“El centro de Málaga es una parrilla porque hay mucho cemento y poca vegetación”
Entrevista | José Damián Ruiz Sinoga. Catedrático de Geografía Física de la UMA
Este experto afirma que las grandes prioridades de la provincia en medio ambiente son crear más zonas verdes, mejorar la calidad del aire y optimizar los recursos hídricos
Málaga/José Damián Ruiz Sinoga es catedrático de Geografía Física de la Universidad de Málaga y académico de número de la Academia Malagueña de Ciencias.
Es uno de los mayores expertos en la provincia de Málaga sobre medio ambiente y tiene las ideas bastante claras.
–Hace unos días, en el pleno del Ayuntamiento de Málaga el PSOE aseguró que la calidad del aire es cada vez peor en Málaga. ¿Es eso verdad?
–La calidad del aire depende de la hora y del sitio. No es igual a mediodía con todo el calor que a las siete de la mañana. Hay que tener en cuenta que la contaminación en Málaga procede fundamentalmente de los gases de los tubos de escape de los coches porque desgraciadamente, desde un punto de vista del empleo, no hay industria.
–La buena noticia de eso es que si algún día todos los coches son eléctricos en Málaga no habrá, se supone, contaminación.
–Sí, podría ser una buena noticia. Pero tendrían que ser todos los coches eléctricos y hasta que llegue ese día pueden darse cualquiera de los escenarios horrorosos que ya estamos viviendo. No es que los sabios del cambio climático digan que se va a producir un problema de aquí a no se cuantos años sino que ya lo estamos viviendo, ya está aquí en el día a día.
Tubos de escape
"La contaminación en Málaga procede fundamentalmente de los coches porque no hay industria”
–Se ha creado una plataforma que afirma que estamos ante una emergencia climática en Málaga. Obviamente el problema es mundial y no tiene sentido el localismo, pero ¿hay más dificultades aquí que en otros sitios?
–El cambio climático afecta a todo el planeta y saber cuál es la incidencia en mi calle es muy localista. Pero la realidad es que esas incidencias las notamos a nivel individual. A cualquier malagueño ya no hay que explicarle qué es una ola de calor porque las estamos viviendo cada vez más, ni un aguacero torrencial, ni una sequía, ni una racha seca... Hay una serie de indicadores que, todos juntos, son de cambio climático que vemos cada día. Es algo cotidiano. Es normal, por tanto, que haya una preocupación local. Además hay un aspecto importante y es que tenemos un papel doble, porque somos víctimas y, a la vez, agentes desde que nos levantamos y empezamos a consumir.
–¿La gente se siente ahora más víctima o agente contaminador?
–Durante mucho tiempo ha sido de víctima terciaria, en el sentido de pensar que estamos viviendo una crisis que han generado otros como Estados Unidos o China. Pero hoy en día eso ya no va por ahí. Desde que nos montamos en el coche, consumimos o contribuimos a la creación de microplásticos, como usuarios o como empresas, estamos contribuyendo al problema. ¿Qué sentido tiene envasar las lechugas en plásticos cuando nunca se ha hecho? Todo eso requiere un cambio de mentalidad.
–Un informe del OMAU señala que las medidas medio ambientales que se están tomando en Málaga son insuficientes para cumplir con los objetivos de 2020 y 2030.
–Todas las medidas que se puedan tomar van a ser siempre insuficientes y con una incidencia local pobre si no se produce una colaboración general. Tu puedes evitar las islas de calor generando más espacios verdes en una ciudad o que el tráfico pase por el centro. Son medidas interesantes, pero tiene que haber un compromiso a nivel local, regional, nacional y europeo.
–Una de las claves en Málaga es el ahorro de agua.
–Sabemos perfectamente en Málaga que el agua es un bien escaso porque estamos acostumbrados a vivir con sequías y rachas secas. Es clave poner medidas de concienciación para el ahorro de agua, pero no se puede decir que si eso no funciona se va a traer agua de otro embalse porque eso es hacerse trampas. Ante eso se piensa que el problema entonces no es tan grande. Hay que concienciarse de que el agua no nos sobra y que es un limitador del desarrollo. El turismo consume mucha agua y hay que establecer el límite a nuestro propio desarrollo. La buena noticia no debe ser que cada año venga un millón de turistas más porque hay un límite de recursos. Tiene que haber un equilibrio entre los recursos y la población.
Problema
"Es innecesario envasar lechugas o melocotones en plástico. Nos estamos comiendo los microplásticos”
–¿Estamos ya saturados?
–Decimos que el modelo de desarrollo de la costa occidental no nos gusta mucho y que se construya por encima de la autovía porque hay masificación. En la costa oriental no se puede plantear de ninguna manera un modelo parecido al de la costa occidental. Hay que analizar las capacidades de carga en función de los recursos. Eso es adaptarse al cambio climático y el resto son milongas. Los recursos de agua son los mismos, pero cada vez hay más gente y más déficit hídricos en la costa. La estrategia razonable es ordenar bien los recursos y en función de ellos determinar la capacidad de población y actividades que puede tener cada zona.
–¿En qué zonas hay más déficit hídrico?
–Una zona muy sensible es la costa oriental hasta Almería porque hay una tendencia de descenso de la pluviometría. Pero cualquier municipio permite que haya urbanizaciones y movimiento turístico. Se está haciendo justamente lo contrario de lo que se debería. Hay agua en el mar y se habla de desalar pero ¿cuánto cuesta eso en dinero y en la energía consumida? Así, lejos de luchar contra el cambio climático, gastaríamos más energía aún para desalar agua.
Comunicaciones
"Es tercermundista que para ir a Marbella haya que coger obligado un vehículo porque no hay tren”
–El PSOE ha propuesto crear un Málaga Central, al estilo de Madrid. ¿Es necesario?
–El centro de Málaga es muy pequeño. Se han peatonalizado varias calles y se ha ganado respecto a lo que había, pero la solución no es poner moquetas en lugar de plantar vegetación natural. Toda medida que sea evitar caravanas, tráfico y emisiones de CO2 son buenas. No obstante, es urgente que cuando se peatonalice no se haga en base a planchas de hormigón o de piedra que adquieren una temperatura a las tres de la tarde que convierten las calles en auténticas parrillas. Málaga se convierte así en una isla de calor. Basta con ir desde las tres de la tarde desde Teatinos hasta el Limonar y ver cómo va cambiando la temperatura que marca el vehículo. Todo el centro de Málaga es una parrilla porque hay mucho cemento, mucha piedra y no hay vegetación que absorba.
–En Málaga se va en coche a todos sitios porque, entre otras cosas, no se puede ir en tren a Marbella o a la costa oriental.
–El tren a Marbella es fundamental. No entiendo cómo las distintas administraciones no lo han asumido. La costa occidental es un eje demográfico y económico y que para ir a Marbella o Estepona haya que coger obligatoriamente un vehículo es tercermundista. El tren es un transporte público barato y poco emisor de CO2, por lo que va en la línea de adaptación al cambio climático.
–No se puede ir en tren a Marbella ni a Nerja.
–Sería también deseable un tren en la costa oriental.
–¿Qué proyectos ve más urgentes en Málaga desde el punto de vista medio ambiental?
–Hay muchos. Málaga tiene un problema de deforestación por lo que lo primero que habría que hacer sería revegetar. Tiene que haber más zonas verdes de verdad, no de moqueta, porque garantiza además que al caer la lluvia agresiva la vegetación amortiguaría los procesos de erosión y se mantendrían más suelos. Otro proyecto urgente es garantizar la calidad del aire evitando las aglomeraciones. Hay que optimizar los recursos hídricos porque se sigue perdiendo agua en las redes de distribución.
–Se está hablando mucho de la contaminación del mar con los plásticos. Parece que los supermercados empiezan a concienciarse. ¿Es suficiente lo que están haciendo? ¿Llegan tarde?
–Nunca va a ser suficiente. Empezó la concienciación con las bolsas y es importante que desde las grandes multinacionales hasta las pequeñas empresas piensen que el plástico contamina. Pero eso se tiene que ver acompañado de más medidas. En los supermercados veo que determinados productos son envasados en plásticos. Nunca he comprado melocotones o lechugas envasados en plásticos. Es innecesario. Dicen que es para que maduren los productos durante el transporte, pero hay que repensar ese sistema. Los microplásticos no los vemos, pero nos los estamos comiendo y bebiendo. Es algo que debe ser muy tenido en cuenta y que hay que atajar. Ahí sí somos más víctimas que agentes.
Estrategia
"Hay que ordenar bien los recursos y, en función de ellos, determinar la capacidad de población y actividades de cada zona”
–Estamos en verano y vuelven las natas al mar.
–Con las natas me he llevado una sorpresa importante. Formo parte de un grupo de investigadores que estamos analizando las natas y hemos detectado que la composición fundamental de las natas es de arcilla y no hemos detectado la aparición de E.coli. Las natas tienen un aspecto asqueroso pero parece que están relacionadas con todos los sedimentos que los arroyos están depositando en el mar. Llevamos dos años investigando, cada vez que hay natas se cogen muestras, se analizan y, hasta ahora, con toda la cautela de una investigación en marcha, podemos decir que la nata no lleva E.coli. Eso es buena noticia, pero hay que resolverlo. Mucha incidencia en la nata viene porque muchas de las playas en Málaga no se ha regenerado bien. Es fácil saberlo. Vas a Guadalmar o a Playamar y al ducharte el agua sale limpia. Te vas a La Malagueta, te duchas y cuando miras para abajo ves un reguero de arcilla terrible. La arena que muchas veces se usa para regenerar las playas en Málaga se recoge del fondo de río, de las obras del Metro o de cualquier arroyo, pero está impregnada de arcilla.
–¿Está sirviendo de algo el Ministerio de Transición Ecológica?
–Todo debería ser planteado desde un punto de vista de transición ecológica. Desde obras públicas hasta la agricultura, pero que haya un ministerio específico me parece muy bien.
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