Director de la delegación en Málaga de Aqualia: “Ayuntamientos y administraciones deben darse cuenta de que el agua es el mayor problema que tienen”
Andrés Naranjo hace hincapié en que hay municipios “con aceras bonitas arriba” que no miran las tuberías y considera que “cortar el agua no es recomendable, pero se tendrá que hacer si la situación se agrava”
Así afecta la sequía a los municipios de Málaga: cortes de agua y bajada de presión
Algarrobo también corta el agua durante la noche para ahorrar frente a la sequía
La situación de extrema sequía tiene a todas las administraciones públicas aprobando restricciones y reduciendo el consumo casi a diario. Detrás de estas medidas están las empresas que se encargan de distribuir el agua a la población entre ellas que se encuentra Aqualia. Esta compañía es la gestora del Servicio Municipal de Aguas de Vélez-Málaga, Torrox, Frigiliana, Benamocarra, Archidona, Ronda y Cártama y también son socios tecnológicos en Nerja y Benalmádena. Al frente de la delegación de Málaga se encuentra Andrés Naranjo Marquina, que dirige los trabajos que la empresa realiza en la provincia y también en Granada.
–¿Qué balance hacen desde Aqualia del último año de sequía?
–Nos hemos tenido que ir adaptando a los decretos que ha ido lanzando la Junta de Andalucía. En un principio empezó pidiendo una serie de datos porque la situación de sequía no era tan preocupante como ahora, fue pidiendo más y desde Aqualia hemos ido adaptando los servicios en función de lo que pedían. De hecho el primer municipio en el que empezamos a hacer restricciones y se prohibió el llenado de piscinas, el baldeo de calles, entre otras medidas, fue en Vélez-Málaga. Todo eso es lo que ahora el resto de municipios están haciendo poco a poco.
–Proporcionan agua a nueve municipios de Málaga, ¿Cómo controlan las restricciones de cada localidad?
–En Vélez-Málaga es cierto que tienen unas características muy complejas porque desde el Rincón de la Victoria y hasta Algarrobo hay 1.000 pequeños depósitos y suministros que son de Vélez. En general, tenemos sectores muy controlados, hay unos que tienen su telecontrol, pero hay otros que para poder actuar tenemos que ir de forma presencial. Por ello, queremos integrar la tecnología en todos los servicios e intentar que este periodo tan malo que estamos pasando sirva para que los ayuntamientos se den cuenta de que el abastecimiento de agua probablemente sea el mayor problema que pueden tener.
–A la hora de realizar cortes, ¿Cómo afecta a los vecinos?
–Cuando anuncias un corte de agua, muchas personas piensan que es como la energía y si la corto, la corto para todos y que cuando vuelva a restablecerse, se hace de forma gradual en muy poco espacio de tiempo. Con el agua no ocurre así. Hay que tener en cuenta que en las zonas altas, en cuanto cortan el agua esa tubería empieza a descargarse, esa zona se queda sin agua a los 10 minutos y la zona baja sigue teniendo agua. Cuando doy el agua, donde primero va es a la zona baja y hasta que en la zona baja no se llena no empieza a subir a las altas.
–¿Habría alguna forma de que esta situación cambiase?
–Ese problema se solucionaría si se tuviera 1.000 electroválvulas repartidas por todo el servicio, pero siempre va a haber un periodo de tiempo largo de corte y eso es inevitable sobre todo para las familias que viven en las zonas altas. Después cuando llueve torrencialmente mira hacia la baja y no le ocurre nada.
–¿Su fuente de suministro en la Axarquía se basa en la Viñuela?
–Casi todos los municipios de la Axarquía se abastecen de la Viñuela y cuando el embalse en julio del año pasado tuvo que hacer una reducción de los caudales que aportaba a los distintos municipios, algunos tenían captaciones propias y se completaba el abastecimiento con esto. Eso sí, Aqualia abastece a la baja porque Axaragua, que es el ente creado por la Mancomunidad de Municipios de la Axarquía, es la empresa que opera el suministro en alta, es decir, desde que sale el agua de la Viñuela, se trata y se envía por unas conducciones generales hasta los suministros que hay en la costa desde Torrox hasta Rincón de la Victoria. La Junta hace poco hizo unas obras de conexión de agua de Málaga y de los pozos del río Chillar porque el embalse de la Viñuela está prácticamente muerto, tiene muy pocas reservas y a medida que va bajando la calidad del agua se va deteriorando.
–Para captar más agua del pantano también se ha instalado una toma flotante
–La toma flotante es para poder sacar agua de las capas más superficiales donde hay mejor calidad y abastecer en parte, pero aun así el agua que se puede sacar de ese embalse no podría abastecer a toda la población de la Axarquía.
–¿Podrán las últimas obras hídricas abastecer a toda la población?
–No solo hay que pensar en el agua para abastecer durante una semana o un mes. Hay que pensar en que si no llueve, esas reservas poco a poco se van agotando y no se puede llegar a que no haya ni un litro de agua. De ahí que se estén haciendo todas esas obras para olvidarnos del embalse de la Viñuela y buscar otras fuentes de suministros. El problema está en que la sequía no solo afecta a la Axarquía, aunque es la zona más perjudicada. Puede que llegue el momento en que Málaga restrinja el agua que manda a la Axarquía. La solución lógicamente para todos estos problemas es que llueva. A mi juicio, hay que sacar una lectura de esta sequía y es que las infraestructuras tienen que acompañar a la demanda de agua que va a existir para toda la población.
–¿Qué otras fuentes de suministros tienen, aparte de los pantanos?
–Principalmente el agua subterránea que se puede captar y algunos pozos que están cerca del mar. El problema es que tienen una conductividad muy alta y son agua salobres, esto significa que tienen contenido en sales que aunque la reglamentación nos permite suministrar hasta 2.500 microsiemens de conductividad, un agua salobre puede llevar hasta 5.000 o 6.000. Por ello creo que existen plantas desalobradoras que se podrían instalar en esos sondeos con conducciones altas para poder abastecer a la población.
–También se deben prevenir las pérdidas de agua y las fugas en las redes de abastecimiento.
–Sí, principalmente hay que controlar el rendimiento de la red. Hay cosas que hacen que ese rendimiento empeore, una son las fugas y otras son los fraudes que se hacen en los domicilios o en determinados sondeos por personas que ponen algún tipo de elemento para poder coger agua. Para controlarlo tenemos un sistema de digitalización de las redes que estamos gestionando donde podemos saber en función de los clientes que hay, que consumos están teniendo. Cuando vemos que hay un consumo mayor a la media habitual salimos a buscar fugas.
–Y esa agua no registrada, ¿Cómo se controla?
–Tenemos inspectores que están buscando fraudes, otros van buscando datos y buscando averías, pero también hay que tener en cuenta que las redes no son eternas. Existen poblaciones en las que se ha mirado más poner el acerado bonito arriba y no mirar las tuberías de abajo. Para tener un sistema de abastecimiento sólido es necesario invertir en él, no acordarnos solamente cuando falta el agua.
–¿Qué rendimiento sería el adecuado para un sistema?
–Teniendo un rendimiento que en torno al 75 y 85% consideramos que está bastante ajustado a las gestiones que se hacen. Siempre con un 20% de margen que pueden ser fraudes que se hagan, consumos que se dan porque el contador ha dejado de funcionar o fugas. Los grandes consumidores los tenemos controlados y el pequeño consumidor domiciliario es al que poco a poco queremos ir introduciendo el telelector para tener mejores lecturas de los contadores.
–Económicamente hablando, el agua tiene un precio, ¿es justo ese importe?
–El precio del agua yo soy partidario de que debe reflejar el gasto que representa. Nosotros muchas veces pedimos una reglamentación clara para que se puedan establecer diferentes índices de precios. Al final cada ayuntamiento fija las tarifas en función de cómo quiere el servicio. El problema está en que el ciudadano cuando abre el grifo no se da cuenta del trabajo que hay detrás. Ahora mismo el precio medio en España está rondando el 1,5 euros el metro cúbico. Estoy convencido de que si no hubiese agua, la población estaría dispuesta a pagar entre siete u ocho euros por metro cúbico. El agua es un elemento que entre toda la sociedad tenemos que cuidar para que realmente podamos hacer un uso racional de ella.
–Actualmente, la situación es crítica en la provincia, está en extrema sequía.
–Hay que pensar también que tenemos un déficit de agua importante. Hay que crear infraestructuras para que la economía no se resienta ante estos fenómenos de la naturaleza. Tenemos un recurso inagotable que se llama mar, sí, pero también hay que saberlo tratar. Debemos ser realistas para que la población sea consciente de la situación. Se están buscando soluciones para intentar alargar lo máximo posible esas reservas de aguas que tenemos. El problema es que si tenemos una primavera seca, en verano vamos a tener un gran problema. Cortar el agua no es una medida recomendable pero es una medida a la que se tendrá que llegar si la situación se agrava más.
“La desaladora vendría bien a todo el sistema, pero son instalaciones muy complejas”
La desaladora de la Axarquía es uno de los proyectos más demandados en los últimos años por la población de esta comarca ante la sequía. Sobre ella, Andrés Naranjo Marquina, director de la delegación de Aqualia en Málaga y Granada, asegura que “vendría bien a todo el sistema”, pero su principal problema es que son unas instalaciones “muy complejas” para las que se deben estudiar en profundidad su impacto ambiental, ubicación, suministros energéticos y su captación de agua.
Las obras de esta infraestructura las va a acometer la empresa estatal Acuamed, quien se encargará de toda la tramitación administrativa relativa al proyecto, licitación, adjudicación y ejecución de las obras, según aseguró la Junta de Andalucía hace unas semanas, cuya información le proporcionó el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco). Para llevarla a cabo, el Gobierno va a invertir 100 millones de euros y la Junta ya ha enviado la documentación para la puesta a disposición de los terrenos donde se ubicaría esta infraestructura hídrica.
Por su parte, Naranjo remarca que una desaladora al hacerla de manera urgente “puede estar lista en un año y medio o dos años”, pero incide en que antes de empezar la obra se deben tramitar diferentes permisos “que hacen que se prolongue en el tiempo”.
“La sociedad dice que debería ser inmediato, pero si hay una parcela por la que tienen que pasar una tubería, deben expropiar el terreno, indemnizar al propietario… es complicado”, explica el director de Aqualia en Málaga. También añade que, bajo su punto de vista técnico, se debe hacer esta infraestructura asegurándose de que no tenga un impacto negativo a posteriori.
A su juicio, uno de los principales problemas a los que se enfrenta la Costa del Sol es que “tiene un desarrollo poblacional urbanístico muy importante con mucha demanda de turismo y de agua”. Además, al observar el estado de los embalses en general remarca que “con la demanda que existe queda muy justo para un año”. Por ello considera que hay que pensar en otras fuentes de abastecimiento. Sin considerar que se deban hacer nuevos embalses, sino buscar conexiones con otras cuencas, agua subterráneas, pozos u otras formas de aumentar las reservas que ya tenemos o, por ejemplo, instalando las desalobradoras portátiles.
A su vez, también considera que los ayuntamientos deben ir concienciando a la población. “Los municipios que nosotros gestionamos han prohibido el riego, han cortado el baldeo de calles y están regulando el consumo en los edificios municipales, pero la población no es consciente de ello”, según Naranjo. Por lo que se deben “tomar diferentes acciones” para informar a la población porque “en una vivienda mientras abran un grifo y salga agua, no van a darse cuenta de nada”.
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