Enfado de la vivienda turística en Málaga: "No se puede criminalizar a un sector"

Málaga/Las viviendas de alquiler turístico siguen en el centro del debate político y social. Con el mercado inmobiliario de Málaga tocando cifras históricas; son muchos los que señalan a los pisos turísticos como parte del problema multifactorial que llevan a lo que la oposición en el Ayuntamiento está describiendo como una "crisis habitacional". Pero también el equipo de gobierno, con el alcalde a la cabeza, ha afirmado en repetidas ocasiones que limitará el número de este tipo de alojamientos una vez tenga el marco normativo autonómico para hacerlo. La patronal se siente atacada: "No se puede criminalizar un sector".

“Vemos con enorme preocupación cómo los partidos políticos están metidos ya en precampaña y han empezado a usar los alojamientos turísticos como arma arrojadiza. Pedimos que nos dejen al margen de sus ataques pues es un sector estratégico de suma importancia para la ciudad, que da de comer a miles de familias y que el año pasado generó unos ingresos de 398 millones de euros solo en la capital, con un 60% de ese beneficio repercutiendo positivamente en los negocios de cercanía”, afirma Carlos Pérez-Lanzac, presidente de la Asociación de Profesionales de Viviendas y Apartamentos Turísticos de Andalucía (AVVAPro).

Pérez-Lanzac, que ya pidió "más respeto para el sector" al alcalde hace dos semanas, afirma asistir con "incredulidad a los discursos demagogos e irresponsables" como el del candidato del PSOE a la alcaldía de Málaga, Dani Pérez en su primer acto de precampaña hablando de “especulación y crecimiento desmesurado de las viviendas turísticas" y relacionando el incremento de los pisos turísticos con la principal causa de la subida de los precios del alquiler.

Desde la patronal se desmarcan de toda idea de que su sector es el causante del alto precio de los alquileres y ventas, y para ello se basan en otras ciudades españolas que han seguido algunas de las medidas que ahora se están proponiendo para poner límites al sector.

Así, recuerdan que en Barcelona se aprobó una moratoria de nuevos hoteles y viviendas turísticas pero el precio de la vivienda no deja de crecer. "Lo mismo que en Baleares y otras ciudades que han limitado el alquiler turístico", argumentan. Estas son dos de las propuestas que la oposición pidió en el último Pleno en Málaga, pero no salieron aprobadas.

El centro de Málaga, afirman, ha sufrido décadas de vaciamiento. "Se trata de un fenómeno sociológico complejo que han padecido también otras ciudades, por el que las familias se vieron atraídas por nuevas zonas de la urbe, al tiempo que desaparecían modelos de negocio como los grandes almacenes y las tiendas que ocupaban el centro. Pocas eran las personas que se atrevían a invertir en el centro en estas circunstancias, lo que contribuyó a su degradación", aseguran desde la patronal de viviendas turísticas.

Siguiendo esta línea argumental, apuntan que muchos comercios tradicionales sobrevivían "a duras penas" en el centro y que gracias al turismo se han revitalizado. Además, señalan que "decir que el centro se ha convertido en un parque temático, y llamarlo Disneyland de manera despectiva, no solo es una ofensa a las familias y empresas que viven de la pujanza turística de la ciudad, alienta también de manera irresponsable la turismofobia y ataca el esfuerzo que ha realizado Málaga por convertirse en el ejemplo de ciudad abierta, atractiva y moderna que ha sabido destacar la prensa española y extranjera; pasando de ser ignorada a atraer a cientos de miles de visitantes de todo el mundo".

Finalizan asegurando que "no se puede criminalizar a un sector productivo y al tejido empresarial que lo sustenta, porque lo único que crea es inseguridad jurídica y desincentiva la inversión en nuestra ciudad". En lo que a seguridad jurídica se refiere, también apuntan a los propietarios de viviendas que, ante el temor del impago de un inquilino se pasan al modelo turístico, "un sueco o un belga que viene tres días paga seguro y no se va a quedar en el piso".

Decreto de limitación de pisos de la Junta

Desde la Junta de Andalucía esperan tener el decreto que permita limitar vía PGOU a los ayuntamientos la proliferación de pisos turísticos antes de verano, según afirmó este jueves el consejero de Turismo, Arturo Bernal. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, ha afirmado que espera que se haga "lo antes posible".

También se está trabajando desde la administración autonómica para que deban instalar sonómetros en las viviendas. de este tipo. Pese a ello, aún no hay fecha para que este borrador sea más que una promesa en la que se está trabajando.

Tampoco los ayuntamientos tienen constancia del contenido del mismo ni pueden, por tanto, trabajar en consecuencia. "Le pediría a la Junta que nos adelantase el borrador del decreto lo antes posible", afirma Jacobo Florido en conversación con este periódico.

También rompe una lanza Florido a favor del sector, con el que afirma estar "en constante comunicación" para buscar la mejor calidad en su oferta y recuerda "el noventa por ciento de los pisos, son de pequeños ahorradores". A su vez señala que la medida de los sonómetros ya la ponen en marcha –motu propio– más de 2.000 viviendas turísticas en la ciudad, además de haber firmado un convenio de buenas prácticas con el Colegio de Administradores y estar trabajando en otras medidas para que siga mejorando la oferta.

El titular de Turismo hizo hincapié en que el decreto se ha elaborado con la participación de empresarios del sector, y después de analizar algunas sentencias del Tribunal Supremo que indicaban que lo que intentaban hacer algunos ayuntamientos no era de su competencia.

Con este decreto, los ayuntamientos dispondrán de una herramienta con la que la comunidad les "presta" esa competencia para que puedan realizar, "además de un planeamiento urbanístico, un planeamiento turístico", siempre que lo hagan de forma justificada, argumentó.

Queda por ver en qué termina quedando esta limitación y si, una vez se ponga en marcha, era la solución al problema de la vivienda en la ciudad o, como sucede en Barcelona o Mallorca, una tirita para parar una hemorragia.