Laura Baena: La actriz con alma gitana

La niña que quería ser bailaora porque ser actriz no estaba a su alcance

Almorzamos en el famoso restaurante Verum

De derecha a izquierda: Ramón Berzosa, Laura Baena, Jorge Berzosa y Juan Luis Pinto. / Paco Menjivar
Juan Luis Pinto Doblas

28 de noviembre 2019 - 07:01

Málaga/Los que hemos seguido la serie de televisión MalakaMalaka nos quedamos sorprendidos por el trabajo de Laura Baena, La Tota, o de Antonia en otra famosa serie, Vis a Vis, entre muchos otros papeles. Una actriz con muchos rasgos de una mujer gitana, pero que cuando uno se adentra un poco, hasta donde ella lo permite, en su alma, descubre que hay mucho más que todo eso en su interior. En el mundo del arte, de la interpretación, nunca se sabe cuándo va a comenzar a brillar un nuevo astro. La luz de Laura comenzó a encenderse, sin ella saberlo, desde muy pequeña. Ahora comienza a brillar hasta deslumbrarnos. Hoy la vamos a conocer un poco más.

El restaurante: Verum

Nos trasladamos en esta ocasión al restaurante Verum en el Cerrado de Calderón, lugar de reconocido prestigio en el universo gastronómico que es nuestra ciudad. Todo el equipo de Verum se mostró presto a atender nuestra visita con su propietario, Ramón Berzosa, al frente. Jorge Berzosa, como coordinador general del establecimiento hizo los honores a nuestra invitada. Alfonso González como metre y Germán Herrera jefe de cocina completan la espina dorsal de este afamado restaurante especializado en carnes y cuyo lema “El producto, la esencia de nuestra cocina”, es su verdadera carta de presentación. Más adelante les cuento.

La invitada: Laura Baena

Laura Baena y Juan Luis Pinto durante el almuerzo. / Paco Menjivar

Este encuentro con Laura Baena ha sido toda una experiencia de frescura y espontaneidad, como lo es en sí misma la propia Laura. Una mujer humilde y sencilla que nos dejó entrar en su parte más personal. Algo que le agradecemos. Laura, nadie puede negar que estás de actualidad. ¿Cómo llevas este momento de esplendor? “[Silencio] Miro mucho para atrás y pienso que por fin lo he conseguido. Desde el principio me aferré mucho a mi profesión. Me he caído muchas veces y me he levantado otras tantas, pero al final, Laura luchadora ha salido adelante. Esto es una carrera de fondo y creo que he tenido mucha paciencia para esperar mi momento”. Y está claro que ha merecido la pena. “Claro. Esta profesión es una montaña rusa. Siempre he querido trabajar en lo que me gusta, que realmente para mí es como no trabajar, pero nunca en busca de la fama”.

Es fácil imaginar que no es precisamente un camino de rosas. “Los principios, como todo, son difíciles. Estudié arte dramático y a partir de ahí nunca he dejado de formarme y prepararme. No he recibido muchos codazos, si es a lo que te refieres. Siempre he ido con buena fe y he recibido lo que he dado. Debo reconocer que he navegado dulcemente, si me permites el símil, porque no me he expuesto al río a contracorriente. Por suerte he tenido una estabilidad económica y familiar y eso hace mucho. Por lo demás, nunca dejamos de formarnos, y todo lo de esta carrera me lo he tomado como un aprendizaje, incluidos los numerosos castings y pruebas que tenemos que hacer”.

Pues da gusto verte interpretar. “Gracias. Yo interpreto por puro instinto, porque observo. Investigo cada uno de mis personajes. Es indispensable, tenemos que dejar de ser nosotros mismos para dar paso a nuestro personaje. Cuando lo capto todo surge el momento mágico. La técnica es la base, pero el instinto está ahí.”

Muy personal

Esta malagueña de Carranque, barriada a la que se muestra muy orgullosa de pertenecer, se crió en el seno de una familia muy numerosa. Soñaba con ser bailaora y se acabó convirtiendo en actriz. “Me encantaba, me encanta, el baile. Yo quería ser bailaora, pero como no teníamos medios para pagar una academia mi madre me regaló unas castañuelas. Hasta ahí podíamos llegar. Éramos 13 hermanos en casa. Mi madre nos inculcó que la educación y la cultura son de las cosas más importantes de la vida.” De su vida familiar con sus padres y sus hermanos, ha heredado el amor a la suya propia. Casada con Ignacio –Iñaki–, tiene tres hijas todas ellas artistas como su madre: Candela ha hecho arte dramático, Alicia es una poetisa prometedora a sus 23 años y Alba, la pequeña estudia teatro y ya ha trabajado en un corto. Lo que decía, una familia de artistas. “Con la llegada de mis hijos me planteé dejarlo todo pero mi marido fue indispensable para no abandonar. Él me ha apoyado siempre y me lo puso muy fácil “. Laura es una mujer de raza que lo tuvo claro desde el principio y no ha escatimado esfuerzos para conseguir sus metas. “ Salgo de los rodajes agotada porque me entrego y me concentro en mi trabajo desde el primer momento. Siempre digo que no hay vida si no hay tensión. Con cualquier cosa que hago me entrego a muerte. Si pones el alma en todo lo que haces seguro que todo sale bien”. Laura Baena, una malagueña de las de bandera, a la que le gustaría trabajar con Javier Bardem, Vigo Mortesen o Candela Peña, y ser dirigida por Ramón Salazar. Que habla con admiración y cariño de sus compañeros de profesión, hombres y mujeres, y que recuerda con emoción los abrazos tiernos y sinceros que muchas mujeres le han dado en La Palmilla durante el rodaje de Malaka, tratándola como si fuese una de ellos. Vaya para ella el abrazo de todos nosotros. Felicidades.

Hace no demasiado tiempo recibiste el premio Ondas, hace pocos días el reconocimiento de Málaga, ¿Cómo te sientes? “[Risas. No puede evitar emocionarse] ¡Uf! Los malagueños, son lo mejor. Me dan su cariño, y eso que todavía voy por la calle y me paran y me saludan y no paro de asombrarme. Hasta hace poco no he sido consciente de todo. Y ahora este premio, ha sido un honor muy grande. Sentí una emoción extrema, el verdadero calor de Málaga. Esto me hace sentirme un poco profeta en mi tierra. Estoy en una nube y sabe a gloria [risas]. Pero no he perdido el norte, nunca lo he hecho, y si algún día se me va la cabeza, tengo una familia y unos amigos que me reconducirían, pero no olvido de dónde procedo. Busco siempre ser un poco mejor. Todos podemos mejorar”.

¿Ha trabajado desde siempre en el mundo de la interpretación? “No, aunque ése era mi objetivo, he hecho un poco de todo. Trabajé de monitora de tiempo libre para niños de barriadas marginales. Siempre me han encantado los niños. Gracias precisamente a ese trabajo pude pagarme los estudios de arte dramático. Y, descubrí el teatro. El teatro es un bálsamo de la vida, una bomba social. Estuve impartiendo unos talleres de teatro con reclusas. Fue una experiencia inolvidable”. Has hecho teatro, cine, televisión. La pregunta es obligada ¿con qué te quedarías? “He hecho de todo, efectivamente. Viví el teatro por dentro. Montando, actuando, desmontando. De madrugada, cambiándonos donde podíamos. ¿Merecía la pena? Rotundamente sí. Todo, la satisfacción absoluta es el teatro. Los duros ensayos, la conexión emocional con los compañeros, con el público. En la televisión todo va más rápido y es más frío, pero debo decir que me encanta”.

¿Málaga es un escenario ideal para una artista, una actriz? “[Silencio] Málaga es la calle, la bulla, y creo que por eso mismo tenemos tantos artistas. La luz, el mar, todo eso hace que el arte fluya. Los malagueños estamos en todos los rincones del arte y eso lo da la calle. Me emociona especialmente la puesta en escena de la Semana Santa. Toda Málaga en general es una auténtica puesta en escena”. Hemos hablado poco del cine. “Poco a poco me voy adentrando en ese mundo, y me apasiona y aprendo. Algún día me atreveré detrás de la cámara aunque le tengo mucho respeto. Tienes que tenerlo todo muy claro porque todo depende de ti y yo soy muy despistada [risas]. Escribí un corto, La vida por encima, que dirigió Rafatal. Una gran experiencia.” Y nos dispusimos a vivir otra experiencia, esta gastronómica.

La comida

Uno de los platos.

En las manos de todo un profesional como es Samuel Capitán estuvimos durante toda nuestra comida. Y para abrir boca, y tras descorchar una botella de Javier Sanz blanco, nos presentó una ensaladilla rusa que recientemente quedó subcampeona de España y que fue premio provincial de Málaga, y a continuación unos cogollos de Tudela con ventresca de atún. Dos entradas que junto con el vino nos prepararon para lo que vendría después. Mientras, continuamos con nuestra charla. Las circunstancias han cambiado mucho en estos años.

Nunca se ha visto obligada a abandonar Málaga. “Antes teníamos muchos problemas para ir a hacer pruebas. Iba a los castings con el carrito del bebé [risas]. Además apenas existían series y no había el campo abierto al trabajo que hay ahora. Voy a Madrid a hacer mis cursos, mi trabajo y luego regreso a Málaga. Cuando me podía haber ido a Madrid, como tantos otros compañeros, no lo hice. Ahora ya no me voy. Tenemos unas comunicaciones perfectas”.

Uno de los platos.

Como perfecto fue el plato de croquetas del chef con cecina del Bierzo y las chistorras artesanas de Navarra, plato este para el que tomamos una copa de Abadía Retuerta. Realmente dos platos buenísimos y que fueron el anticipo de lo que vendría a continuación: entrecot de vaca vieja inglesa, sencillamente extraordinario.

Como colofón a tan seleccionado menú, nos fue servido uno de los postres clásicos de la casa: piña natural sobre lecho de piña colada y gel de coco. Espectacular. Nuestro agradecimiento a todo el equipo de Verum y a Ramón y Jorge Berzosa por su siempre cálida acogida. Para finalizar le pregunté a Laura por sus próximos proyectos. “Estoy haciendo castings para nuevos trabajos; montando una obra de teatro, esperando una posible nueva temporada de Malaka, y muchos proyectos que tengo en mente y que pienso ir sacando a la luz poco a poco”.

Y de esta manera, finalizamos el encuentro con Laura Baena, una niña que no sabía que era actriz porque pensaba que no estaba a su alcance, que se escapaba a escondidas de su madre a la barriada García Grana, a Los Palomares, a ver las mujeres bailar a la lumbre de las candelas, viviendo un mundo de la calle que desde pequeña le fascinaba. Hasta siempre y toda la suerte del mundo. Te la mereces.

Los vinos

Blanco: Javier Sanz. Extraordinario vino verdejo de la D.O. Rueda. Un vino seco y de acidez refrescante con aromas a frutos e hinojos. Muy recomendable.

Tinto: Abadía Retuerta. VT Castilla y León. Un vino tinto con un perfil concentrado y afrutado, donde la fruta negra se integra perfectamente con el tiempo de crianza y da como resultado un espléndido vino.

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Bodegas Lara

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