Javier Noriega: "La economía azul emplea a 50.000 personas y posee unas 700 empresas en Málaga"
Cree que este sector está llamado a ser uno de los nichos de mercado más potentes de Andalucía
Un grupo de empresas marítimas apoya la conexión de la Costa del Sol por barco
Los responsables de Pesca de la UE se reúnen en el puerto
Málaga/Javier Noriega es presidente del Clúster Marítimo-Marino de Andalucía (CMMA), un grupo que reúne a 142 empresas que se desempeñan en el sector de la economía azul y desde donde transmite al mundo su gran pasión: el mar.
-¿Cómo se está desarrollando la economía azul en Málaga en estos momentos?
-Málaga vivió su mejor momento cuando miró al mar, es lo primero que hay que tener en cuenta. Por tanto, volver a hacerlo es la clave para ser punteros. Ahora mismo, la provincia tiene en torno a 50.000 empleados y 700 empresas vinculadas a la industria marítimo-pesquera, mientras que en Andalucía esas cifras ascienden hasta los 300.000 puestos de trabajo y entre 4.000 y 6.000 sociedades, lo que se traduce en el 10,5% del PIB de la comunidad, aproximadamente. Además, por primera vez, una Consejería incorpora el término Economía Azul a sus competencias de forma explícita en su titular. En el Clúster, en total, están representadas 142 empresas de los subsectores turismo azul, biotecnología azul y cultivos marinos; pesca, acuicultura e industria de transformación pesquera; logística, puertos y transporte marítimo; robótica submarina y arqueología subacuática. Y hay proyectos relevantes en marcha dentro y fuera de él, como la estrategia común que estamos trazando con las ocho provincias andaluzas; la potenciación del turismo de naturaleza, vinculado a la Senda Azul de la Diputación; o, en el mundo de la digitalización, algunas iniciativas de organizaciones internacionales que se están fijando en lo que hacemos aquí.
-Málaga tiene una situación geográfica privilegiada. Insisten mucho en que no se aprovecha lo suficiente ese factor. ¿Hacia dónde deben ir los próximos movimientos?
-La provincia necesita priorizar la excelencia. Lo más importante ahora es avanzar en el plano de la gobernanza, que los gobiernos estimulen a las empresas y creen empleo. Aunque llevamos muchos años trabajando y tenemos cierto músculo, reivindicamos medidas de impulso. Existen empresas interesantes que operan en el mar desde la robótica, la logística, la ingeniería medioambiental, el patrimonio cultural submarino… Por nuestra parte, entendemos como preferente establecer polos azules en los puertos, integrar estas infraestructuras en la ciudad, continuar profundizando en el modelo de quíntuple hélice, que es muy potente en el mundo tecnológico. Se da mucho en territorios como Palo Alto, en California o Bangalore, en la India; pero nosotros lo hemos extrapolado nuestro segmento. Estamos desarrollando puntos de accesibilidad en el litoral andaluz y el sur de Portugal, para hacer una red potente a nivel internacional. Haría falta una superficie en la que estuviesen el Instituto Español de Oceanografía (IEO), los grupos de investigación y las empresas marítimas. Hacer un semillero de proyectos I+D+i, construir una piscina profunda, que es una demanda histórica del sector del buceo, porque sólo hay una en España, en Madrid.
-La Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental acaba de apostar por el llamado short sea shipping. Es decir, unir los municipios por vía marítima para descongestionar las vías terrestres. ¿Cree que puede erigirse en una alternativa sólida?
-El short sea shipping es una propuesta que contribuye a reducir gases contaminantes, a disminuir la accidentalidad y a liberar las carreteras. Objetivos que, además, están reflejados en el Libro Blanco de la Comisión Europea, que establece que para el 2030 es necesario bajar este tipo de desplazamientos por la polución que generan. También daría un gran impulso al turismo, a los puertos deportivos del litoral, que no son pocos. Estamos demasiado acostumbrados a ver el mundo desde tierra. Imagina entrar por la bocana del puerto y ver el paisaje, la Alcazaba, el Castillo de Gibralfaro. Nos proporcionaría una estampa muy similar a la que tenían los viajeros de antaño. El resultado es una magnífica tarjeta de visita para Málaga.
-Uno de los pilares del Clúster es la atención a la formación. ¿Hasta qué extremo este sector puede ser una bolsa de empleo a tener en cuenta en el futuro?
-Los indicadores que manejamos son positivos, van al alza. En los próximos diez años, si lo hacemos todo bien, se pueden llegar a generar cientos de miles de puestos de trabajo. Tenemos datos que indican que va a ser uno de los nichos de mercado más potentes de Andalucía. La demanda es notable. Y en ocupaciones en las que se cobran sueldos más que dignos. Lo que pasa es que, por un lado, muchas necesitan de una formación muy específica que no cuentan con una escuela que enseñe a realizarlas, y, por otro, que las vacantes quedan desiertas porque las personas desconocen esas salidas profesionales. Es por esto que nosotros tratamos de acercar el mar a los jóvenes. El Día Marítimo Europeo, por ejemplo, acogemos a niños que vienen de excursión con sus colegios, en el puerto, a una jornada de orientación laboral; cuando les enseñamos las embarcaciones, muchos de ellos quieren ser capitán de barco. Es una pena que vivamos en una provincia costera y la gente viva ajena al mar.
-La marina de megayates del puerto ya está en marcha y, aunque se encuentra paralizado, se proyecta la construcción de un puerto deportivo de lujo en San Andrés. ¿Ven positivas estas iniciativas?
-Todo turismo que diversifique es bueno. El objetivo es que se pueda acoger a cualquier clase de ciudadano, incluyendo a los de alto nivel adquisitivo. Málaga ya está en el mapa en cuanto a megayates, hay que profundizar en esa línea. Además, lo que rodea a cada embarcación da empleo a entre 25 y 40 personas. Son clientes muy importantes para la economía. Pueden venir, consumir, pernoctar y repetir varias veces. Y se preocupan mucho por la sostenibilidad: procuran que el agua que usan esté purificada, que la energía sea limpia o que los productos que utilizan para las labores básicas de fondeo sean locales y de calidad.
-Los números están ahí, pero ¿cree que cierta parte de la población puede percibir esto como elitista?
-Nosotros entendemos que lo que hay que hacer es democratizar el acceso al mar, sobre todo a los más jóvenes, con iniciativas como escuelas municipales de vela. Una buena forma de tener un primer contacto es mediante la navegación. Otras regiones del mundo lo ven como algo muy bueno. Es un motor de la economía. Pensar que es elitista es una mirada anticuada. Siempre ha traído prosperidad a los pueblos, entendiendo esto como redistribución de la riqueza, y por eso hemos de acercarlo a los niños, porque supone para ellos un horizonte de futuro. Conocerlo es amarlo.
-¿Se está olvidando Málaga de sus raíces? Le pongo como ejemplo el caso de Astilleros Nereo, en Pedregalejo. Única carpintería de ribera de Andalucía y cuyas instalaciones peligran en parte por la reforma del paseo marítimo.
-Proteger nuestro patrimonio es clave. Tanto material como inmaterial. Y Astilleros Nereo ejemplifica ambas. Para ello, lo que tenemos que hacer es impulsar iniciativas que lo valoren. Mira, hace poco estuve en Marsella, que tiene el primer museo de arqueología subacuática de Europa. Tener algo así es un activo muy valioso. Málaga es una provincia con tres milenios de historia, tenemos lo necesario para albergar una institución del estilo. El yacimiento fenicio del Cerro del Villar, que fue la semilla del territorio y una civilización que nos legó las jábegas, restos romanos, de la burguesía comercial del siglo XIX, que, por cierto, llegó a ser lo que fue gracias al mar. Nuestra costa está llena de naufragios y en torno al 95% está sin investigar. Tenemos que poner museos y contar nuestra historia. No la estamos contando. Como malagueño que soy, para mí es muy importante que las personas jóvenes conozcan lo antiguo, profesiones como la del cenachero. El otro día conocí el caso de una chica que pasó junto a la estatua que lo recuerda y que preguntó que quién era ese hombre que llevaba una balanza. Es muy triste ver cosas así. Tenemos mucho trabajo que hacer al respecto.
-¿Y cree que sólo se puede cambiar esa visión mediante la divulgación histórica? Quedarían fuera una gran cantidad de personas que, lejos acercase a los usos y costumbres marítimos así, prefieren opciones más convencionales como el turismo de sol y playa.
-También publicitando la protección del medio marino, por ejemplo. El cuidado de la naturaleza, además de ser necesario, tiene mucho tirón. Lo realmente importante es que la gente se dé cuenta de que hay cosas más allá de ir a un chiringuito a tomarse un espeto de sardinas y una cerveza, que es magnifico, porque contribuye a un modelo de excelencia, pero hay más. Tenemos en marcha un proyecto para poner nombres a calles vinculados con el mar y otro para patrocinar los empleos ligados a él. Otro recurso magnífico, muy arraigado, es el día de la Virgen del Carmen, en el que el la población del litoral se vuelca con el mar. Tendría que existir algo así, pero más de diario.
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