Karma Guen, centro de retiro para budistas en la Axarquía
El centenar de estancias aloja durante estos días a millar y medio de seguidores de Buda llegados de todo el mundo
Cuando Peter Gómez visitó por primera vez, con apenas 6 años, la pequeña aldea en ruinas que sus padres habían adquirido en 1981, ni se le pasaba por la cabeza que aquellas casas derribadas entre las que jugaba acabarían siendo Karma Guen, un centro de retiro y meditación para budistas de todo el mundo.
Estos días, el centenar de alojamientos que habitualmente ofrece este espacio a sus visitantes resulta insuficiente para acoger al millar y medio de budistas de cincuenta nacionalidades que participan en la experiencia o curso anual de meditación impartido por Ole Nydahl, uno de los pocos lamas occidentales existentes.
El enclave se convierte en una especie de campamento improvisado, en el que las tiendas de campaña de los budistas llegados de todos los rincones del planeta inundan las laderas sobre las que se levantan los edificios del complejo, que cuenta con comedores, una cocina industrial, áreas de trabajo, enfermería o una biblioteca.
Gómez, que dirige Karma Guen, explica que el centro de todas las miradas es la sala de oración o gompa, construida en 2004 y dedicada a Trinley Thaye Dorje, el decimoséptimo Karmapa, líder espiritual de la escuela Karma Gagyu.
Tiene capacidad para unas 2.000 personas, está decorada con motivos budistas que tardaron siete años en pintarse y está equipada para dar emisiones en directo a través de internet y traducir los cursos a trece idiomas simultáneamente. Hasta el 12 de junio, Ole Nydahl impartirá el curso de powa o proceso de la muerte, una práctica de meditación tibetana que requiere la presencia de un maestro autorizado, que tenga lo que se conoce como transmisión, que en el caso de este lama danés le fue concedida por el decimosexto Karmapa.
"El powa es una práctica en la que uno, a través de varios días de meditación, guiado por el maestro, llega a entender y conocer el proceso de la muerte", indicó Gómez. Antes del powa, tiene lugar una ceremonia en la que se recitan diferentes mantras y muchos de los presentes reciben el denominado refugio, una especie de iniciación al budismo, similar al bautismo.
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