"Hacen falta más espacios verdes; son necesarios para la salud"
José manuel García almeida. endocrinólogo
El facultativo dice que emigrar supone desarraigo y pone como ejemplo el tener que renunciar a los espetos, pero a continuación señala que hay que ir detrás del desarrollo profesional
José Manuel García Almeida es endocrinólogo. Trabaja en el Clínico y es el responsable de la especialidad en Hospital Quirón. Quizás porque uno de los pilares de su profesión es la nutrición no sólo aconseja a sus pacientes que lleven una vida saludable, sino que predica con el ejemplo. Tanto, que hasta cosecha sus frutas y verduras. Dice que le sirve de relax y ejercicio. Incluso tiene cuatro gallinas para producir huevos ecológicos garantizados. "En la alteración de los alimentos están muchas enfermedades", argumenta.
Onubense de Minas de Río Tinto, estudió Medicina en Sevilla. Tiene dos especialidades. La de facultativo de familia, que cursó en el Juan Ramón Jiménez (Huelva), y la de endocrinólogo, que hizo en el Hospital Regional. Tras 17 años en Málaga y con sus hijos nacidos por estos lares, dice que ya casi es de esta provincia.
-¿Cómo va la obesidad?
-Es una enfermedad muy frecuente. En los últimos 15 ó 20 años han aumentado los riesgos. Ahora los datos nacionales son del 24%; es decir, que la padece uno de cada cuatro adultos. En los niños también aumenta. El porcentaje es más bajo, pero explosivamente, comparado con los niños de hace 50 años, es como cuatro veces más. Es en torno al 12%, entre la población infantil. En 50 años se ha cuatriplicado el riesgo de obesidad infantil. La obesidad es una enfermedad crónica. Un sarampión pasa. Pero la diabetes por ejemplo es crónica porque nadie deja de ser diabético. La obesidad también es una enfermedad crónica, necesita control a largo plazo.
-¿Cuáles son sus causas?
-La obesidad es un puzle. En torno a un 30% es genético y el resto, ambiente. La genética no la podemos cambiar a fecha de hoy. Con el ambiente, los médicos nos referimos a la dieta, el ejercicio, las condiciones generales. Eso sí lo podemos modificar, así que las estrategias van dirigidas en ese sentido. En esto es en lo que más investigación se está haciendo.
-¿Es un problema de salud pública?
-Sí, lo dice la Organización Mundial de la Salud. Prácticamente todas las instituciones tienen planes para actuar. El Ministerio de Sanidad tiene un plan de prevención de la obesidad con actuaciones sanitarias pero también educacionales -sobre todo en los colegios- y legislativas -para que se limite la venta de determinados productos para no hubiera dentro de los colegios alimentos que por su cantidad de grasa no son recomendables para los niños-.
-¿Y esas normas se están cumpliendo?
-Se están cumpliendo en los colegios. En otros apartados es más controvertido porque también está el derecho de las personas a tomar decisiones libres. Las grandes multinacionales están mejorando la composición nutricional, intentando que sus alimentos tengan menos grasas. Antes, ibas a una cadena de hamburguesas y salías de allí con 1.500 calorías. Ahora hay menús que tienen 500 calorías porque es una ensalada o tienen fruta de postre en lugar de un pastel. Ese avance es por la regulación legislativa y por el interés que tiene la sociedad en controlarlo. El problema es que tenemos muchas lagunas.
-¿A qué se refiere?
-Hay enfermedades para las que hay muchos tratamientos, pero en la obesidad no hay fármacos autorizados a fecha de hoy. En los próximos años se van a lanzar fármacos para el tratamiento de la obesidad. Sería como si con la diabetes te dicen que eres diabético y te dicen que tienes que hacer dieta y ejercicio, pero no tienen ninguna pastilla para tratarte. Si esto ocurriera con la diabetes, sería difícil de controlar. La obesidad está huérfana de tratamientos. En Estados Unidos se han aprobado ya dos nuevos tratamientos, se van a aprobar otros tres más y en la Agencia Europea [del Medicamento] entrarán a lo largo del año. Son fármacos que no sustituirán la dieta y el ejercicio, son para apoyar la dieta y el ejercicio.
-¿La dieta se está olvidando?
-Se está desviando... La palabra dieta significa lo que comemos habitualmente y se ha transformado por lo que te dan en un papel para que comas. La gente entiende hacer dieta por lo que te ponen en un papel para que comas. Eso es un error fuerte, quita la responsabilidad a cada uno de decidir lo que come, parece que se pasa esa responsabilidad a un agente sanitario que es el que te la ha dado. Yo estoy en contra de que se dé dieta por escrito. Es más importante asesorar a los pacientes de cómo tienen que modificar sus costumbres y hábitos. Hay que abandonar el concepto de dieta y volver al de hábito saludable.
-¿Cuánto influye la obesidad y la dieta en la mortalidad?
El estudio Predimet (prevención dieta mediterránea) que es multicéntrico en toda España ha demostrando que haciendo un patrón de dieta mediterránea en pacientes con obesidad y riesgo cardiovascular se reduce la mortalidad general en el 24% a los cinco años.
-Todos nos vamos a morir, ¿pero qué se evita con dieta y ejercicio?
-Lo que más impacta en la calidad de los últimos años de vida es cuánto nos sentimos de enfermos. Existe el anciano sano de 75 años, sin medicación y sin enfermedad. Esa es la calidad de vida extrema. Te mueres leyendo tu periódico, moviéndote por las mañanas. Pero si llegas a 75 años con diabetes, obesidad, un infarto; a lo mejor vives lo mismo que la otra persona, pero la calidad de vida se deteriora mucho. Sin obesidad puedes llegar a anciano con menos patologías. La obesidad es una causa previsible de cáncer. Y hay dos cánceres que están en primera línea que son el de colon y el de mama, que se influencian de los kilos. El riesgo de una mujer con obesidad de tener cáncer de colon o de mama es mucho mayor. Las sociedades de Oncología han hecho campañas en ese sentido con el lema de que cuidar el peso es prevenir el cáncer.
-El Clínico ya tiene el Metro en la puerta del hospital ¿Contento?
-Me parece una buena iniciativa. Soy usuario del Metro. El problema es que el circuito aún es muy limitado. En mi caso, me facilita el desplazamiento entre este hospital y el Regional. Es accesible, con el coche tardaría lo mismo. Una ciudad con Metro, es una ciudad que tiene posibilidades. Aunque lo que tenemos ahora es un esbozo de Metro. Los metros funcionan bien en las ciudades cuando tú puedes ir a cualquier lado con sus ramificaciones; cuando puede cogerlo en su calle y darle la vuelta a la ciudad. Eso aquí ahora mismo no ocurre.
-El Pompidou ya está cerca...
-Yo no soy de Málaga, soy de la sierra de Huelva, de la cuenca del Río Tinto. Hace 17 años que vivo en Málaga y me considero malagueño. En este tiempo, el desarrollo de la oferta de museos ha experimentado un gran avance. Cuando viene mi familia de fuera, la llevo a recorrer la ciudad y el aspecto de Málaga ahora es mucho más interesante. Y el Pompidou está dentro de esa línea en la que Málaga ha ganado mucho.
-¿Qué le mejoraría a la provincia?
-Los espacios verdes. Otras ciudades sí han hecho ese trabajo. Que se creen esos espacios depende de los ayuntamientos y la Diputación. Y yo creo que hacen falta porque realmente habría más posibilidades de establecer planes saludables de ejercicio si hubiera más de estos espacios en las ciudades. Además, hay que acercarlos a los barrios. No digo que no se haya hecho nada. Creo que se han hecho esfuerzos.
-¿Por qué son necesarios para la salud?
-Los espacios verdes son necesarios para la salud. Hay ciudades con mucha industrialización que enferman a las personas porque las limitan a la hora de hacer ejercicio, por la polución... Luego surge el concepto de las ciudades saludables. Son aquellas que trabajan en crear espacios verdes, disminuir las tasas de polución... Aquí con las playas que tenemos es fácil comer al aire libre. De hecho, tenemos un aliado fortísimo: el espeto. Intentamos que la gente tome omega 3 porque es una buena grasa para la salud y con un espeto se cubren las necesidades de omega 3 de todo el día.
-¿Emigraría como están haciendo ahora muchos médicos?
-Es una decisión difícil. El punto decisivo es si te vas fuera de tu ámbito cultural, que es lo que está ocurriendo ahora mismo. Yo creo que sí me iría porque la planificación del trabajo marca como orientas tu vida. Si trabajas bien, tienes un desarrollo. La limitación del trabajo es uno de los factores que peor psicológicamente llevamos. Y sobre todo los hombres tenemos en la cabeza el marchamo de que el trabajo es fundamental. Me afectaría mucho no tener trabajo. Yo iría detrás del desarrollo profesional. Pero supone un desarraigo, pierdes tus querencias. Te quedas sin tu espeto y tu familia. Es un golpe. Si se plantea como un paréntesis formativo de cuatro años, es menos doloroso.
-Ya que es endocrino. ¿El amor y el desamor se pueden explicar por hormonas?
-Uffff, vaya pregunta. Las hormonas influyen en todos los comportamientos humanos, están hechas para eso. Por ejemplo, las hormonas del estrés -el cortisol- están hechas para escapar de un peligro. Pongamos, por si venía un león; para que en medio minuto tuvieras toda la glucosa en los músculos para correr. Por eso el corazón se pone como una bomba, para afrontar un peligro. Pero cuando el león en lugar de ser físico sólo está en tu cabeza, se produce el estrés. No te come nunca, pero te está amenazando constantemente. El cortisol no entiende, lanza la respuesta, cuando en realidad no hay que salir corriendo a ningún lado. Lanza la respuesta de defenderte frente a un fantasma tuyo porque no está el león. Como acaba sin morderte, es un estado de alerta crónico. El estrés tiene agarre en leones ficticios -el trabajo, los miedos...- y no tiene una salida fácil.
-¿Y las hormonas de las penas de amor? Digo, para tomarse una pastillita y olvidarse...
-Eso todavía no se ha descubierto [risas].
-La esperanza de vida ha crecido unos 40 años en un siglo. ¿Con la tasa de obesidad es posible que por primera vez baje esa esperanza de vida que lleva años aumentando?
-Esa fue una pregunta que se hicieron [los expertos] hace unos cinco años por la amenaza del crecimiento de la tasa de obesidad.
-¿Y la respuesta cuál fue?
-Que sí, que podía ocurrir que bajara la esperanza de vida porque la obesidad iba condicionando unas mayores tasas. En Estados Unidos, en 2010, la mitad de población tenía problemas de sobrepeso y obesidad. En los últimos dos o tres años se ha frenado. Ahora estamos en meseta. Y eso se debe a que se han concienciado los pacientes, las instituciones sanitarias y los políticos.
-¿Haría falta más información sanitaria en los colegios y menos Religión?
-Ahí me estás metiendo en un berenjenal. Yo no soy religioso, yo solo creo en la naturaleza. No mezclemos... Pero haría falta más información sanitaria en los colegios y allí donde se ha dado ha funcionado a las mil maravillas. Es importante que los niños aprendan a cocinar bien, a tener una alimentación saludable, a hacer ejercicio y a controlar su peso.
-¿Algo que quiera añadir?
-Yo, quizás porque también soy médico de familia, me salgo de los límites y me cuelo en la familia. Y eso es importante, porque por ejemplo si cambias la dieta de una persona, se necesita que también se involucre la familia.
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