“Con la sana intención de proteger al peatón no se puede poner en riesgo a otro débil, la bicicleta”
José Luis Martín, presidente de la Asociación Ruedas Redondas
Teme que lejos de propiciar un aumento de la movilidad sostenible, la nueva ordenanza disuada a la gente de coger la bici y los patinetes
Málaga/José Luis Martín llega a lomos de su bicicleta al punto de encuentro, fijado en la Plaza de la Marina. Con ella, dice orgulloso, ha recorrido buena parte de Europa y ha deambulado por países en los que el uso de las dos ruedas tiene el reconocimiento que no tiene en Málaga. El debate en la capital de la Costa del Sol tras la aprobación de la nueva Ordenanza de Movilidad de la ciudad está encendido y ha puesto el foco sobre la manera en la que el Ayuntamiento ordena su funcionamiento.
–¡Vaya la que se está liando con la nueva ordenanza! Si se lo llegan a decir hace unos años, cuando se puso en marcha su redacción, ¿se hubiese creído lo que iba a pasar?
–En absoluto pensaba que iba a ser algo tan brusco. Nosotros éramos los que le pedíamos en su día al área de Movilidad que no permitiese a las bicicletas circular por las zonas peatonales. Queríamos una red de carriles bici porque no queremos robar un centímetro al peatón. Entonces la que era directora de Movilidad nos decía: 'No voy a ir con la calzada con mis niños'. Por eso pedimos infraestructuras ciclistas segregadas, porque no queremos ir con los niños y personas más vulnerables por la calzada. Nosotros no estamos en contra de la ordenanza como tal. Es lógico que se regule la movilidad mucho más después de la llegada de los patinetes como nuevo actor de la movilidad. Eso ha puesto en evidencia las carencias que tenemos en la ciudad. Pero lo que no pensábamos es que iba a ser de la noche a la mañana y de esta manera. Máxime cuando le estamos proponiendo alternativas.
–¿A qué se refiere?
–Para el presupuesto de 2020 hicimos una propuesta de una red ciclista que cuantificamos. Era de mínimos, pero segregada, para articular la red actual, que es inconexa e insuficiente. La pandemia aceleró las cosas y el 14 de abril tuvimos una conversación con el concejal (José del Río) diciéndole que teníamos una propuesta en la línea de lo que se está haciendo en toda Europa. Lo está haciendo París, en Berlín, con carriles bici provisionales. El momento era idóneo porque no había coches en la calle.
–¿Pero esos son los carriles 30 ahora implantados?
–Exacto. Se valieron de nuestra idea, o eso creo, para poner los carriles 30, como hizo Madrid en 2015. Lo que pasa es tenemos la evidencia de que en ese caso provocó una reducción de la movilidad en bici. El carril 30 echa a los usuarios más vulnerables de la bicicleta, los expulsa. Estábamos en un triste índice 1,2 de uso de la bici, pero eso es la gloria bendita con lo que vamos a tener ahora. El mismo concejal dice que las bicis públicas de alquiler no se tocan.
–Están de acuerdo, por tanto, con la idea de sacar las bicis de las aceras.
–Con la sana de intención de proteger al peatón, lo que no se puede hacer es poner en riesgo a otro débil, a la bicicleta, enfrentándolo a vehículos como mínimo de una tonelada de masa y en vías en las que se circula por encima de la velocidad permitida. Los carriles 30 son una parte de la ciudad pero no son todas. Hoy he circulado por una calle con dos carriles por cada sentido, Sor Teresa Prat, donde pone 50 kilómetros por hora. No es la solución ni la panacea. Para serlo deberíamos tener educación vial, haber hecho suficiente pedagogía para tener una sociedad acostumbrada a convivir con la bici en la calzada. Aquí somos convencidos cochistas o motoristas todavía, donde no entendemos la movilidad sino no es con el coche o la moto.
–Lo que está logrando esta discusión es dar un protagonismo a la bici que no había tenido antes.
–En cierta medida se está poniendo en valor a la bicicleta. Ante la ausencia de poder usarla la gente que no le prestaba atención se da cuenta de que pueden estar perdiendo la oportunidad de hacerlo. Esto poco a poco está demostrando que hay más gente que la que se pensaba usando la bici a diario. Todas las administraciones tienen que estar implicadas en participar en un cambio modal.
–Que haya cada vez más voces contrarias a esa parte de la ordenanza ¿va a calar en el Ayuntamiento?
–Si no lo creo lo espero. Esperamos que sirva. La bicifestación que vamos a llevar a cabo es con esa intención para decirle al Ayuntamiento, de buena fe, que verdaderamente se usa y por tanto que haga algo por ella, que también le vota. Que no viva de espaldas a la bici; la bici no forma parte del problema, sino de la solución de la movilidad de la ciudad. Hoy día se puede incluso solucionar con ella hasta el PTA. Hay muchos que podrían ir. Llevamos mucho tiempo planteando el carril bici hasta el PTA.
–El Ayuntamiento argumenta que es algo que viene fijado por la DGT. Siendo así, no todas las ciudades están ordenando de la misma manera, ¿no?
–No. Pontevedra, Valencia, Vitoria, Barcelona, Valladolid están pacificando el tráfico. No han empezado la casa por el tejado, sino que lo primero ha sido delimitar hasta donde pueden llegar los vehículos privados y quién puede pasar. No han regulado en ningún momento primero controlar las bicis y luego el resto. La DGT marca la norma de rango superior pero deja un abanico de posibilidades extensa a los ayuntamientos. Es que ahora no podemos ni pasar por la manzana central. Solo hay nueve itinerarios para ir a los aparcamientos, pero si quiero ir desde el Ayuntamiento hasta la Plaza de la Merced tengo que coger el túnel o rodear toda Carretería. Le propusimos alternativas en determinadas franjas horarias, pero han optado por la calle de en medio.
–Para quienes no somos usuarios de la bicicleta, ¿cómo explicaría el efecto de circular por uno de los carriles 30?
–Hay un alto riesgo a ser atropellado, a ser empujado, a ser embestido, porque no se respetan las distancias mínimas lateral ni trasera ni delantera. Son maniobras bruscas y asustan. Yo que llevo desde los 11 años en bici y me he asustado en muchas ocasiones. Y las lesiones son serias. Si un vehículo atropella a una persona a 60 kilómetros por hora el riesgo de morir puede ser de un 90%.
–¿Tienen constancia de un aumento de accidentes?
–No, más allá de lo que un abogado experto en la materia ha sacado a la luz. Nosotros vamos a pedir los datos cuando haga un mes de la ordenanza. No validamos como bueno o como malo ese dato. Pero es verdad que no nos extraña, porque hay que tener en cuenta que se mezclan dos vehículos que no están acostumbrados a convivir. Las bicicletas y los Vehículos de Movilidad Personal han sido un poco la casa de tócame Roque, porque se ha circulado por donde cada uno ha entendido, sin una norma clara. Y ahora a gente que no ha estado nunca dentro de la norma la sacas del cajón y le obligas a cumplirla, cuando nadie la conoce.
–Y a todo eso se suman las sanciones que se empiezan a imponer.
–Estamos recibiendo muchas quejas de gente a la que han propuesto para sanción, en el Paseo Marítimo Picasso, en Alcazabilla. El otro día multaron a un repartidor que dejó el vehículo en la red básica para dejar un paquete en un portal y cuando volvió había tres agentes esperándolo. Habría que ser más laxos para fomentar el uso de la bici, no perseguirles incluso en la calzada.
–¿Se tienen perseguidos?
–Sí. No hemos percibido que la vara de medir sea igual para todos. Porque los vehículos a motor siguen corriendo a la misma velocidad. Todos sabemos que hay infinidad de aplicaciones que te dicen hasta dónde están los controles o por dónde van circulando las patrullas. Vivo cerca del radar de la calle Pacífico y veo cómo todo el mundo sale del semáforo anterior y llega frenando al radar.
–Porque lo de los radares anunciados por el Ayuntamiento para controlar los carriles 30…
–No, no. Funcionarían si fuesen de tramo, si toda la ciudad estuviese controlada, pero en tramos puntuales, no. Antes de que los coloquen la gente va a saber dónde están.
–Este domingo es la bicifestación anunciada. ¿Contemplan alguna otra medida para tratar de revertir la situación?
–No nos queda más que la movilización y hacernos notar, porque la norma de rango superior deja claro que queda en manos de los ayuntamientos adoptar los cambios. No podemos recurrir a un contencioso administrativo porque está todo dentro de la ley. En ese sentido no podemos acusar de prevaricación ni de nada. No podemos encontrar un resquicio legal para cambiar las cosas. Pero ellos sí pueden cambiar las condiciones para determinar, por ejemplo, qué zonas son ciclables. Pueden hacerlo con las plataformas únicas, limitando el paso a vehículos a motor y destinarlos a bicis y peatones. No pasa nada.
–Lejos de mejorar las condiciones para el fomento de la movilidad sostenible, parece que tiene un efecto contrario.
–Es nuestro temor. Los siniestros viales de producirse van a ser pocos, porque cuando haya uno sonado la gente va a dejar de usar la bici o el patinete, se va a reprimir. Y es una pena porque tenemos una ciudad ideal para ello.Sebas
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