Encarni Navarro: Esencia de Málaga, donante de alegría
La reina del Pimpi nos aporta un aire desenfadado y alegre en esta última crónica del año 2019
Almorzamos con ella en el Palomar del Pimpi
Málaga/Un sueño: desde lejos, por la calle Alcazabilla viene Encarni Navarro con su vestido de lunares, tacones y su inconfundible pelo rizado. Las sonrisas que va regalando a todas las personas con que se cruza son capaces de anular hasta la luz del sol que sestea sobre la Alcazaba y el Teatro Romano. Como una aparición estelar. Abriendo paso sin pedirlo. Paso pues, que llega la reina del Pimpi.
Esta será la última crónica del año 2019, y para tan especial momento nadie mejor que una mujer que, como los servicios de urgencia de hospitales, debería estar de guardia, en su caso para mejorar el espíritu de las personas. Los que han tenido la oportunidad de disfrutar de sus espectáculos, dentro y fuera del Pimpi, pueden dar buena fe de lo que digo.
Una artista de los pies a la cabeza que pide paso con urgencia en el tortuoso y a veces complicado mundo del espectáculo. Ha sido un encuentro muy especial, a pie del propio escenario donde todas las semanas trabaja: el Palomar del Pimpi. Allí, bajo la mirada directa y socarrona de Pablo Picasso, como enterándose de lo que hablábamos justo a su lado, realizamos este encuentro. No se lo pierdan.
El restaurante: El Pimpi
Como decía, para este último encuentro del año escogimos uno de los lugares más famosos, si no el que más, de la hostelería malagueña: El Pimpi.
Quiso Pepe Cobos, hijo, nada más conocer este encuentro, que se hiciese en aquel lugar tan querido por nuestra invitada. Y en el Palomar nos aguardaba para recibir personalmente a Encarni Navarro, como si fuese la primera vez que pisaba aquel espacio.
Cuenta este histórico establecimiento en la actualidad con una plantilla de 160 empleados en dos turnos de 80 personas. Treinta en cocina y cincuenta para atender salones y terrazas. Todo ello bajo la coordinación de Pablo Gonzalo como gerente del establecimiento.
Para dar servicio a las casi 8.000 comidas que se dan en el establecimiento, cuentan con un chef general, Andrés Romero y con Pablo Vega como chef del Pimpi. Su cocina continúa siendo la tradicional malagueña con algunos platos de diseño propios. Y en todo momento estuvimos atendidos por un profesional como es Pablo Valenzuela. Fue toda una experiencia gastronómica.
La invitada: Encarni Navarro
Llegaba Encarni de Marbella donde acababa de terminar una de sus zambombas navideñas. En esta época del año le faltan horas para poder acudir a todas las peticiones que tiene para disfrutar junto a ella y su grupo de un acontecimiento tan navideño. Y en el Palomar del Pimpi iniciamos este encuentro. Quiero hacer constar que es Encarni una persona reacia a hacer entrevistas.
Imagino que en este sitio te encuentras como en casa. “Claro, ¡si estoy empadronada aquí! [Risas] El Palomar tiene magia –mientras dice esto pasea su mirada por cada rincón–. Cuando empiezo a cantar el público comienza a interactuar conmigo, al instante. Ahora bailan, ahora cantan o sencillamente me oyen”. Me han dicho que algunas veces es una locura absoluta. “Sí, que se lo pregunten a los pobres camareros. Es muy complicado para el personal trabajar mientras yo hago mi espectáculo, pero quiero que conste que el espectáculo la Reina del Pimpi es posible gracias a todo el personal que se mueve por aquí”.
¿Cuánto tiempo llevas vinculada al Pimpi? “Como cualquier malagueño, llevo toda mi vida vinculada a El Pimpi, aunque artísticamente llevo siete años. Aquí he crecido como artista y ha ayudado mucho a mi desarrollo personal. Le estoy muy agradecida a Pepe Cobos. Él personalmente me contrató y confió en mí”.
Todo el mundo se divierte con tus parodias, tus chistes improvisados, pero sin embargo ¿es cierto que eres tímida? “Nuestro trabajo es agotador, pero tenemos que venir cada día con los problemas resueltos y transmitir alegría, me considero una donante de alegría, aunque tenga el peor día de mi vida. Pero fuera del escenario soy algo tímida”.
Muy personal
Encarni Navarro, malagueña del barrio de Huelin, se crió frente a las playas de San Andrés. Su infancia estuvo siempre rodeada de música y cante, algo a lo que son muy aficionados sus padres, especialmente José el Morralla, aunque su madre Tadea también se deja ir. A la primera oportunidad que se le da tiene el nombre de su hermana Diana en la boca. Con ella comenzó también de alguna manera su carrera artística. Pero antes fue, como ella denomina graciosamente “forense marina”, “Vamos, que fui pescadera. Mi padre tenía negocios de pescadería y ahí trabajé durante algunos años. La anécdota de esa denominación surge porque un día una señora muy fina va y me dice ‘depílame el salmón’, vamos, que quería que se lo limpiase o descamase, y le respondí que yo era “forense marina”, que solo abría los pescados y cortaba cabezas.” Pronto decidió que aquello que tan solo era una afición se convertiría en su medio de vida: cantar. Encarni se considera una mujer muy despistada a la que siempre le gusta estar rodeada de gente que la quiere, “Eso me ayuda mucho en los malos momentos”. Como malos fueron los momentos que no olvida jamás como el del fallecimiento de su primo, al que quería como un hermano, o el de su abuela en Albacete coincidiendo con una actuación en el teatro Echegaray. Ahí aprendió lo que es tener que dejar lo personal al borde un escenario, aunque tuviese el alma rota. “Es muy bonito recordar a los que ya no están, eso me mueve mucho”. Aunque también hay momentos que le llenan de felicidad como el recuerdo del día del nacimiento de su ahijado Manuel, el niño Manuel como ella lo llama con el mismo cariño de una madre. Una mujer que tiene como ídolos a Manuel Carrasco “porque es muy sencillo y humilde y ha trabajado desde pequeño”, y su hermana Diana Navarro. Que le gustaría compartir escenario con Tina Turner o Miguel Poveda. Y no es por casualidad este gusto tan dispar. Son dos cantantes con mucho “soul”, con el “alma” en su garganta. Siempre rodeada, como hace cada vez que puede, de su gente, a Encarni le encantaría cantar una zambombá abierta a Málaga, en el Teatro Romano. Quién sabe, quizá el destino así lo permita. Y que pueda llamar, para cumplir ese sueño, una vez más a sus amigas de toda la vida: “¡Amalia, Sonia, Juana, Susi, vamos, que tenemos trabajo…!” Hasta siempre Encarni. Ha sido un encuentro inolvidable.
Estuviste mucho tiempo haciendo coros con tu hermana Diana y después hiciste un gran trabajo en solitario. “La etapa con mi hermana fue genial. Yo me siento muy orgullosa de ella y le deseo lo mejor. Ella siempre ha sido muy disciplinada. Diana es la constancia, es la voz. Y después con mi espectáculo, Con el alma al aire, crecí mucho interiormente. Fue una etapa de altibajos. Hay que caerse y levantarse, y en medio disfrutar. En la actualidad estoy disfrutando, pero aspiro a mucho más”.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo? “[Silencio] Me resulta muy gratificante cuando una persona, después de un espectáculo, me toma la mano y me dice que la he hecho muy feliz. Eso es lo que más me gratifica del mundo”. Es que hoy en día quizás vamos demasiado rápido. “Sí, y creo que nos miramos poco a los ojos. A mí me gusta mirar a la gente a la cara. Siempre voy con el corazón primero. Claro que muchas veces me llevo muchos palos. Pero merece la pena”.
No tengo muy claro si considerarte cantante, humorista o artista en general. ¿Eres una showwoman? “[Risas] Sí, eso, una shawarma, como me dijo un día Genara Cortés después de verme actuar. He tenido que crear algo para sobrevivir, no solo cantar. Mira, hay días que uno viene sin ganas a trabajar, y cuando me sitúo ante el público y veo como se entrega se me quita todo. Conecto muy bien con la gente. Me gusta cuando vienen a verme y dejan sus problemas en el último escalón del Palomar. Al final se llevan de vuelta a casa mucha alegría”.
Y no te ha ido nada mal. “Yo me equivoco mucho. Es la única manera que conozco de crear y de aprender. Quien no se equivoca no es persona. Quien se piense el mejor o que lleva siempre razón está muy equivocado.” Eres una persona que defiende mucho lo malagueño. “Claro, defiendo a muerte nuestras tradiciones. Tenemos que pelear más por lo nuestro y ponernos más de una vez la mano en el pecho”.
Si yo te digo Málaga. “[Silencio. Una luz especial iluminan los ojos de Encarni y de pronto florece su alegre sonrisa] ¿Málaga? ¡Ole! Está más preciosa que nunca. Málaga es un espeto, es la mar, es una malagueña bien cantada, es un cante y un baile. Málaga es hospitalidad. Tenemos un alcalde que lo está haciendo muy bien. Soy apolítica totalmente, pero creo en las personas, y Francisco de la Torre nos ha colocado en una posición privilegiada”.
Eres una mujer muy solidaria. ¿Trabajas mucho por amor al arte? “Eso siempre ha existido y existirá, me refiero a lo de trabajar por amor al arte. Yo he aprendido a decir que no. No puedo hacer decenas de actuaciones gratis. Ahora lo mido mucho más. Antes eso era algo continuo. Procuro ayudar directamente a los más necesitados o participar en causas muy especiales”.
Tengo entendido que estabas con un proyecto de empresa para asesorar a artistas. “Así es, aunque ahora mismo está parado. Se llama “Felices por narices”, y tratamos básicamente de potenciar la música en directo. En Málaga hay mucho talento y tenemos que promocionar los pocos espacios que tenemos y ayudar a crear otros nuevos y que “Málaga cantaora” sea de verdad eso, Málaga cantaora. Sé que el Ayuntamiento me apoyará en su momento” .Y continuamos nuestra conversación durante la comida.
La comida
Y a ello se puso de inmediato el amigo Pablo Valenzuela, quien, tras descorchar una botella de Excellens blanco de Marques de Cáceres, nos presentó un plato de jamón de las Sierras de Málaga, de castaña y bellotas, algo extraordinario, para a continuación servirnos un plato que siempre ha estado en la carta del Pimpi: ensaladilla rusa el Pimpi. Una de las mejores de la ciudad. Un plato de boqueroncitos de Fuengirola vino a conformar unos entrantes de verdadera categoría. Y nosotros retomamos nuestra charla.
Me consta que estás en un gran momento artístico. ¿Si te pregunto a qué saben las nubes me podrías responder? “[Silencio] Siempre las he imaginado con sabor a fresas, pero nunca he estado en ellas. Mi padre nos decía a mi hermana Diana y a mí que el día que se nos fuese la cabeza nos daba un cogotazo y nos bajaba a la tierra. Es fácil dejarse llevar por un éxito, pero los éxitos son tan pasajeros que no puedes caer en esa tentación”.
Es difícil poder salir adelante en vuestra profesión. “Antes te decía que nuestro trabajo es agotador, pero es que además las autoridades deberían tener más miramientos con los autónomos folclóricos. Deberíamos pagar cada vez que actuamos, claro que queremos pagar impuestos como todo el mundo, pero queremos hacerlo con coherencia. Tener que pagar, trabajemos o no, nos lo pone muy difícil”. Pues dicho queda.
De inmediato continuó Pablo a lo suyo, y tras servirnos una copa, ahora de vino tinto El Lero, producción de bodegas Lara, nos sirvió una magnífica presa ibérica con salsa de mojo picón, patatas baby y tomate cherry, otro de los platos estrella del Pimpi. Buenísimo.
¿Cuáles son tus proyectos más inmediatos? “Ahora con la Navidad, tengo muchas zambombás, aquí en el Palomar, en la Diputación, en el Cortijo Los Chalanes, en Los Mellizos en el Arroyo de la Miel, Fuengirola, Cartama, Plaza de la Constitución y un largo etcétera. Pero el proyecto más importante que tengo es ser feliz y hacer feliz a los que me rodean”.
Tan bello proyecto nos los endulzó Pablo con un postre muy especial: milhojas con crema de vainilla y frutas del bosque. Felicidades a todo el gran equipo del Pimpi, hoy magníficamente representado por Pablo Valenzuela, y a Pepe Cobos, padre e hijo, por su cariño y hospitalidad. Hasta siempre.
Para finalizar nuestra entrevista le pedí a Encarni Navarro algún deseo para esta Navidad. “[Silencio] No quiero nada para mí. Soy feliz viendo bien a los demás. Ese es el motor de mi vida”.
Con estas bellas palabras de una bella persona, finalizamos nuestro encuentro contagiados quizás por la magia del lugar o por la conversación alegre y positiva de nuestra invitada.
Por mi parte solo me queda agradecerles su fidelidad durante este año a punto de finalizar, deseándoles que pasen una muy feliz Navidad y recordarles que estaremos puntuales a nuestra cita el próximo día 9 de enero con otro Personaje con sabor de los que pueblan nuestra querida e iluminada Málaga. Felices Fiestas.
Los vinos
Blanco: Excellens Marqués de Cáceres. Excelente vino fresco, ligero e intenso. Muy equilibrado y expresivo con un fondo a fruta tropical.
Tinto: El Lero. Magnífico vino producción de bodegas Lara en Ronda. Con sorprendentes notas a madera quemada y cacao, es un vino con raza que se abre paso para hacerse grande y equilibrado.
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