Juan Lara Acedo: Un maestro de la vida
De destacado distribuidor a elaborador de sus propios vinos
El encuentro, en el Restaurante El Chinitas
Málaga/Me van a permitir que les diga que hoy es un día muy especial para esta sesión. Hoy traigo como invitado a una de las personas que hizo posible que estas crónicas vean la luz cada semana: Juan Lara Acedo, propietario y fundador de Almacenes Lara y posteriormente Bodegas Lara.
Un hombre que en las próximas semanas cumplirá 78 años pero que, como decimos por esta tierra, “cualquiera lo firmaría para sí mismo”. Mente despejada y aguda y físico de caballero de novela. Un hombre cargado de historia y de experiencias que no duda en relatar con verdadera pasión. No se pierdan su evolución en los últimos cincuenta años. Es un extraordinario personaje con sabor.
Restaurante El Chinitas
Y hasta la casa de un gran amigo de nuestro invitado nos fuimos para realizar este encuentro: Restaurante El Chinitas, uno de los máximos referentes de los restaurantes tradicionales malagueños. Allí se encontraba el omnipresente José Sánchez-Rosso para recibir a su amigo de toda la vida. Y a los pies del cuadro de Miguel de los Reyes conformamos un conjunto de lo más malagueño que uno se puede imaginar mientras estábamos siendo observado por otro cuadro de un amigo común de ambos: Chiquito de la Calzada, para que no faltase de nada.
Ángel Sánchez-Rosso, gerente y coordinador general del restaurante, preparó todo lo necesario para que nos sintiésemos como en casa. De todo lo relativo a la comida se encargaría la jefa de cocina, Remedios Urbano. Un total de 16 personas se encargan de que no falte un detalle a la distinguida clientela de este emblemático establecimiento, seis en cocina y el resto para atender sala y terraza. De cómo transcurrió la comida más adelante les detallo.
El invitado: Juan Lara Acedo
Como decía al principio, hoy traemos a esta sesión a un hombre que ha dedicado toda su vida al extraordinario mundo de los vinos, primero como distribuidor, llegando a ser de los más importantes del país, y desde hace unos años como elaborador de sus propios caldos, como herencia que deja a su familia y a la extensa gama de bodegueros españoles. Una vida en la que ha atesorado el arte de saber escuchar y de hablar justo lo necesario, cosa esta de sabios. Un hombre cargado de vivencias y de conocimientos de la vida.
Y mi primera pregunta fue saber quién era Juan Lara. “Eso me gustaría saber a mí [risas]. En mi vida pensé que iba a trabajar con el vino. Yo era funcionario, y un gran amigo, Rafael del Río, q.e.p.d, me introdujo en este mundo. A los pocos años monte mi empresa Almacenes Lara, asociado con mi gran amigo Manolo Becerra, q.e.p.d. y nace Bodegas Lara”.
Pero, volvamos al principio. ¿Recuerda cuál fue su primera venta? “Claro que me acuerdo, como que no la cobré nunca [risas]. Ni la segunda. Me dieron un talón de 1.700 pesetas antes incluso de entregar la mercancía. Que suerte, pensé yo, cobrar antes de servir la mercancía [risas]. Nunca cobré ese talón. Así comencé a aprender el oficio de tratar con las personas”. Menudo comienzo. “Ya ves, en la vida se aprende a base de palos. Pero sigo confiando en las personas, siempre lo he hecho, aunque a veces te equivoques”.
Muy personal
Malagueño, malagueño, del Molinillo, de joven ya era un chico fuerte y espigado, por ello jugaba de portero en el Puerto Malagueño y no lo hacía nada mal. Llegó a estar en el punto de mira del Atlético de Madrid. Finalmente abandonó el fútbol y estuvo trabajando en la cofradía de pescadores hasta que conoció a su querido amigo Rafael del Rio y ahí cambió todo. “Todo lo que soy se lo debo a Rafael del Río”. Bellas palabras de recuerdo para su amigo. Casado con Mariló, la gran suerte que le ha deparado la vida – como él mismo define– tienes dos hijos, Juan Antonio y María Eva, y siete nietos.
Juan Lara es una persona que detesta los abusos y que tiene un gran sentido de la justicia y la lealtad, inculcados por su abuelo y su padre, ambos de la Guardia Civil, cuerpo al que siempre ha admirado y se ha sentido vinculado, siendo además poseedor de la Medalla al Mérito de la Guardia Civil que le fue entregada hace poco más de un año. Numerosos reconocimientos jalonan su brillante carrera profesional no sin muchas dificultades y esfuerzos. Sobre sus proyectos de futuro es igualmente claro: “Me levanto muy temprano y me voy a comprar el pescado, o carne, a mis amigos de toda la vida. Eso me encanta. Ese es mi proyecto de futuro, y disfrutar de mi familia todo lo que no he hecho. Y hacer lo que se me apetezca, lo que se me ocurra. No puedo estar parado”. A lo largo de nuestra conversación me contó numerosísimas anécdotas en las que aparecen personajes, muchos de ellos amigos. Jaime de Mora, el conde de Perlac, Chiquito de la Calzada, Ronald Reagan, Mario Conde… Todos ellos tuvieron la oportunidad de conocer a Juan Lara. Sobre la elaboración de sus propios vinos me dijo: “Mi hijo Juan Antonio es el que sacará ese proyecto adelante. Está preparado. Yo, como los vinos viejos, tengo la solera [risas]. Lo que hoy somos es gracias a él. Pasamos un mal momento como empresa y su preparación, su fuerza y sus conocimientos nos sacó adelante. Hemos tenido la enorme suerte de que esté él”. Emotivas palabras dedicadas a su hijo Juan Antonio Lara de una persona que a lo largo de nuestro encuentro sacó al hombre orgulloso de lo conseguido, pero sencillo y cercano que lleva dentro. Una vida de carretera y manta y de Renault ocho haciendo decenas de miles de kilómetros para construir una familia y una empresa. Hasta siempre, señor, los malagueños estamos de enhorabuena.
¿Ha cambiado mucho la situación de entonces, de aquellos años sesenta hasta hoy? “La Costa del Sol, y Andalucía, España en general, ha cambiado muchísimo. Hoy en día la competencia es enorme. Entonces había otra cosa, más estilo en la venta, en la relación con los clientes”. Claro, hoy tenemos internet, las redes sociales, todo más rápido.
“Antes había muchas más relación con las personas. Hoy prima la venta, los márgenes y esas cosas. Por supuesto que es parte del negocio y muy importantes, pero las personas están primero. Y el servicio y la calidad también. En aquella época, en los hoteles por ejemplo, visitamos a los metres, a los directores. Hablamos de todo un poco. Hoy todo es negocio, negocio”.
Usted llegó a ser uno de los grandes distribuidores para numerosas bodegas y firmas muy prestigiosas. “[Silencio] Comenzamos poco a poco y al poco tiempo ya vendíamos 20.000 cajas de vino. Con el paso del tiempo y con nuestro crecimiento llegamos a vender 250.000 cajas solo de vino de Rioja”.
Por eso decir Marqués de Cáceres era lo mismo que decir Almacenes Lara. “Así es, aunque al principio rechacé la oferta ya que distribuía para otra importante firma. Fue después, en un segundo encuentro cuando llegamos a un acuerdo y me volqué con ellos”. Imagino que aquellas 20.000 cajas no se vendían solas. “Para nada. Fíjate, hacíamos los albaranes a mano, durante toda la noche. A las cuatro y media salía el lunes camino de Almería y regresaba a casa, por Algeciras, el sábado por la noche. Durmiendo en pensiones, hostales, donde se podía. Así eran los tiempos. Pero muy feliz”. Mucho marketing. “[risas] Ni un curso en mi vida, bueno sí, el marketing de la vida”.
Hablemos un poco de vino. ¿Cuál es el mejor vino? “Sin lugar a duda el que le gusta a cada uno. El vino depende de quien lo beba. Es como la lectura. Puedes saber leer pero no comprender lo que lees.” Curioso y esclarecedor ejemplo. ¿Con quién se bebería la botella del mejor vino? “Con mi familia. Y si tengo otra, con mis amigos de verdad. La familia y los amigos son lo más importante”. Y de pronto surge la idea de hacer sus propios vinos.
“Eso ha sido hace poco y es un proyecto al que le ha dado el empujón mi hijo. Pero sí, estamos muy orgullosos de nuestros vinos Tres Generaciones que representan la mía, la de mi hijo y la de mis nietos y elaborados además en Ronda”. Juan no puede evitar que un brillo especial aflore en su rostro cuando menciona los vinos de la familia– . Tengo entendido que hay una cuarta marca que se une a las tres ya existentes, La Depa, El Lero, El Arquitecto. “Efectivamente, Aniya, un vino merlot que va a dar mucho que hablar”.
Habla usted mucho de los amigos. “Claro, si no tienes amigos, malo. Para mi es la base de todo, ya lo he dicho antes, la familia y los amigos. Aunque a veces algunos amigos te fallen. Eso entra dentro de lo posible. Pero si es amigo de verdad se perdona. Yo perdono los errores. A los amigos hay que ayudarlos. Yo he ayudado a mis amigos. Perder eso es perderlo todo. Por eso ahora me siento a veces desfasado”. ¿Le falló alguno? “(risas) Pues sí, qué le vamos a hacer. Más han perdido ellos. Pero nunca les guardé rencor. En la vida se recoge lo que se siembra”.
A parte del vino, también introdujo marcas de licores como JB, Ballantines entre otras. “Si, y fuimos los número de uno en su introducción. Vendíamos todo los que nos llegaba”. En llegado a este punto fueron varias las divertidas y a la vez curiosas anécdotas que Juan Lara me narró sobre distintas presentaciones y entregas de distinciones en Irlanda y en Escocia, en numerosos puntos de nuestra geografía, con personajes como , por ejemplo, Ronald Reagan, presentes, lamentablemente imposibles de narrar aquí por falta de espacio. Pero continuamos hablando durante la comida.
La comida
Rápidamente se puso Ángel Sánchez-Rosso manos a la obra, que no era cuestión de que no comiésemos con tanta charla. Y nos abrió mesa con un plato de jamón ibérico de la Serranía de Ronda, espectacular, y unas tortillitas de camarones para cuyos platos descorchó una botella de cava Gramona.
Y no perdí puntada para continuar con la interesante conversación. Parece que hoy en día puede hacer vino cualquiera. “Puede ser, pero antes tienes que tener buenas viñas, un buen enólogo, unas buenas barricas y sobre todo, y es lo básico, un suelo acorde. El suelo es determinante para hacer un buen vino. Hoy en día la tecnología ayuda mucho. Es muy difícil hacer un vino malo”. ¿Requiere mucho esfuerzo? “Bueno, como en todo, hay que ser muy exigente, primero con uno mismo”.
Pero usted ya es bodeguero. “[Risas] No, el bodeguero es mi hijo, yo soy un complemento”. Y entre broma y broma, tal y como es su carácter abierto y natural, nos fueron servidos dos platos marca de la casa: carpaccio de gambas y algas, espectacular, y habitas baby con calamares en su tinta. Dos platos que no deben dejar de probar. Riquísimos. En esta ocasión bebimos uno de los vinos Tres Generaciones de Bodegas Lara: El Arquitecto.
Si pudiese volver el tiempo atrás, ¿qué cambiaría? “[Silencio] Sin lugar a dudas preocuparme más por mi familia y menos por el trabajo. Por desgracia el tiempo que pasó ya no tiene solución”. Una pregunta al margen de vinos, y que, como hombre de mundo que es usted, me gustaría conocer. ¿Cómo ve usted España en estos tiempos? “[Silencio] Creo que no valoramos suficientemente nuestro país, este país tan hermoso que tenemos. Los partidos políticos, y los incluyo a todos, no pueden primar su interés por el general de todos los españoles. Si solucionamos eso todo irá mucho mejor". Interesante reflexión de un hombre que ha pasado su vida recorriendo nuestro país y parte del extranjero. Para continuar con nuestra comida, Remedios nos preparó un arroz con bogavante, otra de las especialidades de El Chinitas que continuamos maridando con El Arquitecto, una pareja perfecta.
Y para cerrar, un postre de tocino de cielo con helado de turrón sobre lecho de nata, riquísimo. Mis felicitaciones a la cocina de El Chinitas y un especial agradecimiento al equipo de sala y, como no, a Ángel Sánchez-Rosso por su dedicación y cariño con nosotros. De José Sánchez Rosso, que puedo decir, que continúa siendo el alma mater de El Chinitas para bien de todos los que amamos la buena cocina en un espacio único.
Para finalizar le mencioné los numerosos premios y distinciones recibidas durante su carrera profesional y si esto le habían hecho sentirse especial. “Los premios los he agradecido siempre, es lógico, pero si pierdes el norte te equivocas. Siempre he sido yo. Lo que importa es el factor humano”. Y tal y como comenzamos esta crónica la finalizamos, con Juan Lara destacando por encima de todo el factor humano, la familia, los amigos, esos que él ha ido cultivando a lo largo de su vida como cultiva hoy sus viñedos, y recogiendo la gran cosecha que el destino le quiera deparar en cada momento. No le importa el resultado, ¿para qué? Lo que cuenta son las personas.
Los vinos
Blanco: Gramona
Gran vino espumoso, versátil, fresco con sabor a frutas. Maridó a la perfección con los entrantes que degustamos.
Tinto: Tres Generaciones- El Arquitecto
Vino elaborado en Ronda con uvas Cabernet, Tempranillo y Syrah, un vino de verdadera arquitectura. Profundo, intenso con aromas y recuerdos a frutos rojos. Muy recomendable.
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