Fosforescencias para ver los fallos del cerebro
El Hospital Clínico hace una prueba de Medicina Nuclear para el diagnóstico certero y precoz de los trastornos del movimiento
Con la explicación previa de un médico, el fallo se aprecia con nitidez. En el cerebro de una persona sana, se ven como dos comas en tonos fosforescentes. En los de un enfermo, la imagen está incompleta. El problema puede detectarse gracias a la gammagrafía, una prueba diagnóstica que se hace en Medicina Nuclear para ver el funcionamiento de distintas partes del cuerpo. El Hospital Clínico lleva usándola desde hace cinco años para hacer diagnósticos certeros y precoces de los trastornos del movimiento.
Hasta entonces, los neurólogos tenían que basarse en su experiencia clínica a la hora de diagnosticar a un paciente dado que los síndromes parkinsonianos pueden deberse a problemas neurodegenerativos, a trastornos vasculares e incluso a fármacos. Con la gammacámara, los médicos nucleares ven el cerebro en movimiento y descifran el origen del fallo. "Esta prueba ha arrojado una nueva luz. Hasta hace nada, los neurólogos tenían que esperar la evolución de una patología durante tres o cuatro años", explica el jefe de la Unidad de Gestión Clínica de Medicina Nuclear del Clínico, José Jiménez-Hoyuela. Ahora el diagnóstico es inmediato.
Según qué radiofármacos inyecten a los pacientes antes de meterlos en la gammacámara, los médicos nucleares pueden ver, por ejemplo, el funcionamiento del riñón, el corazón, el cerebro o el tiroides. Debido a la sustancia que se le administra, el enfermo emite una radioactividad que es detectada por la máquina. Lo más novedoso en la actualidad es la prueba para hacer un diagnóstico preciso en los trastornos del movimiento. Desde que empezaron a realizarse en 2005, ya se han diagnosticado unos 2.000 enfermos.
Jiménez-Hoyuela destaca que el diagnóstico precoz y preciso ahorra gastos al sistema sanitario y beneficia al paciente porque puede ser tratado con certeza y rapidez. Al año, el hospital hace unas 500 gammagrafías a pacientes con trastornos de movimiento. El hecho de que la prueba lleve cinco años de rodaje da a los profesionales de la unidad una aquilatada experiencia, ya que disponen de una base de datos con la que hacer comparaciones a la hora de elaborar un diagnóstico. "La gammagrafía es muy útil; los neurólogos confían mucho en esta prueba", apunta el responsable de la unidad.
Jiménez-Hoyuela vaticina que su uso irá en aumento ya que el progresivo envejecimiento de la población ocasionará un incremento de las enfermedades neurodegenerativas para cuyo diagnóstico se utiliza. Además, destaca que es una prueba no invasiva, que no duele y que no provoca molestias al paciente. "No se entera, es como si se tomase una aspirina", asegura. El área de Medicina Nuclear del Clínico se creó hace 12 años y está formada por 17 trabajadores. Al año hace unas 8.000 pruebas para diagnósticos oncológicos (unas 4.000), cardiológicos (alrededor de 1.500), neurológicos (en torno a 1.400) o de otras partes del cuerpo.
El jefe de la unidad apunta que para 2010 se han trazado el objetivo de realizar en menos de una semana los estudios para determinar si un cáncer de mama se ha extendido a los huesos. Ya han logrado hacer las pruebas a pacientes ingresados en menos de 24 horas y que la demora máxima para enfermos preferentes no hospitalizados sea de 15 días.
Debido a que el 80% de la actividad de Medicina Nuclear está enfocada a pruebas diagnósticas para otras especialidades, es un área que trabaja en coordinación con otros servicios para el diagnóstico y tratamiento de los pacientes.
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