Juan Vega: Un artista tallando la vida
"El gran sueño de mi vida era ver una obra mía en bronce expuesta en una calle de Málaga"
Málaga/Hoy traemos a esta sesión de Personajes con Sabor a un escultor muy joven y no por ello menos conocido en todos los ambientes artísticos malagueños. A sus treinta y cuatro años de edad Juan Vega Ortega ya lleva quince años aportando su trabajo y su arte a muchas cofradías e instituciones de nuestra ciudad. Un chico de Lagunillas –aunque pronto se trasladaría a La Palmilla donde vivió hasta que cumplió quince años– que desde muy pequeño sintió una atracción especial, y muy definida, por la modelación y el dibujo.
Denle un bloque de barro y pronto verá aparecer, como por arte de magia, de la magia de este artista, la figura, el rostro o el objeto más inesperado. A pesar de su juventud ya está considerado como un verdadero maestro que solo piensa en volúmenes, espacio y figuración, con la mirada abierta, sensible y humilde que Dios le ha dado. Lo vamos a conocer un poco más. No se lo pueden perder.
El restaurante: Taberna el Mentidero
La Taberna el Mentidero fue el lugar elegido para esta entrevista. Entre jóvenes andaba el juego y fuimos recibidos por Daniel Frutos, quien junto con su hermano Javier, aportan un punto de gastronomía tradicional y muy marinera a nuestra ciudad. Situado en la calle Sánchez Pastor, este establecimiento con aires de taberna portuaria, ofrece una gastronomía muy nuestra, mezcla de tradición gaditana y malagueña que nos ofrece productos del mar de toda la costa andaluza y una atención propia de un restaurante con clara vocación de servicio.
Para ellos cuenta con el excelente trabajo de su coordinador, Johan Altamar, un profesional de reconocido prestigio. Cuentan además en la cocina con Abdulah y Marlene.
Sorprenden sus especialidades al carbón y hasta espetos hechos al más puro estilo marengo que le transportan a uno hasta el borde del mar. Diez personas en total, seis en cocina y cuatro en sala conforman la plantilla de El Mentidero. Del recorrido gastronómico que disfrutamos más adelanto les cuento.
El invitado: Juan Vega
Es un verdadero placer plasmar una crónica a una persona como Juan Vega, siempre dispuesto a contar con el auténtico entusiasmo del que ama su profesión, todo lo relativo a su apasionante mundo de la talla y la escultura.
¿Cómo se logra ser un escultor de su prestigio siendo aún tan joven? “[Silencio] Aparte de sentirlo y gustarme desde muy pequeño, siempre he ido, y voy buscando la perfección y la excelencia en mi trabajo, sobre todo en la interpretación del cuerpo humano. De momento no busco otra cosa. Es lo que me obsesiona. Me sacrifico mucho para ello. Tengo tal nivel de exigencia, que no me permito apenas el descanso”. Y así es que sabemos, por los que viven en el entorno de su estudio en Lagunillas, que no mucho más tarde de las siete de la mañana ya se le ve trabajando.
Su obra es más de imaginería que de escultura. “Siempre he tenido muy en cuenta que quería que se me conociese como escultor, pero, sí, también soy imaginero. Hago tanto obra civil como sacra”. ¿Por ejemplo? “En obra civil más reciente, y que me ha permitido cumplir el gran sueño de mi vida que era ver una obra mía en bronce expuesta en una calle de Málaga, es el monumento a Teodoro Reding. También hice un busto para la baronesa Thyssen y ahora tengo un encargo de ella de una escultura de cuerpo completo. También realicé el busto a Juan Rosa “El Pulga” del dúo Sacapuntas. Me considero una persona con ambición y estoy aquí para lo que se presente”.
Arte y Semana Santa están presentes en su obra. “En Málaga, como en otras ciudades andaluzas, Sevilla sobre todo, existe una gran tradición de todo lo relacionado con el arte sacro, a través de las hermandades y cofradías , que son las que realmente mantienen nuestro trabajo. Ellos dan vida a los imagineros, bueno, y a otros artesanos como bordadores, orfebres, doradores, etcétera. Siempre están encargando nuevas obras y restauraciones de las antiguas. La Semana Santa forma parte de nuestra idiosincracia”.
Muy personal
Nacido en Lagunillas, de una familia humilde, muy pronto despertaría en él la pasión por la escultura. Estudió en San Telmo Escultura y Artes Aplicadas a la Escultura y todo lo referido a la escuela clásica de Bellas Artes. Compaginaba sus estudios con la práctica en el taller del maestro Ruiz Liébana, una combinación perfecta donde ya sintió los deseos de tener su propio taller. Con apenas veinte años ya realizaba sus primeros e importantes trabajos para nuestras cofradías. Juan Vega confiesa que su material preferido para trabajar es la terracota. “Yo le llamo “la magia”. Escoger una pella de barro y al poco tiempo de trabajarla ves que comienza a surgir una obra”. Un escultor que jamás haría una obra que pudiese ofender, ya que su obra es especialmente amable y alejada de cualquier tipo de malicia u ofensa. Que siente plena admiración por maestros como Bernini y Miguel Ángel. “Me gustaría haber trabajado en el taller de Bernini y Miguel Ángel. La obra de estos maestros, con los medios de aquella época, me parece realmente increíble. Eran verdaderos artistas. Imagino que esos talleres serían alucinantes”. Confiesa que es inevitable robarle tiempo a su familia. “Desde que nació mi hijo, Lucas, procuro robar menos tiempo a mi familia. Mi mujer, Ana, es la que lleva mi familia hacia adelante. Ha sido siempre indispensable en mi trabajo. Estoy deseando que Lucas se haga un poco mayor –ahora tiene un año- y disfrutar con él la Semana Santa”. Un joven que ha alcanzado ya muchos sueños pero que aún tiene muchos por cumplir. “Me quedan muchos sueños por cumplir, aunque mi gran sueño es que pasen muchos años, los que Dios quiera, y que siga dedicándome a lo mismo. Con el pelo blanco y un tanto encorvado pero seguir trabajando en este maravilloso oficio. Y por supuesto, que a lo largo de mi vida, nunca me falten sueños por cumplir”.
¿Cómo definiría su escultura? “Mi escultura es sin lugar a dudas figurativa. Mi trabajo es la interpretación de las formas reales. A la hora de realizar determinadas imágenes tomo modelos reales. Lo mismo sucede cuando me encargan imaginería, recurro al natural, a amigos para tomar apuntes de rasgos y expresiones. En cualquier caso realizo siempre mis trabajos a partir de una idea que luego desarrollo hasta completar la obra”.
¿Qué opina de ese tipo de esculturas modernas que uno muchas veces no tiene claro lo que es? “[Silencio] Me cuesta mucho juzgar el trabajo de los demás. Creo que dentro del arte contemporáneo hay de todo. Hay quien hace una obra con un trabajo previo de investigación e intelectual tremendo, pero también hay gente que se ha subido a ese carro y esos trabajos generalmente no son precisamente considerados como de un verdadero artista. Lo difícil es relacionar una obra con el artista, identificarlo nada más verla. Eso es algo muy grande”. Realiza muchas obras sacras.
¿Es usted especialmente religioso? “Para hacer mi obra hay que tener una cierta sensibilidad y sentimientos religiosos. Me considero una persona religiosa, soy creyente. Desde pequeño he vivido esa formación. Siempre me pongo en el lugar de lo que estoy representando, comprender el sentimiento, el gesto que esa imagen quiere expresar. Es la única manera que conozco de llegar a transmitir. Soy hermano de la hermandad de la Virgen del Carmen del Perchel y de la cofradía de la Salud. Además estoy muy vinculado a Fusionadas y al Amor y la Caridad de mi barrio de la Victoria. Cuando yo era muy joven aún, un auténtico desconocido, estas cofradías se volcaron y apostaron por mí. Tenía entonces veinte años. Les estaré siempre muy agradecido”.
Y Málaga ¿cómo lo trata? “Me siento muy a gusto en mi ciudad. Trabajo muy feliz en mi barrio. A mi taller acude mucha gente a verme trabajar. Mi taller no es muy grande pero está abierto a todo el que quiera visitarlo. Está dentro del recorrido de Málaga nazarena. Me siento muy arraigado. No puedo sentir más agradecimiento”. Retomamos esta interesante entrevista durante la comida.
La comida
Pronto nos dispusimos a disfrutar de la gastronomía del Mentidero. Y para abrir boca unas fresquísimas conchas finas de la bahía acompañadas por un vino blanco Excelens del Marqués de Cáceres, para continuar con lomo de atún en manteca de cerdo al más puro estilo gaditano y, como no podía faltar, unas tortillas de camarones frescos que estaban exquisitas.
Sin dejarnos distraer por tan sabrosos platos, continuamos con nuestra conversación. ¿Cuáles fueron sus maestros y de qué fuentes bebe? “Mis maestros fueron Suso De Marcos en talla y la profesora Capilla López en policromía y dorados. Bebo en infinidad de fuentes, y cuanto más conozco, más descubro lo poco que sabía. Intento estar abierto a cualquier manifestación artística: viajar, leer, ir al cine. Ser siempre una esponja”.
Un magnifico plato de ensaladilla rusa “el Mentidero”, nos hizo continuar con nuestra comida. Tras el descorche de una botella de tinto El Lero, vino Tres Generaciones producción de bodegas Lara, Johan nos sirvió una lubina espetada al carbón que estaba realmente exquisita para finalizar con un calamar, también espetado al carbón, especialidades de la casa, plenos de sabor.
¿Qué les diría a los jóvenes que hoy en día se forman? “[Silencio] Que apuesten por sus sueños, hay que fajarse y luchar por los sueños. Si creen que tienen cualidades que apuesten y echen ganas y optimismo. Pero la clave de todo es el trabajo”. ¿Y usted, ha renunciado a mucho para conseguir su sueño? “Claro, cuando miro para atrás y veo mucho trabajo y sacrificio. Estoy consiguiendo cosas bonitas en mi carrera, pero en cuanto finalizo una obra la ambición y el deseo me empujan a seguir de inmediato. He renunciado sobre todo a tiempo de ocio. Necesitas crear un clima para trabajar, entrar en un submundo. Ese trabajo constante te obliga a renunciar a mucho”. Lo mismo que nosotros tuvimos que desistir a continuar degustando más platos que nos iba presentando Johan.
Nuestras felicitaciones a Javier y Daniel Frutos por sus ocho años de restauración con solera, y a todo el equipo de El Mentidero. No lo olviden, en calle Sánchez Pastor rompen las olas… de la gastronomía malagueña. Nosotros despedimos a Juan Vega quién, como no podía ser de otra manera, salía raudo para su taller. Pronto tendrá que entregar multitud de encargos de cofradías que se estrenaran en la ya muy próxima Semana Santa. Felicidades maestro, aunque debemos felicitarnos todos por contar con este malagueño ya ilustre a sus 34 años. Hasta siempre.
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