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Málaga/La Fiscalía de Málaga ha ampliado la acusación por el asesinato a Lucía Garrido, hallada muerta en 2008 en la finca en la que residía en la localidad malagueña de Alhaurín de la Torre, a la ex pareja de esta y ha mantenido como acusados a dos hombres más, uno como presunto autor material y otro, un ex guardia civil, como supuesto autor intelectual del crimen.
Un jurado popular juzga desde la pasada semana a cuatro hombres por este crimen. Hasta ahora la Fiscalía acusaba solo a dos hombres, pero en las conclusiones definitivas tras el juicio ha añadido también a la ex pareja de la víctima, al que desde el principio sí acusaban -y lo mantienen- los abogados de familia de la víctima, que, además, suman como cuarto procesado a otro exagente.
Así, estas acusaciones que representan a los familiares han mantenido la acusación contra los cuatro hombres por asesinato, pero han retirado el delito de malos tratos que achacaban a la ex pareja; mientras que las defensas han mantenido la petición de absolución.
En el informe final, el fiscal ha explicado que ha ampliado la acusación al ex compañero sentimental de la víctima como cooperador necesario del delito de asesinato -le pide una pena de 25 años de prisión y para los otros dos, 23 años y medio- o como cómplice, asegurando que, en cualquier caso, "está perfectamente claro que quería que la mujer muriera".
"Está absolutamente demostrado que sabía dónde y cómo la iban a asesinar y ayudó a ejecutar el plan", ha manifestado el ministerio público, apuntando que la Fiscalía siempre sospechó de él pero no se tenía la certeza que en su opinión sí ha dado la vista oral, entre otros aspectos porque "Lucía ha declarado en este juicio" a través de sus amigas y familiares que han contado lo que ella les decía sobre sus temores.
Ha señalado que el exagente al que acusa fue "quien encargó el asesinato" al procesado como presunto autor material y ha insistido en que sin la ayuda de la ex pareja "no se habría cometido este crimen", apuntando que pasó información sobre costumbres y rutinas de la víctima, permitió sacar copia de la llave y días antes de lo sucedido retiró los perros que guardaban la vivienda.
El representante de la acusación pública ha indicado que se trató de un asesinato "a traición, vil y cobarde" y que fue a cambio de dinero, apuntando que todos los procesados "comparten un móvil despreciable que merece un reproche mucho mayor". Ha señalado que existe un triángulo entre los tres acusados y que el nexo común es el ex guardia civil al que acusa.
Además, ha añadido que es un caso "raro" y que en el juicio hay "mucho teatro", rechazando una manipulación o un plan por parte de la Guardia Civil para implicar a los acusados como estos manifestaron en sus declaraciones, en las que rechazaron su participación en este crimen.
Ha considerado que fue el presunto autor material el que decidió cuándo llevar a cabo los hechos y ha señalado que este es el juicio de las "tretas" en el que las defensas han intentado "crear las dudas" en los jurados tanto con la existencia o no de un picaporte en la puerta de la casa como con las pruebas de ADN.
Sobre estas pruebas, ha pedido a los jurados que admitan la veracidad de los análisis de ADN realizados en 2016 que dio coincidencia con el presunto autor material, algo que creó controversia en la sesión de este pasado martes cuando algunos peritos de la Guardia Civil, que cuando el asesinato hicieron un primer estudio biológico que dio negativo, pusieron en duda que se conservaran las pruebas tantos años después.
En este sentido, el fiscal ha presentado un documento emitido por un responsable del área de Analítica Forense del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, en el que se hace constar que "todas las muestras se conservaron por dinámica de trabajo" y en previsión de avances técnicos que pudieran ayudar a esclarecer el crimen.
En dicho documento, que se ha leído en la vista y que ha sido impugnado por las defensas, se precisa que del extracto de ADN de la muestra extraída de la llave de la vivienda encontrada en el lugar del crimen -con el que se identificó en 2016 al hombre acusado como presunto autor material- no se detectó perfil genético "según las técnicas existentes en ese momento".
Se indica que dichas muestras quedan almacenadas en las condiciones adecuadas y con custodia por parte de miembros de la Guardia Civil, lo que dio lugar a que en noviembre de 2015 se volviera a analizar dicho extracto porque se disponía de técnicas más sensibles.
El representante de la acusación pública ha instado a los jurados a creer al testigo protegido, cuya declaración grabada durante la instrucción del caso se ha escuchado este miércoles porque no ha sido localizado, y que dijo en su momento que en una primera reunión de varias personas, entre ellas supuestamente los acusados menos el exmarido, no se habló de hacer daño a nadie, pero que luego otro hombre, ya fallecido, le dijo que sí se decidió.
El testigo explica en dicha grabación que "la voz cantante para quitar de en medio a una mujer" era de los guardias acusados, que tenían "obsesión" con eso; aunque el fiscal no acusa a uno de ellos porque considera que "sabía que el asesinato se iba a cometer y tendrá que llevar sobre su conciencia eso", pero no tuvo implicación en el mismo.
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