Juan Carmona: La sonrisa por bandera

Juan Carmona | Presidente de AVOI

Su vida es un manual de solidaridad y dedicación a los niños

Acude a nuestra cita en el restaurante La Machina de Pedregalejo

Iciar Higuera, Juan Carmona y Juan Luis Pinto. / Paco Menjivar
Juan Luis Pinto Doblas

07 de marzo 2019 - 06:02

Málaga/A veces con pasión y otras con cierta impaciencia por trasmitir ilusiones y proyectos, pero siempre con una sonrisa en los labios, realicé un encuentro muy especial con Juan Carmona, presidente de la Asociación de Voluntarios de Oncología Infantil –AVOI– desde hace 26 años. Un hombre que un día decidió aparcar su carrera de Medicina, ya finalizada, y dedicarse en cuerpo y alma a trabajar para los niños enfermos. Toda una lección de vida y dedicación, la de él, la de su mujer, Desiré y las de más de 170 voluntarios con que cuenta la asociación. Ahora les cuento.

El restaurante: La Machina de Pedregalejo

La terraza del restaurante La Machina, en Pedregalejo. / Paco Menjivar

Un día de sol malagueño, más de primavera que de invierno, nos acompañó en el restaurante La Machina de Pedregalejo. Este moderno y original restaurante, regido por Iciar Higuera y su pareja, Juan Gaitán, nos sorprendió por su original y trabajada carta. Una mezcla de sabores orientales, latinos e incluso italianos, todo ello mezclado con gusto, mucho gusto. Y es que en sus fogones se nota la mano de Yosmary, una chef cubana con ideas revolucionarias en su cocina, ayudada por Jesús y Almudena. Trece personas conforman la plantilla –seis en cocina y siete en sala y terraza–, bajo las órdenes de Iciar y Juan, que actúan como coordinadores. Un establecimiento con un ambiente de playa que te invita a imaginar otros lugares al otro lado de ese mar que tiene por vecino. No se lo pierdan.

El invitado: Juan Carmona

Juan Carmona, presidente de AVOI. / Paco Menjivar

Hoy es un día muy especial para esta sesión. Siempre son especiales cuando se trata de los más pequeños, y es que Juan Carmona decidió dedicar su vida a ellos, a los niños enfermos. Y mi primera pregunta fue saber cómo comenzó todo. “Yo estudiaba Medicina, y un día un médico, profesor de la Universidad, me propuso la idea de estar con los niños enfermos, de cáncer prioritariamente, en el Hospital Materno Infantil. Pasaban muchas horas aburridos en sus habitaciones y zonas de aislamiento. Me uní a otros compañeros y de esa manera iniciamos el voluntariado. Éramos pocos y los comienzos fueron duros, pero muy bonitos”.

Ahí comenzó a aflorar esa sonrisa, casi de niño a pesar de sus 49 años, y ya no la abandonaría en todo el encuentro. Tengo que decir que me ha costado bastante hacer esta entrevista personal e intimista a Juan. “Hoy en día ya nos conoce mucha gente como asociación. Ese era el objetivo, pero yo no tengo ningún interés en aparecer aunque comprendo que alguien tiene que representarnos”. ¿Los niños enfermos de cáncer son el objetivo de vuestra asociación? “El principal, aunque también cuidamos a otros niños y a los padres. Los niños –Juan guarda silencio unos instantes mientras deja escapar una mirada al mar que, en frente, nos saluda–, los niños nos enseñan a vivir cada segundo. Estando con ellos hemos aprendido que no se necesitan grandes riquezas para vivir. Hemos aprendido a valorar las cosas importantes de la vida. La vida son dos días y debemos hacer lo que nuestro corazón nos pida. Hay que vivir al máximo con la gente que nos quiere”.

Muy personal

Juan Carmona es un hombre sencillo, natural de Villanueva de Algaidas, algo que él lleva a mucha gala. “ En Villanueva de Algaidas son muy solidarios. Estoy muy orgulloso de mi pueblo. Siempre que organizo algo siempre son los primeros en colaborar”. Nacido en el seno de una familia humilde, del campo, desde pequeño tenía claro que quería hacer algo en la vida, y ya entonces soñaba con irse a colaborar al tercer mundo. Gracias a una beca se traslada a Antequera para estudiar bachiller y de ahí a Málaga a estudiar medicina y en verano ayudaba a su padre a encalar aprendiendo de ese modo el oficio. Iniciada está ya la asociación AVOI, cuando conoce a una chica, compañera de estudios, que se implica al cien por cien en la asociación, es Desiré Montoya, malagueña, de calle La Unión, quien pronto se convertiría en su novia y más tarde su mujer para toda la vida. Pero lo más importante es lo que Juan me cuenta de ella:

“Yo no soy el verdadero protagonista de AVOI, esa persona es Desiré, mi mujer. Con su llegada todo cambió en la asociación, bueno y en mi vida. Ella es el empuje, la fuerza, pero no quiere aparecer, ser protagonista, de ninguna manera. El día de nuestra boda nos fuimos al hospital a hacernos fotos con los niños. Vivimos en el Arroyo de los Ángeles, muy cerca del hospital ”. Pues, aunque con la pena por no conocerla, al menos por ahora, quiero expresarle mi agradecimiento a Desiré por su trabajo en la asociación y por ser fuente de inspiración para mucha gente, el primero su propio marido. Le pedí a Juan que me contará un sueño por cumplir. “ Mi gran sueño es que se descubra pronto el tratamiento definitivo para erradicar esta enfermedad”. Pues ahí queda su gran sueño, que como los últimos veintiséis años de su vida, están encaminados a desear y hacer – hasta dónde puede llegar- el bien a los niños. Siempre sonriendo, como el eslogan que le acompaña. “La sonrisa por bandera”.

Está claro que trabajar en esa atmósfera tiene que ser duro. ¿Cómo lo llevan los voluntarios? “Este año hacemos 26 de la creación de la asociación y nuestra ilusión sigue intacta, como el primer día, el mismo sentimiento. Siendo felices viendo a niños enfermos que no dejan de ser niños ni un segundo. Ellos son el motor de nuestra ilusión. Estamos presentes los 365 días del año”. Y los padres imagino que estarán a tope con vosotros. “ Los padres de los niños fueron y son los primeros en apoyarnos. Nosotros estamos para dar aire a esas familias que lo están pasando tan mal, aunque nunca perdemos el norte y sabemos que lo importante está en manos de los médicos”. Sois entonces parte de la solución. “No exactamente de la solución, pero sí un apoyo. Formamos un equipo con los médicos y enfermeros. Los sanitarios son los que curan. Nuestra labor es un complemento a la de los médicos. Llegamos adonde los médicos no pueden: hacemos magia, teatro, juegos, etc. Este verano, por ejemplo, vamos a hacer el Camino de Santiago. Y hemos estado en Disney, en la Warner”. El número de voluntarios no para de crecer. “Sí. En la actualidad somos más de 170 y tenemos una importante lista de espera de personas que quieren colaborar con nosotros. Estamos muy agradecidos.”

¿Qué tipo de personas conforman el voluntariado? “El 85% son mujeres, muchos estudiantes, padres, y tenemos niños que en su día estuvieron enfermos y que hoy en día, ya recuperados, actúan como voluntarios. Es extraordinario. Son los que mejor entienden a los niños enfermos.”. Imagino que a veces la situación es complicada. “[Silencio] Los niños siempre quieren jugar, incluso cuando tienen fiebre o se encuentran aislados por su tratamiento. Aunque estén enfermos siempre son niños y nosotros procuramos que no pierdan ni un solo segundo de esa etapa tan bonita de la vida. No queremos que sufran, aunque, claro, a veces es inevitable”. Está claro que vuestro trabajo es vocacional. “Quien no tenga vocación real no puede estar con nosotros. Ni aquellas personas que quieran solucionar el mundo. Entre nosotros prima la realidad, la humildad y el espíritu de ayuda. Los que curan son los médicos”. Tengo entendido que dais charlas. “Sí, cada vez nos llaman desde más colegios e institutos para explicar nuestra labor. Les encanta lo que hacemos. Y también a asociaciones. A todo el que nos lo pide”. Hacéis muchas actividades para recaudar fondos. ¿Cómo lleváis este tema de la financiación?

“La mayor parte del dinero la conseguimos mediante actividades –especialmente fiestas y verbenas populares–. Somos conscientes de que nos tenemos buscar la vida. La administración nos atiende hasta donde puede. Somos muchos”. Y Málaga, ¿es solidaria? “Muy solidaria. Desde los voluntarios con su trabajo, hasta la gente que colabora con nosotros. No quiero dejar de pasar esta oportunidad para expresar mi enorme agradecimiento al estudio de arquitectura 969 , especialmente a Fernando Pérez del Pulgar, por su trabajo, totalmente altruista, en las nuevas salas del Materno Infantil, así como a la empresa constructora Bilba, quienes han realizado un esfuerzo enorme a la hora de ajustar su presupuesto. Muchas gracias por su solidaridad”. Y continuamos durante la comida.

La comida

Uno de los platos.

El descorche de una botella de Javier Sanz por parte de Ramón nos adentró en el recorrido gastronómico que nos tenía preparado Iciar. Comenzamos por una ensalada imposible, con hojas de espinacas y queso de cabra fundido. Enseguida comprendí el nombre de la ensalada, y es que es imposible dejar de tomarla. Espectacular. A continuación una tosta de atún rojo, sobre una base de crema de queso y teppanyaki. Otro plato que no deben dejar de probar.

Y nosotros continuamos con nuestra interesante charla. Vosotros sois una bocanada de aire entre tanta polución. “Puede ser. Nos creemos que sabemos vivir. Estamos atrapados por el consumismo. Se trata de decir basta y hacer lo que realmente quieras”. Especialmente sois aire fresco para esos padres. “[Silencio] Cuando a unos padres los médicos les dan una noticia de este tipo, aparte del impacto emocional, cuando un niño ingresa, supone un problema económico para los padres ya que en muchos casos deben dejar sus trabajos para atender a su hijo. Eso es algo muy común. Deberían arbitrarse ayudas para estos casos. Las asociaciones no podemos llegar a todo. Para los padres preparamos talleres. Pasan mucho tiempo en el hospital. Cuando ven a sus hijos felices ellos también lo son”.

Uno de los platos.

Unos tacos de secreto ibérico con pera y mayonesa de kimchi nos sorprendió por su textura y sabores. Un plato riquísimo. Descorchamos una botella de vino tinto Cepa Gaitan, recomendación de Bodegas Lara, para acompañar al siguiente plato que nos fue presentado. “Risotto de voletus al parmesano” otro plato que no deben dejar de probar. Riquísimo. Para finalizar el recorrido gastronómico nos fue servido un brownie casero con helado de vainilla. Nuestra felicitación a Iciar Higuera a su marido Juan Gaitán y a todo el equipo de La Machina, con una mención especial a Yosmary por sus sabrosos platos. Felicidades.

El postre.

Y para finalizar con nuestro invitado le pedí un mensaje. “(Silencio) Me vas a permitir que lo haga a los voluntarios. Solo quería decirles que estoy muy orgulloso de todas mis voluntarias y voluntarios. Seguid así”. Y yo me tomo la licencia de decirle a Juan Carmona lo mismo: sigue así amigo. Nuestra sociedad está muy necesitada de personas como Juan Carmona y sus voluntarios. Nos despedimos hasta pronto con la seguridad de que conseguirás nuevas metas.

Los vinos

Blanco: Javier Sanz

Magnífico vino de la D.O. Rueda elaborado con cabernet sauvignon. Un vino fino y fresco. Afrutado y muy agradable al paladar. Nos hizo disfrutar de los platos con los que lo maridamos.

Tinto: Cepa Gavilan crianza Viña Pedrosa

Vino de la D. O. Ribero del Duero. Un vino equilibrado y fineza en boca. Su complejidad de aromas le hace ser un vino distinto. Muy recomendable.

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Bodegas Lara
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