Jaime Ordóñez: La constancia de un loco soñador
El actor es un hombre que vive cada segundo de su apasionada vida, la que ha escogido, como si fuese el último por consumir
Málaga/Cuando me dispuse a escribir la crónica de nuestro personaje de hoy, no dudé en colocar mi sintonía favorita de la banda islandesa Of Monster and Men, Dirty Paws –"garras sucias"- porque me inspiraban mucho de lo que él ha vivido. Su vida, su travesía profesional, unas veces cargada de frialdad y crudeza, casi de un mundo de distopía, otras – las menos– , de saboreo de triunfos muy peleados y trabajados pero éxitos al fin y al cabo, debería ser ejemplo para muchos. Jaime Ordóñez es un hombre que vive cada segundo de su apasionada vida, la que ha escogido, como si fuese el último por consumir.
Quizás esa forma de ser, casi al límite, le ha hecho interpretar papeles que quedaran para la historia de nuestro cine contemporáneo. De su entrevista se podría hacer un manual de vivencia y supervivencia. Lamentablemente no tengo espacio para tanto, pero procuraré no dejarme atrás nada importante de lo mucho que me dijo. No se lo pierdan.
El restaurante: Mosaico Málaga
Seis años cumplió hace unos meses el restaurante donde realizamos nuestro encuentro: Mosaico Málaga, situado en calle Sánchez Pastor, en el corazón del casco histórico de nuestra ciudad. Un restaurante de cocina tradicional marroquí con platos seleccionados y elaborados con recetas tradicionales.
Su propietaria y coordinadora general Nezha Laich nos acogió con la calidez que distingue su ciudad de procedencia: Rabat. Ella me contaría que las recetas que emplean son la mayoría de su abuela – garantía de cocina tradicional– y que el nombre del establecimiento Mosaico, representa un mosaico de culturas.
Cuenta como chef con Carlos Fernandes Goes, un brasileño que da muestras sobradas de sus habilidades en los fogones. De los platos que degustamos más adelante les cuento. Toda una experiencia.
El invitado: Jaime Ordóñez
Hablar con Jaime Ordóñez es hacerlo con una persona que desgrana un discurso claro, directo y apasionado, muy apasionado, como lo ha sido todo en su vida. Estoy seguro de que no va a dejar indiferente a nadie.
Para comenzar le pregunté por qué se hizo actor. “[Silencio] Nací con esa vocación. Aunque comencé a estudiar derecho, desde joven me gustaba contar historias que ya grababa en rudimentarias cámaras que con los años fui mejorando. Un día, con veinticuatro años, lo dejé todo e ingresé en la escuela de Arte Dramático de Málaga. Fue ese el primer día del resto de mi vida”.
Y de ahí a Madrid. “Así es. Pasé ocho años en Madrid que significaron para mí como una travesía del desierto. Todas mis pertenencias cabían en una mochila. Vivía de sofá en sofá, en casa de amigos, y cuando podía en alguna pensión. También había días que no sabía dónde acabaría durmiendo. Lo aposté todo por un sueño que ahora es una realidad. He conseguido un reconocimiento gracias a mi trabajo”.
Muy personal
Malagueño del Muelle de Heredia donde hoy día aún vive su madre, Consuelo, ha hecho un camino inverso en la vida y ahora está de nuevo en Málaga después de pasar casi una década en Madrid. Educado junto a sus cuatro hermanos en el colegio de Maristas, se considera mal estudiantes de ciencias. Estaba claro que lo suyo eran las letras. Se emociona hasta las lágrimas cuando habla de sus padres, de su familia. “Mis padres han jugado un papel fundamental en mi vida, y las de mis hermanos. Somos un trasunto de la educación que nos han dado. Mi padre, José María Ordóñez, llevaba una vida espartana: trabajar sin descanso para sacar a su familia adelante. Yo formo parte de un poema de versos sueltos que inició mi padre y continuamos mis hermanos y yo. Mi madre me apoyó en todo lo artístico. Me daba miedo irme a Madrid y ella me animó. Venía a verme en todas las representaciones que hacíamos durante la carrera de arte dramático. Mi padre no, pero un día que representábamos una zarzuela, un género que a él le encantaba, en la Sala Falla del conservatorio, vino a verme y le vi sonreír… – aquí Jaime detiene irremediablemente su conversación. Le pudieron los recuerdos y el corazón. He querido contarlo tal y cual se produjo por su gesto sincero y humano–“. El otro gran pilar de su vida es Estela, su mujer, con la que vive en el barrio de Huelin. “Estela tiene y ha tenido mucha paciencia conmigo y mi profesión. Ella es mi estabilidad y mi energía. Mi amor verdadero”.
Ha querido tener un recuerdo para aquella profesora de técnica vocal, excepcional persona y clave en su vida profesional , gracias a la cual consiguió papeles que después le permitieron alcanzar su sueño, Mª Paz Redoli. Dicho queda. Y yo me quedo con una reflexión que me hizo cuando recogía mis papeles: “en la vida, como en el cine, cuando se apagan las luces del estreno, es otra cosa”. Hasta siempre mi loco y soñador amigo.
¿La fama ayudar a vivir? “No, la fama y la popularidad no dan para comer. Para comer solo sirve trabajar. La fama sirve para que en un determinado momento se te abra alguna puerta, para darte cierta accesibilidad”. ¿Qué trabajo le lanzó a la fama? “Gracias a la serie Aquí no hay quien viva dejé de ser invisible. El respeto y el prestigio me lo he ganado con las tres películas que he hecho con Alex de la Iglesia”.
¿Cuáles son? “Mi gran noche, La Brujas de Zugarramurdi y El Bar”. Invito a quienes no las hayan visto, si quieren conocer los trabajos, excepcionales de Jaime Ordóñez en estas tres películas, que no se las pierdan y las disfruten, les aseguro que merece la pena. “Pero por encima de todo, con José Mota, –con quien ha trabajado en numerosos programas–, he aprendido mucho como persona, aún más que como actor. Es mi modelo a seguir”. Contado así parece un camino muy fácil.
“[Silencio] Tengo un mantra en mi vida que son unas palabras que me enseñó mi inolvidable profesora de literatura dramática de la ESAD de Málaga, Ana Mejías. Una frase de Camilo José Cela que la he tenido y tengo presente durante todo mi vida: resiste, resiste, resiste, porque el que resiste, gana”. Me suenan esas palabras… “Fue mi discurso improvisado el día que me concedieron la Biznaga de Plata en el festival de Cine de Málaga. Eran las palabras que me salieron del corazón en ese momento. Luego cogí el premio y me fui a celebrarlo con mi madre. Ella lo tiene guardado en su casa”.
Realmente Alex de la Iglesia ha sido una persona muy importante en su carrera. “Claro, mira, José Mota es mi ángel de la guarda, pero es Alex de la Iglesia quien me ha dado la inmortalidad a través de las tres películas que he hecho con él. Ahí he quedado inmortalizado para siempre. Necesitaría varias vidas para agradecer lo que ese hombre me ha dado. Confianza en mi trabajo, sin hacer castings, ni pruebas, ni nada”.
Imagino que esta trayectoria le habrá abierto muchas puertas. “No, para nada. En este mundo vales lo que alcance tu poder mediático, desgraciadamente es así. Los artistas valemos solo en base al rédito publicitario que aportemos. Hoy en día te valoran por el número de seguidores que tienes, tu valía queda a un lado”. Ha sido una persona muy perseverante pero por lo que cuenta ha sido muy duro ¿Se ve en otra profesión que no sea actor? “No me concibo ni medianamente feliz dedicándome a otra cosa. Un solo día de interpretación me vale por los otros 364 del año. Soy una persona muy autocrítica, solo de esa manera puedes alcanzar la excelencia y yo la busco en mi trabajo. Tengo un respeto enorme por el cine. Perdí 12 kilos en dos meses para adaptarme a mi papel en El Bar. En ese trabajo, y lo digo con toda la humildad, me dejé jirones de mi cuerpo, de mi vida. Debo reconocer que hay momentos en que dudo, en que tengo crisis de fe en lo que hago, debido al enorme esfuerzo que plasmo en mi trabajo.”
Hábleme de ese proyecto de dirección de su película El berrido de los silencios”. “La dirección es una apuesta personal. Me gusta todo lo relacionado con esta profesión. Me está costando un gran esfuerzo, pero soy leo, muy cabezota y cuando me propongo algo, por más dificultades, por más obstáculos, siempre continuo adelante. Estoy haciendo la película sin subvenciones de ninguna clase, y algo así te aseguro que no se ha hecho nunca, está hecha a pulso. Hay más de trescientas empresas apoyándome. Esto quiere decir que me he reunido con más de seiscientas. En este proyecto vuelvo a ser un loco soñador, pero nunca habría estudiado arte dramático si me hubiese preocupado el futuro. En este proyecto no me siento valorado por las instituciones de mi ciudad, solo por la empresa privada, pero sé perfectamente cuál es mi alcance mediático”.
Y la película tengo entendido que se está desarrollando íntegramente en Málaga. La película es un homenaje a Málaga. El proyecto pretende inmortalizar aún más Málaga. Ruedo en 35 localidades distintas de nuestra provincia. Con esta película habré cumplido el sueño de mi vida. Llevo a Málaga en el corazón. En lo que pueda ayudar a mi ciudad siempre podrán contar conmigo” De eso no me cabe la menor duda. Todas y cada una de las palabras pronunciadas por Jaime Ordoñez han salido directamente de su corazón. Un actor con alma que se la va dejando a trocitos en cada papel que interpreta. Continuamos durante la comida.
La comida
El día de nuestro encuentro se presentó frío, lluvioso, desapacible y el destino quiso que nos encontrásemos en un rincón cálido, agradable y acogedor en el restaurante Mosaico. A ello le unimos los platos que nos tenía preparados Nezha y que nos hizo disfrutar en esta entrevista.
Para comenzar saboreamos una fresca ensalada de berenjenas asadas con especias, un plato original y delicioso, acompañado por una copa de vino blanco Javier Sanz, selección de bodegas Lara para a continuación servirnos una extraordinaria pastela de pollo con almendras y canela. Nosotros continuamos con nuestra interesante conversación.
Esto del cine, del mundo del arte, ¿le viene de familia? “No del arte, pero todos en mis familia somos muy emprendedores. Eso lo hemos heredado de mi padre. Todos en casa, cinco hermanos, comenzamos a trabajar muy jóvenes. Es algo que siempre le agradeceré a mi padre. Aprendí a valorar las cosas”.
Se define como un loco soñador. “[Silencio] Soy un loco soñador. Vivimos tiempos de crispación y confrontación. Me gusta más unir. No soporto la hipocresía ni la mala educación, es una epidemia que por desgracia se extiende”. Un extraordinario cus cus de cordero y un tallin de ternera con ciruelas caramelizadas y almendras fueron los dos platos con que nos sorprendió Carlos Fernandes, todo ello acompañado en esta ocasión con una copa de Abadía Retuerta tinto que maridó a la perfección con ambos platos.
¿Si tuviese que interpretar el papel de mujer, qué actriz le gustaría ser? “[Risas] Sin lugar a dudas Meryl Streep y Catharine Hepburn, las he admirado siempre. En hombre a Anthony Hopkins. Son excepcionales. Me gusta la escuela de actores llenos de detalles, que tras su trabajo hay horas y horas de ensayo y propuesta. Los personajes los llenamos los actores de nuestra propia vida, con el alma y el corazón”.
Para terminar nuestra comida, Nezha nos endulzó con un postre de tarta de zanahoria y helado de vainilla. Mi agradecimiento a Nezha Laich y su equipo, Carlos Fernandes y Patricia, por su trato cercano y cariñoso. Ya lo saben, en calle Sánchez Pastor tienen un rincón especial donde degustar una excelente comida marroquí.
Y nosotros irremediablemente tuvimos que despedirnos de Jaime Ordoñez. Un hombre un carácter indómito y volcánico que con la edad ha aprendido a templar pero que resurge con fuerza cuando habla de su adorada profesión.
Los vinos
Blanco: Javier Sanz; Excelente vino de la D.O. Rueda. Excelente fresco y acidez que hace surgir en la boca sus sabores tropicales como la piña dejando en la el paladar un agradable recuerdo floral y mineral.
Tinto: Abadía Retuerta; Espectacular vino de las Tierras de Castilla y León. Es este un vino potente, afrutado y cremoso con sorprendentes notas de fruta roja y negra madura. Marido a la perfección con los platos que degustamos.
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