“De entrada siempre es ‘cuidado con los arqueólogos', se nos ve como al enemigo"

José Mayorga, arqueólogo

"Siempre que se habla de arqueología se plantea como un problema, cuando no lo es, es un plus que puede tener cualquier obra", reflexiona Mayorga, cuya empresa cumple ahora 30 años de actividad

José Mayorga posa en el mirador de la Alcazaba, con el Teatro Romano al fondo. / Marilú Báez
Sebastián Sánchez

04 de abril 2021 - 07:41

José Mayorga es uno de los nombres propios de la arqueología en la provincia de Málaga en las últimas décadas. Como socio original de la empresa Taller Investigaciones Arqueológicas, que ahora cumple 30 años de actividad, ha participado de manera directa en algunas de las mayores actuaciones de recuperación del patrimonio en este territorio. Su punto de vista es particularmente enriquecedor en un momento en el que las zanjas del Metro y la tarea investigadora desarrollada pareciera haber dado un mayor protagonismo a la arqueología.

–30 años parece que no son nada. Pero imaginaba al inicio de la andadura haber llegado a este momento.

–La verdad es que ni me lo había planteado. Cuando nosotros nos propusimos formar una sociedad éramos pioneros en Málaga y de los primeros en Andalucía. Nos acogimos a la legislación que había salido y vimos que se había apostado por proteger el patrimonio y nuestro papel era importante. Con la legislación que se estaba aplicando era algo que iba a ir a más. Recuerdo que en aquel entonces hablaba con algún arqueólogo de la poca, mayores que nosotros, y lo veían como algo utópico el poder vivir de la arqueología.

–Hablamos de un momento distinto al actual.

–Sí, en aquel entonces había un departamento que fue impulsado por Carmen Peral en la Gerencia de Urbanismo, había ciertas actuaciones en solares que estaban dentro del espacio de protección y la Universidad también trabajaba por su cuenta en proyectos financiados por la Junta. Eso hacía que algunos arqueólogos trabajasen de manera autónoma y el trabajo manual era realizado por los operarios municipales. Pensar que se pudiera vivir de esto era un poco… Se podían hacer dos o tres trabajos al año.

–Ahora cualquier intervención en el Centro y en otras zonas protegidas requiere de una actividad arqueológica…

–Antes se centraba más en la parte del casco antiguo, porque se hacían carreteras y no se llevaban actuaciones arqueológicas. Eso quizás se lo tenemos que agradecer a la gente de Medio Ambiente. Fueron ellos, más que la parte de Cultura, la que propició que se hiciesen estudios sobre el impacto que tenía sobre el patrimonio la construcción de carreteras, vías férreas, canalizaciones de aguas.

–Hay que tener algo de Indiana Jones para ser arqueólogo.

–No es una representación de un arqueólogo, no tiene nada que ver. Es un busca tesoros. No tiene metodología de trabajo, nada científico. A nivel de público es verdad que tiene una cierta imagen. Pero no es así.

"En el Museo Picasso tuvimos muchas presiones para acabar porque podía peligrar la fecha"

–Su empresa ha participado de manera directa de las grandes infraestructuras que han transformado la provincia en las últimas décadas. Son fieles testigos de ese progreso.

–Hemos tenido ocasión de participan en los grandes acontecimientos que han cambiado Málaga. Estuvimos en el Museo Picasso, en la transformación de la Aduana como museo, en la obra del Metro, en la autopista de Málaga a Estepona, en los tramos de autovía de la parte oriental, en la nueva ronda de circunvalación…

–¿Alguna intervención de la que se sienta particularmente satisfecho?

–La verdad es que sí. En el Museo Picasso estuvimos trabajando, ya se había hecho algunas actuaciones previas por parte de extranjeros, algunas zanjas pero no habían localizado nada; luego otra empresa de aquí participó con otras catas para el tema de humedad y tampoco localizó nada. Y cuando se nos pidió participar a nosotros fue un cambio radical en la arqueología urbana. Porque localizamos la muralla fenicia; en Málaga de temas fenicios no se había localizado nada hasta ese momento; localizamos la factoría de salazones, una calzada romana, hay un baño árabe muy bien conservado en los actuales jardines… Para nosotros fue un reto. Teníamos muchas visitas de la familia Picasso, de la entonces consejera de Cultura, ahora vicepresidenta del Gobierno, y teníamos muchas presiones para que se acabara el trabajo nuestro porque podía peligrar el tema del museo. Los políticos san fechas sin contar con lo que hay que hacer. Cada vez que abríamos sitios nuevos y excavábamos salían nuevas cosas. La consejera decía: "todavía están aquí los arqueólogos, los arqueólogos fuera ya". Había presión por parte de la Consejería. Con posterioridad vieron que podía ser un plus que se le daba al museo, el hecho de aportar una visita de restos antiguos de los orígenes de la ciudad. Y de hecho es una de las zonas que gustan.

Mayorga camina junto a la Alcazaba. / Marilú Báez

–¿Esa interpretación que acabó haciendo la Junta respecto a los descubrimientos arqueológicos es común en los trabajos que hacen o se mantiene esa idea de 'cuidado con los arqueólogos'?

–De entra siempre es "cuidado con los arqueólogos". Voy a hacer una crítica a su gremio, porque siempre que se habla de arqueología se plantea como un problema. Cuando no lo es, es un plus que puede tener cualquier tipo de obra. La obra del Metro estaba planificada con temas arqueológicos de antemano. No es algo que haya surgido sin saberlo. Se sabía que se iba a trabajar dentro de uno de los arrabales de la Málaga musulmana. El problema es que los políticos ponen unas fechas que no son reales. Un trabajo arqueológico requiere su tiempo.

–En el caso del Metro la presión ha sido semejante a la que tuvieron en el Picasso?

–Yo no estoy metido en esa obra, pero creo que no ha tenido esa presión. Quizás ha habido más por parte de la opinión pública, sobre todo en el tramo de la Avenida de Andalucía, porque pasan los autobuses y la gente vía lo que estaba apareciendo. Pero esos restos en tramos de vía urbana, restos de casas de los barrios, se han visto también en Callejones del Perchel, pero por allí no había tránsito de vehículos. De hecho hay hasta enfrentamientos políticos sobre si uno cuando estaba en el Gobierno no conservó mientras que el que está ahora no quería conservar y al final ha tenido que conservar algo.

–Es cierto que la decisión adoptada por la Junta en esa última parte de la obra, con la idea de exponer parte de los hallazgos, no se dio en el resto de la obra. De hecho, son muchos más los casos en los en los que se acabó enterrando o incluso destruyendo lo que iba apareciendo.

–En los medios de comunicación dicen "enterrando", eso es lo mismo que "destruyendo". No queda nada in situ, cuando se entierra se destruye. Todo lo que se ha enterrado en la obra del Metro se ha destruido.

–Desde la perspectiva suya como arqueólogo eso debe generar un profundo malestar.

–No se hace un esfuerzo por ver qué viabilidad hay por conservar algo in situ.

–De todo lo encontrado y, según dice, destruido en los casi 15 años de obra del Metro, ¿cuál destacaría por su valor?

–Afortunadamente lo que marca el perímetro del barrio en época musulmana se ha conservado. Luego la manera de ponerlo en valor es más discutible y opinable, porque para algunos puede ser una manera válida y para otros no. Es complicado por ser una obra de interés general. Cuando arranca y llega a un punto no puedes deshacer lo hecho. Es verdad que se le tendría que haber dado un par de vueltas para ver si se podía incorporar lo aparecido. Más que nada es el entramado urbano musulmán lo que se ha perdido y una zona de hornos alfareros en la parte de la Explanada de la Estación que hubiese sido interesante conservar y darle visibilidad de cara al público. Lo único que se ha conservado son los BIC y lo que se ha extraído ahora y se ha llevado a la zona expositiva.

–El Metro, por tanto, ha sido a la vez un instrumento de descubrimiento clave y una oportunidad perdida para haber rescatado ese patrimonio.

–Sí. Entiendo que los ingenieros y los técnicos pueden tener capacidad para dar una vuelta al tema e incorporarlo dentro de la obra.

"En la obra del Metro no queda nada ‘in situ’, todo lo que se ha enterrado se ha destruido"

–Desde el punto de vista arqueológico ¿qué valor da a lo encontrado en la Avenida de Andalucía?

–Hasta ese momento habíamos hecho algunos trabajos en El Perchel, pero era un solar aislado, parcelas donde podíamos visualizar un tramo de calle de 20 metros o 10, con fragmentos de casas a un lado y otro. Con el Metro ha sido totalmente novedoso encontrar un entramado con calles principales, secundarias, adarves, cómo se distribuyen las viviendas, cómo éstas recrecen y va creciendo demográficamente el barrio. Eso solo lo hemos podido ver ahí por ser una obra grande.

–Hablábamos de la figura del arqueólogo desde el punto de vista peyorativo. Es una realidad con la que han convivido durante años. A día de hoy sigue siendo así?

–Sigue siendo. A nosotros nos han llegado a insultar. Nosotros lo que hacemos es recuperar el patrimonio que es de todos, no es nuestro.

–¿Cómo se explica eso a quienes no están convencidos de la importancia de vuestro trabajo?

–Falta una labor pedagógica que es complicado que podamos hacer. Nosotros participamos en obras de particulares o de la Administración y siempre hemos reclamado la posibilidad de que la gente pueda visitarnos durante el proceso y tener a un técnico nuestro dando explicación sobre lo que se está haciendo. Pero ni los particulares quieren, porque si sale algo de cierto interés en la parcela piensan que será complicado poder edificar, ni la Administración, que tampoco quiere que la opinión pública se le eche encima, como ha ocurrido un poco con el Metro.

Posa junto a las letras de Málaga. / Marilú Báez

–En conclusión, que muchas veces son vistos como el enemigo.

–Así es.

–Es difícil eliminar esa pátina negativa sin una educación previa de la ciudadanía.

–Hace años había particulares con cierta sensibilidad o que habían visto que el tema arqueológico podía dar un plus a sus edificaciones. Hay arquitectos que están deseando de que salga algo para incorporarlo al proyecto. Hace años incluso la Administración no dejaba que se pusieran restos, prefería que se tapasen. En la Plaza del Obispo hay un trozo de muralla romana que está tapado. Es verdad que es complicado en un sitio privado, como es un aparcamiento, que haya una muralla romana y que sea visitable, pero siempre se puede hacer de otra manera.

"Lo ocurrido con La Marina fue una aberración;hoy cualquier arqueólogo se plantaría en el juzgado”

–Hablando de murallas, la conservación de la muralla del aparcamiento de La Marina no es el mejor ejemplo, no?

–No lo es.

–Siempre se ha dicho que lo ocurrido en la construcción de aquel parking es una de las grandes aberraciones en la historias reciente de Málaga. ¿Hoy eso sería imposible?

–Sería inviable porque cualquier arqueólogo, yo mismo, se plantaría en el juzgado de guardia y pondría una denuncia.

–¿Cómo pudo suceder?

–Yo estaba terminando la carrera, pero sí tenía compañeros que estaban supervisando el trabajo. Aquello fue una aberración. Por cierto, siempre se habla de la muralla nazarí que hay allí cuando no hay ninguna, eso es el Castillo de los Genoveses. Que es de la misma época. La muralla está detrás del castillo, teóricamente estaría por la fachada por donde esta los edificios de la Plaza de la Marina.

–Estamos a la espera de conocer qué va a ocurrir finalmente con la parcela del Astoria. La excavación se ha llevado a la cota 5,5 metros cuando el proyecto manejado por el Ayuntamiento es el de un edificio que llegaría a los 10 metros de profundidad. ¿Eso es habitual?

–Se tiene que excavar hasta la cota menos 10 o hasta que se termine la secuencia arqueológica en la parcela.

–Para solventar la duda se han realizado unos sondeos geoarqueológicos.

–Con eso se va a concretar hasta dónde llegan los niveles. La duda es si los restos que ya se han documentado se conservan o no, porque si se van a conservar no se da lugar a seguir profundizando porque nosotros mismos los destruiríamos. Si la Administración decide no conservarlos porque entienda que no tienen del interés para ello y el Ayuntamiento mantiene su proyecto de las dos plantas se tendrá que seguir excavando. Estamos a la espera de los informes.

"Málaga debe tener un Museo Arqueológico y uno de Bellas Artes, no una mezcla, que parece más pueblerino”

–¿De lo que ha aparecido hasta este momento, diría que hay algo relevante?

–Para cualquier arqueólogo es importante porque aporta datos para la historia de la ciudad. A nivel general, ¿lo que hay es para visualizar por parte de la ciudadanía? Hay cosas que se han quitado con más potencial que lo que ha aparecido.

–¿Cree que la actividad arqueológica y la riqueza patrimonial de la provincia está bien representada en el Museo de la Aduana o sería necesario apostar por un espacio propio?

–Málaga, por la entidad de ciudad que es, debe tener un Museo Arqueológico y uno de Bellas Artes, no una mezcla, que parece más pueblerino. Siempre ha parecido que Málaga no figura entre las ciudades importantes desde el punto de vista del patrimonio. Pero lo es. Merece un Museo Arqueológico exclusivo.

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