos de la Costa del Sol por segunda semana consecutiva”. Y de ahí que insistiera en ampliar el horario de comercio. También la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos) destacaba el caso de Torremolinos y lo tachaban de “sangrante”, al tiempo que rechazaban el “establecimiento de controles por distritos sanitarios”, al generar “un grave perjuicio” a numerosos pueblos.
El presidente de la Asociación de Vecinos Centro Antiguo, Alfonso Miranda, resalta que la preocupación va más allá de calle Beatas y que el centro de Málaga “ya está como antes”. “Medidas reales no hay ningunas, teóricas las que quieras”, remacha. Para reconducir una situación que ya se torna insostenible para algunos, aboga por que la Policía patrulle la zona con una mayor frecuencia para velar por el cumplimiento de las normas. “Es un problema de sanidad pública”, apostilla. Asimismo, se refiere a la gran cantidad de mesas con licencia en el centro. Y como ejemplo de ellos se refiere a calles como Calderería, “donde hay hasta música”, y la plaza de las Cofradías, “rodeada por mesas”, pese a que el Ayuntamiento la diseñara “para que los niños jueguen”.
“Los vecinos no podemos hacer de fiscales”
El portavoz de los vecinos del Centro Histórico afirma que a ellos no les corresponde hacer “permanentemente de fiscales”. Porque entiende que los profesionales de la hostelería, como otros sectores, “están con el agua al cuello”. Es el Ayuntamiento el que no debe incurrir en “dejación de funciones” y denuncia el “llamamiento” que, a su juicio, suele hacer el alcalde a “llenar Málaga para salvar una economía que considera que es la que la ciudad necesita”.
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