Ecologistas advierten del colapso hídrico que pueden provocar los subtropicales en la Axarquía

Gena edita un libro, resultado de una investigación desarrollada durante cuatro años

Aprueban el uso de agua regenerada para los cultivos en la Axarquía

Una de las plantaciones de subtropicales de la Axarquía. / M. H.
EP

07 de octubre 2020 - 20:17

Vélez-Málaga/Los ecologistas han vuelto a advertir del riesgo de que se produzca un colapso hídrico en la Axarquía por el aumento de subtropicales. En un libro titulado La burbuja de los cultivos subtropicales y el colapso hídrico de la Axarquía, el Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía, GENA-Ecologistas en Acción muestra el resultado de una investigación desarrollada durante cuatro años y que, entre otras cuestiones, aborda la problemática del déficit de agua en esta comarca malagueña y la incidencia que en ello tiene el incremento de explotaciones dedicadas al subtropical.

En la redacción de la obra, además del presidente de GENA, Rafael Yus, que ha ejercido como coordinador, han participado varios colaboradores, entre ellos un geógrafo, un historiador y un topógrafo, que han dado forma a un libro con 640 páginas y profusamente ilustrado con fotografías y gráficos, cuya pretensión es ahondar en los "profundos cambios" sufridos por el sistema agrario de la comarca en los últimos años.

Yus ha recordado en un comunicado que dichos cambios ya llevaron a GENA a denunciar en 2016 "que en la Axarquía se había producido una burbuja económica con los subtropicales a costa de un incremento brutal de desmontes y de consumo de agua, cuya tendencia llevaría a lo que calificábamos como colapso hídrico, es decir, cuando la demanda de agua supera a la oferta".

Según ha detallado, el libro aborda a lo largo de varios capítulos diferentes cuestiones alusivas al sistema agrario de la Axarquía, al clima de la comarca, a sus recursos hídricos y la explotación de los mismos a lo largo de la historia, al auge del cultivo del mango y el aguacate, a su atractivo económico y a sus consecuencias sociales y ambientales.

La parte más relevante de la obra es, según ha apuntado Yus, la que se centra en el impacto ambiental de estos cultivos en diferentes vertientes, empezando por la alteración de la propia morfología del paisaje "por la tendencia a allanar el relieve con grandísimos movimientos de tierra y rellenos de vaguadas", así como la pérdida de suelo.

"Se han tomado como referencia los estudios sobre estas prácticas en los mismos cultivos en la costa granadina para fundamentar el daño que están produciendo aquí, especialmente por el aumento de la erosión, la pérdida de nutrientes y materia orgánica del suelo, todo lo cual conduce a un empobrecimiento progresivo del solar y pérdida de productividad", ha asegurado el coordinador.

Otro impacto en el que se detiene el libro es el "aumento vertiginoso" de suelo dedicado a cultivos de regadío, "convirtiendo cientos de hectáreas de secano en regadío, usando un agua que estaba destinada exclusivamente para zonas en regadío situadas por debajo de los 140 metros de cota que marca el Plan Guaro".

Según los estudios que recoge la publicación, esta tendencia ha desembocado en un notable incremento del consumo de agua en la comarca, que sumando el consumo urbano, ganadero, agrícola y de golf excede en más de 14 hectómetros cúbicos al año las previsiones de la Cuenca Mediterránea Andaluza.

Para Yus, esta cifra "supera ampliamente los recursos anuales que la autoridad del agua dispone para esta comarca y confirma nuestra hipótesis de que al ritmo de crecimiento del regadío estamos en las puertas de un colapso hídrico con graves consecuencias tanto para la población como para los propios agricultores de la zona, que verán perderse sus inversiones".

Frente a esta problemática, el libro dedica un último capítulo a reflexionar sobre las alternativas, tales como el uso de aguas regeneradas, el aumento de la eficiencia del riego, el uso de variedades menos exigentes de agua, la técnica del riego deficitario "y solo en situaciones muy graves recurrir a la desalación marina".

"En modo alguno compartimos la demanda de trasvase de agua porque eso genera tensiones interterritoriales y porque ello provocará un efecto llamada para nuevos incrementos de regadío, en un círculo vicioso que solo pararía la crisis hídrica de toda la cuenca", ha finalizado Yus.

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