Félix Bayón, pluma afilada, causa justa
20 AÑOS DE 'MÁLAGA HOY'
Emblema del mejor periodismo español y consejero editorial de ‘Málaga Hoy’, Bayón retrató también la sociedad de su tiempo en novelas de impagable valentía y de largo alcance
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EL periodista Félix Bayón firmó el 15 de abril de 2006, a los 54 años, la última página de su vida, un final que tenía escrito desde hacía años, desde que fuera transplantado de corazón el 25 de julio de 1992. Todos los días a partir de esa fecha los consideró un regalo. En una sala de cine del centro comercial La Cañada de Marbella, un infarto masivo provocó la muerte del gaditano, finalista del Premio Nadal en 1995 y afincado en Marbella desde hacía 12 años. Según los trabajadores del complejo, el escritor abandonó su butaca porque se sintió indispuesto y desde el local alertaron al 061, a pesar de que ya no pudieron salvarle la vida.
Félix Bayón (Cádiz, 1952) estudió Ciencias Políticas en la Universidad Complutense, Periodismo en la Escuela Oficial de Madrid e Imagen en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense. Se inició como periodista en Diario de Cádiz, Informaciones y Le Monde, hasta incorporarse en 1976 a la redacción de El País, en la que trabajó durante años como enviado especial en los cuatro continentes y corresponsal en Moscú. Para ese periódico cubrió la revolución iraní, las guerras de Sahara e irano-iraquí y además fue corresponsal diplomático y jefe de la sección de Cultura. Es autor de un ensayo sobre el final de la era Breznev en la Unión Soviética titulado La vieja Rusia de Gorbachov (Madrid, 1985). Su primera novela, Adosados, con la que quedó finalista del Premio Nadal de 1995, constituyó ya un gran éxito. Fue coautor del guión de la adaptación cinematográfica de la novela, dirigida por Mario Camus. El guión de esta película fue premiado en los festivales de Montreal y Chicago de 1996. Desde 1994, residía en Marbella. Colaboró con artículos de opinión en El País y participó en las tertulias de Hora 25 de la Cadena Ser. Desde algunos años antes de su fallecimiento, Bayón era articulista de los periódicos del Grupo Joly y consejero editorial de Málaga Hoy, que pertenece al grupo editor andaluz. En 1998 obtuvo el prestigioso premio Ateneo de Sevilla de Novela con Un hombre de provecho. Es autor del texto del tomo sobre Andalucía de la serie de National Geographic Descubrir España, publicado en 2000. Elaboró el texto para un ensayo fotográfico de Lluís Casals sobre la Alhambra, publicado también en el año 2000. En el mismo 2006 publicó su última novela, De un mal golpe, protagonizada por un periodista metido a detective residente Marbella, alter ego del autor, y que quedó para la historia como uno de los testimonios más fieles de los efectos del gobierno de Jesús Gil en la localidad.
“Tenía dos historias a las que le estaba dando vueltas”, confesó en una de las últimas entrevistas que concedió a este periódico. “Una era sobre alguien de mi edad y desencantado del periodismo y la otra era la historia de un hombre al borde de la jubilación que se enamoraba de una joven. Entonces se me ocurrió montar una trama policíaca mezclando las dos historias”, añadió meses antes de que se destapara la Operación Malaya.
Más allá de su residencia marbellí, la memoria de Félix Bayón estuvo vinculada a Málaga desde mucho antes. En el restaurante Los Vikingos, frente al literario Cementerio Inglés, comenzaron en los años 80 los primeros encuentros de un grupo de intelectuales malagueños capitaneados por “la fantasía, la gracia y el comentario lúdico de Rafael Pérez Estrada”, recordaba el escritor Rafael Ballesteros. Poco después se trasladaron al bar Bilmore e institucionalizaron las tertulias de los miércoles. Un día, Antonio Soler llevó como invitado a Félix Bayón y éste acudió para quedarse. “Se integró inmediatamente, era un hombre extraordinariamente vital y aportaba una profundidad tremenda de datos gracias a su labor como periodista, como escritor, y sus experiencias personales”, recordaba Ballesteros. Desde ese primer día, Bayón asistió con regularidad a los encuentros hasta la muerte de Pérez Estrada en 2000. “Su presencia fue muy grata”, subrayaba Rafael Ballesteros.
“Entre otras muchas, Félix tenía dos cualidades esenciales: era un periodista estupendo y tenía un sentido del humor muy grande, algo que se agradecía mucho en la redacción”, recordaba tras su muerte Sol Gallego. El escritor malagueño Antonio Soler reivindicaba entonces “su defensa de las causas que le parecían justas”.
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