Análisis
Santiago Carbó
Algunas reflexiones sobre las graves consecuencias de la DANA
Málaga/Málaga podrá celebrar, al fin, su tradicional Feria de agosto tras dos años de falta por la pandemia provocada por el Covid-19. La junta de gobierno local del Ayuntamiento de Málaga ha aprobado que la Feria tendrá lugar entre el 13 y el 20 de agosto. Empezará en la medianoche del viernes 12 con el pregón y los habituales fuegos artificiales y concluirá al sábado siguiente. Entre medias, una semana que se espera que sea de diversión para los malagueños y turistas que visitan la capital y de negocio para el sector turístico, desde los hoteles hasta los taxistas pasando por los hosteleros.
En estos momentos, la situación sanitaria del coronavirus permite ser optimista y anunciar la celebración de la Feria, aunque habrá que cruzar los dedos porque si hubiera cambios drásticos en la pandemia podría haber nuevas suspensiones. Habrá que ver además cuando se acerque la fecha cuáles son las medidas que se articulan para tener una Feria segura y que no vuelvan a dispararse los contagios. Quedan todavía cinco meses y se irá analizando la situación.
Una de las principales pruebas de fuego será la celebración de la Semana Santa, que comenzará el domingo de Ramos 10 de abril y que, de momento, sigue su curso sin que se hable en ningún momento de cancelación. No obstante, la Feria tiene otros condicionantes ya que se presta a la fiesta, al consumo de alcohol y ahí es más difícil mantener las distancias y ponerse, en caso de que fuera necesario, las mascarillas.
“Es una noticia magnífica tras dos años de excepcionalidad por el aspecto puramente sanitario, que parece que por fin estamos saliendo de la pandemia, y segundo por poder celebrar uno de los hitos más importantes para el sector turístico y hostelero de Málaga capital como es la Feria. Es un momento de alta facturación para los hosteleros y entendemos que esto se produce en un contexto de recuperación económica”, explican a este diario fuentes de la directiva de la patronal hostelera Mahos, que señalan que ya están trabajando para este evento.
La celebración de la Feria en 2020, apenas unos meses después del confinamiento, era totalmente inviable. De hecho, fue en agosto cuando empezó a incrementarse el número de muertos y contagios tras un inicio plácido de verano respecto al virus. En 2021 se confiaba en que, con la inoculación de las vacunas, se pudiera organizar la Feria en agosto o incluso en septiembre, pero los datos de contagio tampoco dieron tregua y hubo nuevamente que suspenderla. Fue un jarro de agua fría mayúsculo para los ciudadanos –aunque la verdad es que era previsible– y para los empresarios. Negocios específicos como los feriantes o los vendedores de trajes de gitana volvieron a quedarse a cuadros, mientras que los hoteles o los restaurantes estaban bajo mínimos. En una Feria normal los hoteles de la capital suelen estar al 95% de ocupación y el año pasado apenas llegaron al 30%. Los restaurantes facturaron además un 60% menos de lo normal en esas fechas.
El deseo de todos es que, de una vez, la situación se normalice, tanto desde el punto sanitario como político con la incertidumbre generada con la guerra entre Rusia y Ucrania, y se pueda disfrutar de nuevo de unos días de Feria que todos los ciudadanos se merecen tras tantas amarguras.
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