Diana Navarro: La artista que rescató a la mujer
Diana Navarro | Cantante
Una niña que soñaba con ser artista. Una artista con alma de niña acude con nosotros a TheSuite Bar, en la terraza del Hotel Málaga Palacio
Málaga/Les adelanto ya que la crónica de hoy viene cargada de emociones. Emociones que Diana Navarro regala en sus actuaciones, en la vida cotidiana, en cualquier momento. En esta entrevista. Vamos a conocer un poco más de su vida interior, la más personal. Porque ella así lo ha permitido. No se la pierdan, les aseguro que merece la pena.
El restaurante: The Suite Bar
Para tal ocasión realizamos esta entrevista en un lugar habitual de nuestra invitada, The Suite Bar en la terraza del Hotel Málaga Palacio. Era como estar en casa. Allí nos recibió su director y amigo, Jorge González, recientemente nombrado mejor director internacional de la cadena Marriott, todo un lujo para todos nosotros.
Andaba de auténtica locura con todo lo relativo a la Semana de Cine por lo que le agradecemos desde esta sesión el tiempo que nos dedicó. Allí nos dejó en las magníficas manos de su jefa de sala, Vanesa Mata, así como del chef Joaquín Muñoz, quien se encargaría de hacernos disfrutar de una muestra de su buen hacer. Un total de 15 personas atienden estas magníficas instalaciones que dan prestigio a nuestra ciudad. La comida estuvo a la altura de nuestra invitada. Ahora les narro.
La invitada: Diana Navarro
Andábamos con el tiempo muy medido ya que inmediatamente partía Diana para Madrid donde se encuentra inmersa en la grabación de su último disco que verá la luz, si todo marcha como debe, en el mes de septiembre. Y le pregunté por sus idas y venidas continuas.
Muy personal
Malagueña del barrio de Huelin donde compartió infancia con sus cuatro hermanos mayores y sus padres, José y Tadea, de los que ha heredado el amor por cantar y la humildad que atesora. “Tanto mi padre como mi madre se cantiñeaban muy bien, aunque si destaco a alguien en ese sentido es a mi hermana Encarni”. Y Diana no puede evitar ilusionarse cuando habla de su hermana mayor. “Encarni es mi ídolo. Ella siempre cantó muy bien desde pequeña, mejor que yo, pero su personalidad le hacía respetarlo demasiado todo, tardó más en lanzarse que yo, pero su camino está ahí. Confío en que pronto va a llegar su gran momento. Tiene mucho talento”. Y hablamos de sus comienzos. “Yo era una niña que cantaba a todas horas. Le cantaba a mi Virgen del Carmen de los marineros. Sigo siendo en parte esa niña de barrio. Después, un poco más mayor iba con mi carrito, la bata de cola, el minidisc y el micro, a cantar por las peñas. He recorrido pueblos, he participado en concursos, todo para cantar, de verdad. Le estoy muy agradecido a Pedro Gordillo su dedicación a mí. Me ayudó muchísimo a formarme en aquella etapa de mi vida. Sé que hoy continúa ayudando a mucha gente que quiere abrirse un hueco en el mundo del cante y la copla”. Sin duda Diana es una mujer intensa. “Yo me dejo el alma hasta para hacer la compra. Nunca hago nada a medias”. Y continuamos un rato más hablando de sueños, de viajes en el tiempo. Le encantaría haber conocido a Bob Marley y estar con él en aquel concierto en el que reunió a gente de ideologías totalmente enfrentadas. Por la paz. “La música lo consiguió. Somos permeables, somos vibración. La música es la vida misma”. Así es Diana Navarro, una mujer que sigue cada día las huellas que una niña dejaba sobre la arena de la playa, en el rebalaje, frente a su casa, mientras soñaba con ser artista.
“Yo vivo en Madrid, en Malasaña, vamos que soy malagasañera, [risas] – le encanta a Diana eso de inventar ingeniosas y divertidas palabras-, pero cada vez que puedo regreso a Málaga”. Y le pedí que me hablase de Diana Navarro. “[Silencio] Vamos a ver. Yo diferencio mucho a Diana Navarro la artista con la Diana, la niña de Huelin. Diana Navarro es una artista multidisciplinar que se ha forjado a ella misma.
Ella, Diana la artista me ha dado muchas alegrías, pero un día la Diana dejo de amarse y todo se convirtió en tonos grises, negros·” Inevitablemente una sombra de tristeza aparece en los alegres y vivos ojos de Diana. “Fue un periodo muy difícil en mi vida. Pero la artista salvó a mi persona. Cuando me retiraba de un escenario me encontraba sola, encerrada con mis miedos, mis inseguridades. Se me veía la pena a chorros. Siempre con los ojos tristes. Un día decidí que todo tenía que cambiar. Y crecí personalmente. Fue todo un tránsito en mi vida”.
Pero aquello ya pasó y hoy se ve de nuevo una Diana radiante y feliz. “[Risas] Claro. Diana es ahora una mujer adulta, eso sí, con alma de niña, que cuida mucho de su familia, que valora por encima de todo la libertad y la independencia”.
Parece que estuvieses tocada por una varita mágica, por algo divino. “No, no estoy tocada por una varita mágica, pero Dios me ha dado una voz que he sabido trabajar. Pero no me siento distinta por ser artista. Valoro mucho a la gente que se levanta de madrugada para ir a trabajar, muchas veces trabajos muy duros y hasta ingratos. Mi trabajo es muy duro, pero amable”. Está claro que disfrutas con tu trabajo. “Por supuesto, siempre. Mi trabajo son las emociones. Me encanta emocionar al público. Con la emoción se aprende. Es la base de todo. No sé hacer algo si no emociono y empatizo con los demás. Claro, eso a la vez hace que a veces sufras mucho, pero merece la pena “. Lo de Sola fue un fenómeno extraordinario.
¿Viviremos otro Sola? “Ojalá. Sola me ha dado muchas alegrías. El trabajo me ha hecho evolucionar y continúo evolucionando por etapas. [Silencio] Habrá un momento en que envejeceré, y llegado ese tiempo espero hacerlo dignamente. La humildad es algo básico en la vida y la mía, mi humildad, no es impostada, la traigo desde la cuna”.
Sinceras y bellísimas palabras de Diana. ¿Has vivido en las nubes? “Claro, tuve mi momento en las nubes, fue inevitable. Cuando estás cantando desde niña y de pronto vendes cientos de miles de discos te ves arrastrada. Creo que nunca volveré a estar en las nubes, aunque nunca se debe decir de esta agua no beberé. Mantengo mi ilusión infantil y eso me hace luchar día a día. Mi carrera es muy bonita y soy muy feliz con ella”. Has hecho tus pinitos en el cine y dicen que no lo haces nada mal. Igual un día nos sorprendes con un Goya. [Risas]
“¡Ojalá! Me encantaría tener un Goya, más que un Óscar, de verdad. Prefiero lo nuestro. Si me dan la oportunidad… Ahora mismo soy una actriz en proyecto. Me encantaría hacer una película con Antonio Banderas y ser dirigida por Pedro Almodóvar. Hablamos dentro de unos años [risas]”. Y con tanto ajetreo, tanto concierto y viajes ¿sientes haberte perdido cosas en la vida? “A pesar de todo lo vivido no creo haberme perdido nada en la vida. Estoy muy segura de mi misma y sigo confiando en los demás. De entrada todo el mundo es bueno, aunque a veces me he equivocado. Yo me equivoco mucho. Merece la pena. Prefiero equivocarme a estarme quieta. Errar es bueno, se aprende. En la vida nunca se pierde: o se gana o se aprende. La inteligencia emocional se tenía que enseñar en los colegios. La asertividad, la empatía, yo la llevo de serie”.
Interesante reflexión de una mujer que tuvo que sufrir para aprender. Que nunca perdió y continúa siempre soñando. “Me gusta hacer lo que digo, pienso y siento. Creo que he sabido madurar. Yo era muy feliz cuando era más ignorante. Entonces era muy atrevida y es que la juventud da eso”.
La comida
El descorche de una botella de blanco Capuchina Vieja acompañado de una bandeja de jamón ibérico y de queso semicurado de cabra rondeña sirvió para comenzar con la comida. Todo ello acompañado por unas láminas de pan crujiente y aderezo de tomate y aceite que nos hicieron disfrutar del entrante. No quise parar en ningún momento las reflexiones, porque eso es lo que eran, con que me estaba sorprendiendo Diana.
¿Con quién te gustaría compartir escenario? “Con mucha gente. Y muy variada. Muchas veces sueño, qué raro ¿no? [risas], con que me toca la lotería y organizo un concierto y canto con Lady Gaga, Ana Belén, Beyoncé, con todos ellos me gustaría cantar. Y con Camarón, y Juanito Valderrama”. Mientras Diana desgranaba una lista interminable de nombres, dejaba escapar esa sonrisa que uno imagina de la niña que soñaba con ser artista, como esos astros con los que le gustaría cantar, como es ella misma.
Un carpaccio de carabineros sobre una base de avellanas y espárragos trigueros nos hizo retomar la comida y disfrutar de tan extraordinario plato. ¿Qué no soportas en la vida? “[Silencio] Sin lugar a dudas la mentira, ni la injusticia y el abuso de poder. Aunque ¿sabes? Se puede perdonar todo. No consigo ser borde con nadie. Me gusta ser amable. Claro que tengo un mal día como todo el mundo, pero es eso, un mal día”. Para el plato que venía a continuación, Vanesa abrió una botella de El Arquitecto, vino de producción propia de bodegas Lara, riquísimo, que maridó a la perfección con el canalón de chivo malagueño sobre puré de castaña con que nos sorprendió Joaquín. Un plato original y extraordinario.
Le pedí a Diana que le enviase un mensaje a todas y todos los jóvenes que sueñan con ser grandes artistas. “Pues les digo que se formen todo lo que puedan, que se rodeen de buenas personas. El verdadero éxito en la vida es ser buena persona y aprender a amarse así mismo para poder amar de verdad a los demás”. Para finalizar con la comida, de nuevo fuimos sorprendidos, en esta ocasión por un postre denominado Versión de Ferrero Rocher, compuesto por una mousse de avellana y chocolate cubierto con pan de oro. Sencillamente espectacular.
Nuestras felicitaciones al chef Joaquín Muñoz por sus originales platos y a Vanesa Mata por sus continuas atenciones. A Jorge González un “hasta la vista querido amigo”. Como siempre, has sido un anfitrión sobresaliente. Cuando todavía el sol no había comenzado a declinar Diana tuvo que dejarnos. Se marchaba camino de la estación para tomar el tren que le llevaría a Madrid. Nos quedamos con la sensación de que se ha quedado mucho por decir, mucho por mostrarnos. Quizás un día continuemos. De momento disfrutemos de la madurez de una niña con un cuerpo de mujer. Hasta siempre Diana.
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