Feria de Málaga: Traumatismos, intoxicaciones etílicas y problemas por el calor copan la asistencia

La mayoría de casos se resuelven en los puestos de asistencia sin necesidad de traslado al hospital

Consumo moderado de alcohol y prevención frente a calor, el consejo de los expertos

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Una ambulancia, en el Real de Cortijo de Torres.
Una ambulancia, en el Real de Cortijo de Torres. / Ana Jiménez

Málaga/Traumatismos, intoxicaciones etílicas y problemas de salud por los efectos del calor copan estos días de Feria la atención sanitaria. Hay dos dispositivos, uno en el Centro y otro en el Real. Allí se atiende todo lo que haga para velar por el buen discurrir de la fiesta y la salud de los feriantes. Desde un infartado, hasta un hipertenso o un diabético descompensado, alguien que ha sufrido un traumatismo o un veinteañero que se ha pasado con el alcohol.

“La mayoría de los casos se solucionan en el puesto sanitario; el porcentaje que trasladamos al hospital es muy bajo”, explica el director de la Unidad de Emergencia de Cruz Roja en la provincia, Julio Pulido. Además, asegura que esta Feria “está siendo bastante tranquila” en comparación con la de otros años. Esta entidad se encarga de la coordinación del puesto de la Plaza de la Marina, que además cuenta con una UVI móvil y tres ambulancias.

“Nuestro objetivo es solucionar todo lo que podamos y no saturar los hospitales. De modo que evacuamos únicamente aquellos problemas médicos que no podemos solventar en el puesto sanitario”, añade Pulido.

Estos traslados están motivados por la gravedad –como ictus e infartos– o por la necesidad de determinadas pruebas diagnósticas de las que carecen las instalaciones de la céntrica plaza malagueña –como es el caso radiografías para dar respuesta ante los traumatismos–.

Sanitarios consultados coinciden en que la Feria es el periodo del año en el que las intoxicaciones etílicas llegan a su pico. Generalmente, en estos cuadros se trata de veinteañeros que se han pasado con el alcohol. Mientras que por edades suele haber diferencias –siendo los jóvenes los más afectados por el exceso en su consumo–, éstas no se aprecian por sexo: varones y mujeres están relativamente igualados respecto a épocas pasadas.

Sin embargo, Pulido insiste en que se registran más intoxicaciones etílicas, como también más infartos, porque hay una aglomeración importante de gente que se mantiene durante más de una semana. “¿Hay más de estas intoxicaciones en la Feria que en un concierto?”, reflexionaba. Y agregaba: “En Feria hay más intoxicaciones etílicas porque hay más gente”. En todo caso, hacía un llamamiento a la moderación en el consumo de alcohol para poder seguir disfrutando de la fiesta.

También aconsejaba tomar medidas preventivas contra el calor, habida cuenta de las altas temperaturas reinantes durante estas jornadas de Feria. Por ello recomendaba: “Hidratarse bien, llevar ropa cómoda y no comer en abundancia”.

Sanitarios consultados insistían en la moderación en el consumo de alcohol para evitar las consecuencias directas e indirectas del abuso. Advertían que esta sustancia está detrás no sólo de las propias intoxicaciones etílicas que se producen durante estos días de fiesta, sino también de buena parte de los traumatismos –porque hay una merma del control sobre el cuerpo– así como de las peleas –en las que la bebida suele actuar como detonante–.

Los puntos de atención establecidos durante la Feria –en la Plaza de la Marina y en el Real– suponen dos ventajas para la asistencia sanitaria. Por un lado, dada su proximidad al sitio en donde se desarrolla la fiesta, garantizan una rápida atención a la persona que sufre un problema de salud. Por otro, actúan como filtro, solucionando la mayoría de casos, de modo que a los hospitales solo llegan aquellos que son más graves.

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