El parqué
Jaime Sicilia
Jornada de caídas
Málaga/Poli mediático. No se molesten en buscar esta palabra en el diccionario. Sencillamente no existe. A nuestro invitado de hoy le describió hace ya algunos años mi admirado amigo Teodoro León Gross como un hombre con el semblante de un chef francés o un clásico jefe de pista de circo, y yo abundaría en representarlo como un artista bohemio o un aventurero de película. Pero en realidad, Juan Antonio O’Donell ha sido toda su vida un policía de acción y un periodista de vocación. Un hombre que jamás confundió la ficción con la realidad, ni la verdad con la más mínima deriva hacia lo falso. Su currículo personal y profesional es brillante, lo mismo que su verbo y su medida locuacidad. No se lo pierdan. Merece la pena conocerlo un poco más.
Hacía algún tiempo que teníamos pendiente la visita a este restaurante que se ha convertido ya en lugar de encuentro de los amantes de las buenas carnes y la cocina más tradicional: Restaurante Asador Viñolo de Churriana. Este establecimiento está regentado por Juan Miguel Viñolo, quien actúa como chef y de la mano de su hermana, Ana, como metre y coordinadora de salones. Pronto se cumplirán tres años de su inauguración; tres años de éxito y reconocimiento entre sus habituales. Perteneciente a una saga de grandes restauradores, la familia Viñolo viene a sumar un grano más a la gran cosecha que supone la restauración de Málaga y su provincia. Ocho personas en cocina y 12 para salones y terraza componen su plantilla. De los distintos platos que degustamos ahora les cuento. Vaya por delante nuestras felicitaciones.
Juan Antonio O'Donell es un hombre que no precisa presentación. Criminólogo y abogado, es una persona de todos conocido que ha paseado sus conocimientos y su punto de vista como policía por muchísimos sets de televisión. Allí donde se le ha requerido. Después de trabajar en los más variados departamentos policiales, realizó durante varios años labores como jefe del gabinete de Prensa de la Policía. Y éste fue nuestro interesante encuentro.
Te han descrito de muchas maneras, ¿cómo lo haría usted? “Los seres humanos somos como nos ven los demás, no obstante, respondiendo a la pregunta, te diré que soy un policía que habla un poquito más que el resto y que se ha atrevido, y pido disculpas por ello, a meterse a periodista. De ahí mi denominación de poli mediático [risas]”. Pues aclarado queda el significado de tan curiosa palabra.
¿Un policía lo es para toda la vida? “Por supuesto. Un policía lo es para toda la vida. Su vocación es el servicio a la sociedad. Los ciudadanos se quedarían sorprendidos si supieran la cantidad de auxilios, de todo tipo, que presta la policía. No se puede ser policía sin vocación. Sería como querer ser torero en Moscú, nunca tomarías la alternativa.” A la policía ¿se la teme o se la respeta? “(silencio) Nos ha costado mucho sacudirnos la etiqueta de tiempos ya pasados. Nos ha costado mucho tiempo y esfuerzo demostrar a la sociedad que somos un gran puntal defensor de la democracia. Y gracias a todo ese trabajo hoy en día somos, junto a la Guardia Civil, la institución más valorada por la sociedad. La policía transmite respeto y cariño, nunca miedo”.
Malagueño nacido en Pontevedra –como él mismo se define–, su infancia y juventud transcurren entre la barriada Girón y Ciudad Jardín. “Mis padres me transmitieron valores de dignidad y respeto que nada tenían que ver con el dinero”. Un niño que se pasaba las horas en la calle jugando a las bolas y al pilla pilla y que le hubiese gustado ser militar, como sus antepasados, o periodista –su otra gran vocación– pero tenía claro que debía ser una vida apartada de la rutina. No habría soportado estar atado a la rutina de una oficina. Habría sido muy infeliz. Finalmente se hizo policía, cuerpo en el que ha pasado por multitud de destinos. Casado con su mujer de toda la vida, Eloísa, tienes tres hijas, Martina, Blanca y Lucía, y dos nietos a las que adora. “Adoro a mi familia. Esta profesión por sus condiciones tan especiales, es muy dura para la familia”.
Un hombre al que le interesa por encima de todo la condición humana y que empatiza –se pone en los zapatos de otros, como él gusta decir– con la facilidad que otros respiran. Vinculado a la sociedad malagueña al cien por cien, no puede evitar emocionarse cuando le pregunto qué es Málaga para él. “[Silencio] –Se emociona sensiblemente, con la naturalidad de un hombre espontáneo– Mira, Málaga es todo para mí. Pertenezco a El Rico, a Mena, a la Asociación Bernardo Gálvez, a AION, a la Asociación por la Catedral, a la asociación Cronos, a Trovadores sin fronteras. Estoy en todo lo que puedo. Málaga se lo merece todo. Málaga no tiene rival. Quizás nos falta un poco de chauvinismo para hablar de ella. Málaga es única y los malagueños, con nuestro alcalde Francisco de la Torre al frente, abiertos y acogedores”. Y para finalizar le pregunté por un deseo que quisiese cumplir: “[Silencio] Pues querría que mis hijos y mis nietos conozcan buenas personas. Hoy en día las buenas formas no se valoran y están a punto de desaparecer. Después de todos estos años, cuando creí que tenía todas las respuestas alguien me ha cambiado las preguntas”. Mi agradecimiento a Juan Antonio O'Donell por su tiempo y sus siempre interesantes reflexiones.
¿Quienes son los malos? “ Lo peor del ser humano es traicionarse a si mismos. No soy un pesimista antropológico pero el mal existe y serás bueno o malo dependiendo de como alimentes tus sentimientos. Por lo tanto malos somos todos según actuemos en cada situación. Entre la valentía y la cobardía está el fiel de la balanza que es la prudencia”. Interesante respuesta. ¿Existe el crimen perfecto? “No, no existe crimen perfecto sino investigación mal realizada. El crimen es perfecto porque los malos han sido más listos”.
¿A veces las leyes no ayudan demasiado? “Cuando hay un delincuente suelto porque lo dice una ley, quien tiene la culpa es quien dicta la ley, o sea, los padres de la patria. La culpa no es de jueces o policías, es de los que hacen las leyes sin asesorarse de la gente competente. En la calle tenemos que tomar decisiones rápidas, contundentes y definitivas”. ¿Los jueces son como dioses? “Tuve la suerte de pertenecer durante varios años a la unidad de la policía judicial, trabajando codo a codo con jueces. Mira, los jueces son seres humanos con una carga de trabajo descomunal. Todos los días se dictan miles de sentencias en nuestro país. No son seres perfectos, ni tampoco dioses, pero sí extraordinarios servidores públicos que trabajan a destajo”. Pues que mejor reconocimiento que el de aquel que ha trabajado con ellos en el día a día”.
El delincuente ¿nace o se hace? “La condición de la persona es la que es desde que se nace, pero la educación lo modela. La cultura, la familia, el entorno, todo ellos tiene mucho que ver”. ¿Ha perdonado alguna vez a un delincuente? “Por supuesto. Como persona he perdonado y comprendido a más de un delincuente. Y he llegado a rezar, a llorar – en este punto no pudo evitar emocionarse– por algunas de esas personas. Me han llamado en más de una ocasión, una vez cumplida la pena, para tomar un café conmigo. Y lo he hecho con todo el gusto del mundo. Hoy en día se dan muchas oportunidades”.
En la actualidad la policía cuenta con muchos medios técnicos avanzados. “La realidad supera a la ficción en muchas ocasiones y los malos también tienen sistemas muy sofisticados de contra vigilancia, por ponerte un ejemplo. La tecnología nos vale, por supuesto, pero sin el olfato, la intuición y la vocación nada funcionaria. La única obsesión de un policía es la búsqueda de la verdad al servicio de la sociedad. Todo ello se complementa”. ¿La lucha contra la droga es uno de los grandes esfuerzos de la policía? “La droga es de lo peor. Mata al que la trafica, al que la consume y al que la persigue. Es un desastre. Viví en primera mano el drama de los inicios en la droga de muchos jóvenes cuyas familias estaban destrozadas. Pertenecí al grupo V de la brigada de estupefacientes de Málaga. Si queríamos luchar contra la droga, acabar con ella, nunca se debería haber despenalizado su consumo”. Durante la comida continuamos esta interesante conversación.
Deseando estaba Ana Viñolo comenzar el recorrido gastronómico que nos tenía preparado Juanmi Viñolo y su equipo de cocina. Para comenzar descorchamos una botella de Quelias Rose, un vino que nos venía que ni pintado a los platos que degustamos a continuación.
Para abrir mesa, unos lomos de atún rojo con tomate natural y esferificaciones de soja. Un plato de la factoría Viñolo realmente exquisito y para complementarlo un tartar de salchichón de Málaga, con alcaparras, mostaza y cebolla. Otro plato digno de ser probado.
Y no quise perder el ritmo de nuestra cada vez más interesante conversación. ¿Le gustan las películas de polis? “Mira, el cine, especialmente Hollywood, ha creado su propia imagen de la policía. Por supuesto que hay alguna película e incluso alguna serie que son bastante reales, pero son muy pocos los que retratan el verdadero trabajo policial. Esto no es James Bond o la Casa de Papel”. ¿Qué cambiaría si estuviese en su mano? “[Silencio] Realmente pienso que cambiar al mundo o a los demás es una utopía o una presunción imposible. Solo he intentado cambiarme a mí, pulirme a lo largo de toda mi vida. Soy muy exigente conmigo mismo, y con los demás. Es un defecto que procuro convertir en virtud”. Como virtuosos eran el pulpo a la brasa con patatas asadas y las alcachofas con huevos fritos y jamón ibérico que nos presentó Ana. Dos platos tradicionales elaborados con materias primas de primera calidad. Riquísimos.
¿Tiene algún día de estos terribles, para olvidar? “[Silencio] Sí. El 4 de diciembre de 1977, el de la muerte de Manuel García Caparrós. Fue una muerte absurda y gratuita. Perfectamente evitable. Fue un día aciago para mí. Un día para olvidar, pero paradójicamente también para recordarlo siempre”. El descorche de una botella El Arquitecto, vino tinto de elaboración de bodegas Lara, sirvió para maridar con la pata de cordero lechal al horno con especias con el que cerramos tan extraordinaria exhibición por parte del asador Viñolo. Nuestras más efusivas felicitaciones a Juanmi y Ana Viñolo a con ellos a todo el equipo del establecimiento. Un trabajo profesional y artesano que no dejó de sorprendernos. Déjense sorprender ustedes también. Les aseguro que merece la pena.
Para finalizar le pregunté a nuestro invitado si las cárceles son parte del problema o son la solución. Esta fue su respuesta. “El fracaso del ser humano son las guerras y las prisiones. Si tuviésemos un utópico e idílico estado sin guerras ni cárceles, entonces, no existiría la gloría. Ya estaríamos en ella”. Como siempre interesante reflexión de Juan Antonio O’Donell. Y lamentando tener que finalizar tan interesante encuentro, nos despedimos de un hombre que llama a las cosas por su nombre, que no descansa jamás en la búsqueda de la verdad y que sabe compartir como nadie mesa y charla con los amigos. Hasta la próxima mi querido amigo.
Rosado: Quelias Rosa. Magnífico vino de la D.O. Cigales. Un vino elegante e intenso con claros aromas a melocotón. Hizo un maridaje perfecto con los platos que degustamos.
Tinto: El Arquitecto, Tres generaciones. Vino estrella de la elaboración propia de bodegas Lara en la sierra de Ronda. Extraordinario vino de la D.O. Sierras de Málaga. Un vino definido como elegante y señorial. Un vino noble y maduro con un alto nivel de excelencia y perfección lo que le cataloga como uno de los grandes.
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