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Los bailarines se acercan y se separan siguiendo el ritmo de la música y unos pasos casi tan antiguos como la luz del sol. El sonido de las castañuelas, los violines y las guitarras se mezclan entre los aplausos del público y el de los pasos de los danzantes. Un baile tan tradicional que para conocer su origen hay que hacer un viaje al pasado dentro de la historia de Málaga. Muchos creen que se podría llegar a perder, pero lo que no saben es que los mayores están enseñando a las nuevas generaciones, lo que hace que muchos piensen que hay un buen futuro para los verdiales.
Desde hace más de 60 año cada 28 de diciembre se celebra la Fiesta Mayor de Verdiales. Este año, en su 61ª edición, ha congregado en el parque Andrés Jiménez Díaz del Puerto de la Torre, desde las 12:00 horas, a 25 pandas de verdiales representantes de los tres estilos tradicionales: Montes, Almogía y Comares de todos los rincones de la provincia.
La Fiesta Mayor de Verdiales se celebra desde hace sesenta años en la festividad de los Santos Inocentes. Los verdiales son una manifestación festiva de origen campesino que consiste en un particular fandango cantado y bailado con el acompañamiento de una orquestina compuesta por un violín, de dos a cuatro guitarras, un pandero, dos o más pares de platillos, varios palillos (castañuelas) y, en algunos de sus estilos, un laúd o una bandurria. En las actuaciones este conjunto se completa con la figura del alcalde, un regidor que enarbolando una varilla (vara de mando) designa al cantaor y autoriza el comienzo y final de la pieza interpretada, y del abanderado, que marcha junto al alcalde al frente del grupo bailando una bandera española, andaluza o malagueña.
La Fiesta de Verdiales es una de las expresiones culturales con mayor arraigo en el territorio malagueño. Cierto es que está especialmente relacionada con la comarca de los Montes, siendo los propios cantes y bailes fruto de un contexto ecológico-cultural específico.
En este punto, es importante señalar que la edad no tiene cabida en los verdiales. Los más pequeños se mezclan entre los más veteranos, aprendiendo poco a poco cada baile, cada letra y cada acorde. Muchos iniciaron su andaduras cuando todavía llevaban pañales y otros han estado ligados toda su vida a estos bailes, pero han empezado a bailarlos hace poco.
Entre las personas que forman este último grupo está María Medina, una mujer de 62 años de la Panda de San Lorenzo Mártir del estilo Almogía. A ella siempre le han gustado los Verdiales. Desde bien pequeña veía como sus padres y sus hermanos bailaban, pero la vida y el trabajo por aquel entonces no le permitían bailarlo también. Años más tarde decidió adentrarse en este mundo de nuevo y ya lleva dos en esta panda. Al observar a los miembros de su panda asegura que “últimamente se están incorporando mucha juventud de las nuevas generaciones y las anteriores son las que están inculcando a los jóvenes las tradiciones y los bailes de los Verdiales”. Además, algo que Medina destaca y que considera de lo mejor de esta tradición es que “para la Fiesta Mayor no hay edades”.
Por otro lado, Estela Postigo, con tan solo 22 años, ya sabe que el día de mañana cuando tenga hijos va a apuntarlos a la Panda el Capitán para que formen parte de ella. “Los verdiales no se van a perder”, incide la joven segura. Su andadura entre las alpargatas, las castañuelas y los pasos de baile empezaron cuando era pequeña, aunque sostiene que no le gustaban. Su madre insistía en que tanto ella como su hermana debían seguir aprendiendo Verdiales y ahora para Postigo es “un estilo de vida”. Sin edad, familiar y aprendiendo todos los días algo nuevo, sin el pensamiento de dejarlo porque Postigo se ve bailando Verdiales toda la vida.
La tradiciones se respiran en el ambiente de esta Fiesta Mayor, pero no solo entre los verdialeros, sino también entre el público asistente. Entre ellos estaba Encarna, una malagueña que lleva toda la vida acudiendo a esta fiesta. “Venía de pequeña con mi madre, cuando crecí empecé a traer a mi hija y ahora vengo con ella y mis nietos”, señala. Unas filas más arriba están Antonio y su mujer, ambos jubilados. Para ellos esta Fiesta Mayor es “una tradición más como la cena de Nochebuena y Nochevieja”, ya que es lo que sus padres les inculcaron y lo que ellos han transmitido a sus hijos.
La Fiesta Mayor reparte 6.440 euros en premios y es el acontecimiento verdialero más importante del año. En esta edición concursan 26 pandas: ocho de estilo Almogía que son: Raíces de Almogía; Los Moras; El Sexmo; El Capitán; Raíces de los Moras; Coto Tres Hermanas; De Almogía y San Lorenzo Mártir. Del estilo Comares son Raíces de Málaga; Arroyo Conca; San Isidro de Periana; Axarquía y 1ª de Comares. Por último, del estilo Montes participan 1ª del Puerto de la Torre; Santo Pítar; La Torre; Montes de Guadalmedina; Jotrón y Lomillas; 1ª de los Montes; Bataná; El Manantial; Moclinejo; 1ª de Benagalbón; Manolo y Santa Catalina. Cada uno de los estilos tendrá premios en diferentes categorías: fiesta, baile de pareja, baile de trenzaillo, baile de bandera o bajín o al mejor cantaor. A ellos se les añade el nuevo del mejor baile de pareja infantil Las Mellizas del Túnel.
En este sentido, Teresa Porras, concejala de Fiestas, ha asegurado que el 28 de diciembre es “un día muy importante” para las pandas de Verdiales. Además, José María Cuenca, presidente de la Federación Provincial de Pandas de Verdiales, ha añadido que este “es el mejor día del año para los Verdiales porque se celebra nuestro tradicional concurso”. Asimismo, ha animado a todos los malagueños a unirse a la fiesta porque aquí “nada más que hay alegría, venimos a pasarlo bien y a estar en convivencia”.
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