Un nuevo 'Invader' aterriza en Málaga: sus puntos de colores se reparten por la ciudad
El artista berlinés Okse 126 dejó 15 intervenciones el pasado verano, algunas se han perdido o pintado encima de ellas
También actuó sobre la fachada de la iglesia de San Julián, edificio protegido
Ya ha puesto 1.400 puntos en 130 urbes de 20 países distintos
Los puntos de Okse 126, el nuevo Invader, que aún puedes encontrar en Málaga
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Málaga/Cuatro o más puntos que se esparcen, de diferentes tamaños volúmenes y formas en hasta quince lugares distintos de Málaga. Puntos que parecen no guardar ninguna relación entre sí, más que los colores primarios: magenta, cian, amarillo –y negro–. Puntos que colocó, como un Invader reciente, el artista berlinés Okse 126 a principios del pasado verano.
Casi un año hace ahora desde que interviniese, según las fechas que se desprenden de sus publicaciones en redes sociales, este artista urbano en distintos puntos del centro histórico y Huelin, sin que haya causado demasiado revuelo, a diferencia del cacareo que levantó su homólogo francés.
No ha levantado demasiado revuelo, pese a que intervino, de similar manera, sobre un edificio protegido, la iglesia de San Julián en su fachada de calle Muro de San Julián –en la que hasta hace no mucho le acompañaban varios cajetines de seguridad para llaves de pisos turísticos que fueron retirados después de que este periódico señalase su presencia–.
En total, incluyendo los de San Julián, son 15 los puntos en los que malagueños han podido mirar, extrañados, los puntos de colores primarios, que no son otra cosa que una obra abstracta, la descomposición más básica de toda obra pictórica, como ha señalado el berlinés en distintas entrevistas –no hay que olvidar que cian, magenta, amarillo y negro son la base de todos los colores de la paleta, de ahí que CMYK (por sus siglas en inglés) sean las tintas usadas en las impresoras–. En total, el artista ha dejado 1.401 puntos –los malagueños fueron los primeros 1.200– en 130 ciudades de 20 países distintos.
Una fuerte presencia tiene en el Soho, donde se pueden observar junto a murales de Obey, D*Face o Mestura, todos ellos traídos –como grandes estrellas– durante la reconversión del barrio en la llamada MAUS que impulsaron el CAC y el Ayuntamiento para transformar el Ensanche Heredia.
Siempre en fachadas rodeadas de otros graffitis –aunque estos no siempre legales–, se pueden ver también puntos del artista alemán en el abandonado edificio de Correos, donde además pisa –lo que se conoce en el argot graffitero a una obra que se hace sobre otra previa, tapándola– una intervención de D*Face, de la que ya sólo se intuyen parte de unas alas y algo del contorno de sus famosos personajes caricaturescos y redondos.
En otros casos, como bajo el puente de Tetuán, ha sido el Ayuntamiento, quien por medio de su intervención en el río para eliminar los graffitis y adecentarlo, ha pintado de verde los cuatro puntos que antes lucían primarios. Junto al puente de los Alemanes, donde también dejó su firma Okse 126, directamente han desaparecido.
Como también lo han hecho en la calle Pito, una de las que recogen más multas de la Policía Local en horas nocturnas por ruidos y orines de la ciudad, sólo queda la pintura levantada donde antes estuvieran los puntos que, posiblemente, se llevase a casa como souvenir algún coleccionista con nocturnidad y alevosía.
Sea como fuere, y a un mes de que Invader sea llamado a declarar por los juzgados a raíz de sus intervenciones en Málaga, los puntos de Okse siguen repartidos por la ciudad, como gotas de pintura que podrían contener cualquier obra en su interior, pero que se amontonan en distintas formas y volúmenes para recordarnos que quizá, todo está en cómo y cuánto se mire.
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