"La Feria de Málaga siempre ha sido un fenómeno de ocio absoluto e integración"

carlos salado. guitarrista del grupo 'alfred larios'

El artista malagueño tocará junto a su grupo en la Explanada de la Juventud esta noche junto a grupos como Papawanda y Ronin. El guitarrista, orgulloso de tocar en las fiestas de su tierra.

Alfred Larios, durante su concierto en La Trinchera.
Borja Díez

18 de agosto 2016 - 01:00

Le encanta la Feria. Específicamente, "todo lo que sea salir de fiesta". No distingue entre Real y centro. Bromea cuando se le pregunta si las fiestas de Málaga están sobrevaloradas. "Las de Sevilla sí que lo están", aclama. Esta noche podrán demostrar por qué es uno de los grupos con más proyección de Málaga.

-¿Qué supuso para ustedes ganar el Málaga Crea?

-No fue un premio económico, pero nos dieron la oportunidad de organizar una pequeña gira. Nos juntamos varios grupos y nos fuimos a Granada y Madrid. El Ayuntamiento puso el dinero para producirla, pero el diseño de la gira lo tuvimos que hacer nosotros. Aprendimos a eso, a producir una gira, a organizarnos, a dar unos pasos u otros... Esto ayuda a formarte en el futuro para que estos proyectos sean rentables a nivel económico y que sea un éxito para el público. Alquilamos una furgoneta, dos salas y diseñamos un cartel. Al final fue muy bien en ambos sitios. La experiencia fue genial. Aprendimos mucho y estos premios son muy importantes.

-¿Cómo ha mellado en el grupo?

-Nos hemos depurado para ser un poquito más profesionales. Nos da renombre, la gente ya escucha el ruido de tu grupo... y que confíen en ti para que te den un premio, más que te suba la moral, es que sirve para que te des cuenta de que hay gente que se toma las cosas en serio. Eso es muy importante, te permite que sigas creando con motivación.

-¿Cómo ven la escena malagueña?

-Hay muchos grupos muy buenos de todos los estilos. The Loud Resident, Glaciar, Foyone, El Kanka... Estamos en un momento muy bueno. Málaga parece que por fin empieza a hacer piña en cuanto a grupos. Antes estaba todo muy disperso, antes apenas nos conocíamos.

-¿Y cuál es la principal causa de que ahora sí puedan hacer piña?

-Hay varios factores. Las redes sociales ayuda a que los músicos estemos en contacto los unos con los otros. Otro es que los problemas que hemos sufrido todos los músicos ha hecho que nos unamos. En Málaga siempre lo hemos tenido muy difícil para tocar en el centro, porque no coincidían nuevas licencias para tocar a los bares. Los sitios para actuar eran pocos. Hace poco, una asociación de músicos malagueños y andaluces consiguió en un pleno del Ayuntamiento que se aprobase un plan para que los negocios locales pudiesen obtener licencias de directo. Las dificultades unen a los músicos. Cuando el Ayuntamiento o quien sea elabora concursos como el que ganamos, eso hace que conozcamos otros grupos. Los pocos que conocías eras de oídas, pero no en persona. Cuando te ves obligado a acudir a un festival, te acabas haciendo amigos. Luego haces conciertos juntos y tal...

-¿Siguen existiendo las trabas que antes mencionaba?

-Málaga está cambiando poco a poco. Pero todavía existen. En Torre del Mar están teniendo muchos problemas para las actuaciones. Las cortan antes de la hora tope, viene la policía porque te pasas de decibelios... a ver, estas cosas hay que respetarlas, pero todavía la gente no tiene las cosas muy claras y se encuentran más problemas que soluciones a la hora de organizar un concierto, sobre todo si es gente nueva o no experimentado en esto. Falta información en el tema de producir.

-¿El Ayuntamiento apuesta lo suficiente por las bandas emergentes?

-Apostar no es solo celebrar uno o dos conciertos al año. Es verdad que si ganas el Málaga Crea te llevas 3.000 euros en metálico, pero lo que es apostar debería ser más continuado. Que no sea solo cuestión de un evento o dos. Que los grupos tengan un espacio donde preguntar acerca de aspectos legales... Necesitamos, sobre todo, asesoramiento jurídico en el tema de contrataciones. Hace falta una oficina donde los grupos puedan ir a informarse, subvenciones para que los grupos puedan pagarse la creación de discos, locales de ensayo...

-¿Tienen ya fecha para el próximo disco?

-Esto es primicia... Sacamos un EP en 2015, y ahora estamos ahorrando para grabar en primavera del año que viene nuestro primer largo. Esto es una inversión de dinero, tiempo y esfuerzo muy grande, pero hay muchas ganas. Estamos buscando donde grabarlo. Son planes serios.

-¿Qué supone para el grupo tocar en la Feria de Málaga?

-Es un placer, porque siempre ha sido sinónimo de ocio absoluto e integración. Este año repetir nos va a sentar genial, porque venimos con las pilas cargadas. Ha sido un año largo en el que hemos aprendido mucho, estamos nuevos componentes... Entonces tenemos ganas de defendernos y que la gente de ahí abajo se al pase bien.

-¿Qué les parece la medida del Ayuntamiento de poner conciertos en cada plaza para repeler al botellón?

-Creo que es una medida genial. No sé si va a a combatir el botellón, porque eso parece algo casi imposible, pero puede que haga que la gente se centre más en divertirse bailando que bebiendo sin más. Si la gente está de fiesta, pasándoselo bien, más que estar de pie, en medio de la calle... puede que ayude a que sea un poco más ligero. Me han dicho que está funcionando bastante bien.

-¿Cuál creen que es su principal seña de identidad?

-Siempre nos han dicho que nuestros conciertos son únicos, que no te encuentras una propuesta parecida en Málaga. Yo si tengo que quedarme con una cosa, y lo digo con total objetividad, es con las letras del grupo, porque nuestro cantante Adrián es un genio, un poeta, y tiene mucho que decir en sus canciones.

-Parafraseando el nombre de la banda, ¿les haría ilusión un concierto en la calle Larios?

-Sería gracioso. El nombre la verdad es que no está relacionado ni con la calle ni con la ginebra. Surgió de una noche muy loca. Si algún día nos toman lo bastante en serio, tocaríamos encantado en pleno centro en Feria.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último

Gris. El color de la contemporaneidad | CRÍTICA

Digresiones en gris