Halloween en Málaga: Miedo para olvidar la pandemia

Imaginación y también mucho humor entre la variedad de disfraces de la noche de Halloween

Varios amigos, preparados para celebrar una fiesta temática de Halloween.
Varios amigos, preparados para celebrar una fiesta temática de Halloween. / Marilú Báez

Málaga/En menos de 24 horas, la calle Larios, escenario de todo lo que haya que celebrar en Málaga, ha pasado este fin de semana del desfile de tronos de la Magna al trasiego constante de terroríficos disfraces de Halloween.

Entre los clásicos esqueletos, vampiros o asesinos en serie, el rey de la noche este año fue –sin sorpresas– el soldado del Juego del Calamar. Así, con el reglamentario mono rojo y las caretas negras, vestían Silvia, Kike, Mónica y Daniel (7 años), todos ellos seguidores de la famosa serie, que celebraban haber comprado el disfraz “con tiempo”.

Por calle Larios, entre el mar de monos rojos –no todo era el Juego del Calamar, todavía perdura el disfraz de la Casa de Papel–, llamaban la atención unos británicos encarnando a La familia Addams. Abuelos, hijo y nietos –los Middelton dijeron ser– apenas podían andar unos metros sin que otros transeúntes les pidieran una foto. El matrimonio lleva años en Riogordo, pero jamás se había disfrazado: “Venimos porque todo el mundo nos dijo que se lo pasaban muy bien...”.

Una familia de británicos, disfrazados de La familia Addams.
Una familia de británicos, disfrazados de La familia Addams. / Marilú Báez

Tampoco se habían disfrazado nunca Juanfran y Sergio, pero tuvieron claro que este año irían como médicos de la peste nada más ver un vídeo de Tiktok que, según dijeron, les hizo reír. Junto a ellos pasaba un grupo de payasos. “Somos los amigos de Arlequín”, manifestaba uno, mientras que Conchi, la artífice de la idea, explicaba que cada año hacían una fiesta temática y esta era de inspiración circense.

Entretanto, en la plaza de la Marina un guía turístico disfrazado narraba con entusiasmo una historia de terror sobre Málaga. La fiesta de los muertos ha dejado una noche muy concurrida en el centro, en la que se sentían las ganas de disfrutar mientras la pandemia lo siga permitiendo, después de que el año pasado también Halloween quedara suspendido por culpa del Covid, como otras tantas celebraciones.

Una vez más, la gente no solo echó mano de la imaginación, sino también del humor, aunque poco o nada tuviera que ver su disfraz con el terror. Tal vez por eso hubiera cucharachas, tiburones, marcianos y hasta plátanos.

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