Humilladero cumple casi 500 días sin agua potable en sus hogares
Sequía
El Ayuntamiento busca a contrarreloj aumentar el caudal disponible para poder arrancan la planta potabilizadora
La calidad del agua se está deteriorando y tiene mayor sabor a sal por el aumento de los cloruros
El agua de Humilladero es declarada no apta para consumo humano
La llegada del verano se antoja nuevamente complicada en algunos de los municipios de la comarca de Antequera que desde hace años están sufriendo más problemas para garantizar el abastecimiento de agua a sus vecinos. Humilladero es la localidad que presenta una situación más difícil en estos momentos en la zona. Allí se mantiene desde finales del año 2022 el agua declarada como no apta para consumo humano y el Ayuntamiento de la localidad está recurriendo a la compra de camiones cisterna para abastecer a la población. Una situación que se prologan ya casi durante 500 días sin agua potable en sus hogares.
Entre las posibles soluciones al problema se planteó la construcción de una planta potabilizadora a semejanza de la que la funciona en Fuente de Piedra, aunque las instalaciones hasta el momento no han entrado en funcionamiento.
Un equipamiento que tuvo un coste de unos 480.000 euros de los que 380.000 fueron aportados por la Diputación de Málaga y el resto por el propio Consistorio. A ello se sumaron obras complementarias que elevaron la inversión final a 650.000 euros
En este sentido, la alcaldesa de la localidad, Auxiliadora Gámez, explicó que se están tratando de buscar la fórmula que permita su entrada en servicio, aunque para ello necesitan conseguir la aportación de un caudal de agua no potable suficiente para que la planta sea capaz de atender el consumo de la localidad. Este tipo de tecnología necesita recibir entre un 25% y un 30% de agua no potable más de la cantidad que se pretende obtener. Un hecho que técnicamente denominan como agua de rechazo y que ahora también se estudia si hay posibilidad de reutilizarla para otro tipo de uso como la producción de hidrógeno verde en lugar de desecharla por el saneamiento público.
Gámez apuntó a que “estamos trabajando para tratar de que entre en funcionamiento lo antes posible”, aunque todavía no existe una fecha concreta.
Por su parte, Miguel Asencio, concejal responsable del proyecto, explicó que la intención del Consistorio es que la planta pueda arrancarse entre julio y agosto aunque no sea a pleno rendimiento. Esta medida permitiría mejorar la calidad del agua que se está deteriorando en estos momentos con un aumento de los cloruros que hacen que cada vez tenga un mayor sabor a sal. Una situación que de seguir empeorando puede hacer que el agua no sea apta ni para regar plantas.
“Queremos que comience a funcionar ya las horas que sea posible y cuando tengamos caudal suficiente pues que esté trabajando las 24 horas, así podremos mejorar la calidad y comenzar a bajar los niveles de nitratos y cloruros”, señaló Asencio.
Desde el Consistorio ya han contactado con empresas especializadas para poner en funcionamiento la planta y ahora comenzará el proceso para habilitar los fondos económicos necesarios para ellos. Además, también se tramitó ante la Junta de Andalucía el cambio necesario que permitiría poder comenzar a utilizar un pozo situado dentro del casco urbano y que contaría con caudal suficiente para abastecer al depósito de agua bruta de la planta.
Por otra parte, también se están realizando inspecciones de los captaciones actuales de abastecimiento para comprobar su estado y saber si el descenso del nivel de alguno de ellos está relacionado con algún tipo de rotura que hubiese llevado tierra al interior de la perforación y provocar una disminución del nivel de la lámina de agua.
En cuanto a las piscinas, está previsto emitir un bando conjunto entre varias localidades prohibiendo su llenado con agua de la red, por lo que se tendrá que recurrir a agua de pozo no potable por parte de aquellos vecinos que quieran utilizarlas. También se realizará un llamamiento al uso responsable en la utilización del agua para baldeos, riego de huertos o limpieza de vehículos.
Mientras tanto, en la vecina localidad de Fuente de Piedra mantienen un tensa calma sin que por el momento tengan problemas para cubrir sus necesidades de los vecinos con la producción de su planta potabilizadora. No obstante, desde el Consistorio se mantienen a la espera de la evolución de los pozos de los que se abastece durante este verano. “Los pozos después de dos años han bajado y los acuíferos no se recuperan tan rápido como los embalses con las escasas lluvias que hemos tenido”, apunta el alcalde del municipio, Siro Pachón.
En su caso también han prohibido el llenado de piscinas con agua procedente de la red y se insiste en realizar un llamamiento a la moderación del consumo al tratarse de un recurso muy escaso en la zona.
Y es que de cara al verano los consumos de agua suelen aumentar por un mayor uso de las duchas y eso llegó a provocar en el pasado que se tuviese que advertir sobre la posibilidad de que el agua tratada no fuese suficiente para atender la demanda.
Por su parte la situación más tranquilla se vive en Mollina. Allí sus pozos de abastecimiento mantienen caudal suficiente para el consumo, aunque desde el Consistorio se llama también al consumo responsable. En este caso también se espera que no se permita el llenado de piscinas con agua de la red y se tenga que hacer mediante de agua de pozo no potable.
La situación también es compleja en el Valle de Abdalajís, otra localidad de la comarca que lleva años sufriendo problemas con el abastecimiento y teniendo que recurrir a abastecer sus depósitos con camiones cisterna.
Durante el periodo de sequía la localidad llegó a tener cortada el agua durante la noche y algunos tramos del día, aunque las últimas lluvias permitieron reducir el tiempo de restricción en el suministro. En esta localidad los vecinos han aprendido a vivir sin agua en la red y los tejados se han llenado de depósitos que permiten hacer las tareas básicas durante los horarios de corte. Y es que muchos vecinos se encontraban con el problema de que al regresar a sus viviendas tras la jornada laboral no podían ducharse, hacer de comer o poner la lavadora.
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