Distrito Zeta, el nuevo barrio de Málaga inspirado en los adolescentes de finales de los 90

La ‘ciudad’ dará cabida a casi 3.500 viviendas en el sector de Sánchez Blanca, un vacío urbano a menos de 5 minutos de la zona universitaria de Teatinos

Los trabajos acabarán en el verano de 2023, cuando se entregarán las primeras residencias

Infografía de la promoción Distrito Zeta

¿Imaginan un barrio donde cada vecino pueda apadrinar un árbol, tener un sistema de entrega de paquetería a través de drones, usar energía eólica con la recarga de dispositivos móviles o canjear puntos por cada acción solidaria? Esas son algunas de las iniciativas que pretende hacer realidad Distrito Zeta, la nueva ‘ciudad’ cuyo nombre está inspirado en los adolescentes que nacieron a finales de la década de los 90 hasta el comienzo de este milenio.

Con una inversión de entre 35 y 40 millones de euros, el barrio dará cabida a casi 3.500 viviendas (de ellas unas 1.100 de VPO) en el sector de Sánchez Blanca, un vacío urbano a menos de 5 minutos de la zona universitaria de Teatinos. Se convertirá, según la firma Urbania International, en la mayor área de expansión de Málaga capital, con una extensión de más de 66 hectáreas y 70.000 metros cuadrados de zonas verdes. La previsión es que los trabajos de urbanización en este espacio de la ciudad terminen en el verano de 2023, cuando se comenzará a entregar las primeras residencias, donde podrían habitar unas 8.000 personas.

Legos hechos por los niños que simulan Distrito Zeta

Durante la presentación, el arquitecto del proyecto, Víctor Troyano, y la responsable de marketing y comunicación, Cristina López, explicaron que Distrito Zeta nace para ser “un barrio para todos”, al que se le otorgará “un sentimiento de comunidad”, lo que permitirá generar un “vínculo emocional” con sus vecinos. El proyecto, orientado como un nuevo modelo de ciudad diseñado sobre paradigmas urbanos de sostenibilidad y el concepto ‘Smart City’, se nutre de las sugerencias propuestas por adolescentes de la llamada Generación Z, entre ellas una zona para interactuar con objetos animados de realidad aumentada y, así, poder contar, por ejemplo, con una estación de Pokémon o Minecraft.

Recoger al niño del vecino tendrá puntos

La iniciativa se propone además que el barrio cuente con un sistema de entrega de paquetería a través de drones y se implantarán los llamados Zeta Coins, un programa en cuya elaboración están colaborando estudiantes de la Universidad de Málaga. “Cada vez que alguno de los vecinos haga una acción solidaria, como recoger a otros niños del colegio o regar las plantas, recibirán puntos que podrán canjear en comercios locales o en transportes de movilidad sostenible”, detalló el responsable del proyecto.

El espacio diseñado por Urbania International tendrá además huertos urbanos en los que los residentes dispondrán de su propia despensa ecológica. Cada persona que esté interesada apadrinará un árbol, con una placa que recordará la fecha de la gesta.

Los responsables del proyecto están desarrollando también una app a través de la que se permita interactuar a los vecinos para organizar quedadas con sus mascotas, fiestas de cumpleaños o reservar una pista de pádel. El barrio aspira a ser el primero de Málaga en contar con una instalación de 5G, con el propósito de mejorar las condiciones del teletrabajo. Habrá también señales inteligentes que informarán sobre la situación meteorológica y del tiempo que supondría determinados trayectos a pie o en bicicleta.

Distro Zeta quiere además "mejorar la experiencia de tirar la basura", para lo que se integrarán plantas aromáticas y barreras acústicas enfocadas a evitar que el sonido llegue a los residentes que viven más cerca de los contenedores.

El arquitecto del proyecto también destacó la importancia de controlar “punto a punto las farolas”, de manera que a partir de una determinada por la noche se disminuirá su intensidad lumínica, que irá aumentando cuando se detecte trasiego de personas. El objetivo es además que la iluminación de estos sistemas no afecte a las aves que puedan anidar en árboles, con lo que se reducirá la intensidad de la luz y, con ello, se evitarán sombras “y el mal uso del alumbrado”.

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