La tribuna
Trump y el mundo a sus pies
Escritor
Guillermo Busutil ha vivido y vive múltiples vidas en una sola; un periodista consagrado, activista, crítico de arte, escritor premiado, profesor de universidad. Pero hay algo que ha marcado su existencia y que lo sigue haciendo, algo que ha ido guiando cada paso que ha dado, y eso es el amor por la cultura.
Fruto de esta pasión y de la experiencia que lo precede, nace MA-CULTURA 1988-2023, la última creación del granadino, en la que ha plasmado el recorrido cultural y la transformación que en estos últimos 35 años han hecho de Málaga la ciudad que conocemos en la actualidad.
Galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Cultural en 2021, con más de 20 títulos publicados y una bibliografía que abarca todo tipo de géneros literarios y numerosas antologías, Busutil extiende su relación con la cultura en esta obra. Una relación comparable a una epopeya romántica, de esas que empiezan pero nunca acaban.
-¿Cómo acabó convirtiéndose en hijo adoptivo de Málaga?
-Pues Málaga me dio la bienvenida en el año 1988, cuando llegué para hacerme cargo de la sección cultural de un nuevo periódico, La Gaceta de Málaga. Y curiosamente también coincidió con la creación de lo que hoy conocemos como El Museo Casa Natal Picasso. De hecho, para el número cero de la gaceta, escribí una columna donde defendía a Eugenio Chicano como la persona idónea para dirigir la fundación.
-¿Cuál es el enfoque principal del libro y qué temas aborda en relación con la transformación de la ciudad?
-Este libro cuenta como una ciudad que era provinciana, se convierte en un foco nacional, y lo hace a través de una oferta cultural de identidad y de prestigio. Al final lo que ha transformado la ciudad es la cultura, incluso mucho más que el turismo, de hecho la cultura es lo que ha traído el turismo. Se trata de un recorrido por las diferentes instituciones que tanto han enriquecido a la ciudad; el Colegio de Arquitectos, el Museo Casa Natal Picasso, el Ateneo, la Diputación. Y luego por supuesto por las diferentes incursiones en tantas disciplinas que se han llevado a cabo; en el mundo de la literatura, del cine, de la música; a través del Festival de Cine, el Fancine, la Cinemateca del Albéniz, las galerías privadas, la Casa Amarilla, las noches del Cementerio Inglés. Básicamente todo lo que en 35 años se ha desarrollado en materia cultural.
-¿Qué influencia tiene Málaga dentro del panorama cultural nacional?
-A nivel cultura, Málaga es un foco. Todo el mundo quiere copiar el modelo de Málaga. Sobre todo tenemos una locomotora que es donde está el turismo cultural, que es el museo Picasso. El museo Picasso es el punto de enganche. Es desde donde tenemos una proyección internacional y europea.
-¿Considera que Málaga ha perdido su identidad?
-La identidad de una ciudad es su cultura, y en este caso la cultura es lo que nos ha posicionado. Pero Málaga ya ha perdido su identidad. Se ha vendido, y se ha convertido en un parque temático. Las ciudades tienen que mutar, porque son seres vivos. Pero Málaga ahora mismo es una especie de Frankenstein. Es una pena. Yo me siento malagueño, y he trabajado 35 años por el desarrollo cultural de la ciudad, por eso me duele mucho y soy muy crítico con que Málaga ha secuestrado su propia identidad. Su parte humana, su esencia mediterránea, su fachada, su geografía; todo eso lo han comprimido y maniatado con el tema turístico. Al final la gente va a dejar de venir porque la ciudad va a perder su atractivo característico.
-¿Y cuál es el futuro que nos espera? ¿Cómo se desarrollarán los siguientes 35 años?
-El futuro que le espera a Málaga es el futuro que sus ciudadanos quieran. Si sus ciudadanos quieren lo mismo que están pasando ahora en Canarias; que han dicho no al turismo, no a la venta canaria, pues aquí diremos no a rascacielos de Repsol y sí a un bosque urbano. Las ciudades son lo que sus ciudadanos quieren. El problema es que en Málaga la ciudadanía es indolente, la gente no es activa. Lo que hay que hacer es labor de barrio y crear asociaciones políticas alternativas, como la Casa Invisible o como la gente de Lagunillas, y movilizarse.
-¿Qué papel juega la cultura dentro de nuestra sociedad?
-La cultura sobrevive siempre, porque la cultura muta y es indomable. Es la Piedra Rosetta que interpreta la sociedad. Es aquello que nos permite entender la historia, la economía, la creatividad, la superación. La cultura es una rebeldía, es parte de la insatisfacción, parte del lado humano. Pues el ser humano sin la cultura sería un ser totalmente domesticado, con sueño homologable. Sería lo que generan las distopías; seres uniformados, seres rutinarios, sin ningún tipo de capacidad de abstracción.
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios