Listas de espera en Málaga según los afectados: de un año para ver al traumatólogo a siete meses para una resonancia
Usuarios se quejan por las demoras que en algunos casos les obligan a tomar fármacos para el dolor o a costearse consultas privadas
Las listas de espera en Málaga empeoran: la demora media es mayor y hay más pacientes pendientes de operación
Listas de espera en Málaga: "Llevo casi un año esperando una prueba"
Málaga/Pacientes que aguantan "meses" con dolor -a veces tomando fármacos para sobrellevarlo- hasta que les llega la ansiada cita con el especialista, otros que se costean de su bolsillo un médico o un fisioterapeuta porque no pueden más, algunos que ponen reclamaciones para intentar agilizar su asistencia, otros que nunca reciben la carta de citación por lo que pierden su turno y muchos que se resignan.se resignan
Recoger testimonios de los afectados por las listas de espera en la sanidad pública malagueña es escuchar relatos de lo más variopinto. Historias de personas que pueden aguardar un año para ver al traumatólogo, casi otro tanto para el otorrinolaringólogo o siete meses para una resonancia. En general, no se quejan de la atención, pero sí y mucho de las demoras.
Las cifras facilitadas por los afectados e incluidas en esta información no son la media, sino la demora de su caso concreto. Elmartes, el Ministerio de Sanidad dio los datos andaluces, pero no provincializados. La Junta de Andalucía tampoco los aporta por provincias.
María Luisa Escolano estaba este miércoles en el Centro de Especialidades (CARE) José Estrada a punto de entrar al traumatólogo. Está operada de columna. "Dice el médico que me la hicieron nueva, con donación de huesos y tornillos. Pero no estoy bien. Cada tres días tengo que ponerme parches de fentanilo para el dolor. Llevo más de un año esperando esta cita", asegura esta paciente derivada desde Torre del Mar. En ese interín le han hecho una resonancia y un TAC, pero le falta otra tercera prueba que no ha llegado a tiempo. "Me cuesta trabajo caminar y se me queda la pierna derecha dormida. La atención es correcta, no tengo quejas, todo muy bien; pero es demasiado tiempo de espera. La sanidad pública tiene que mejorar", opina.
José María lleva liado con los hombros unos cuatro años, con dolor y dificultades de movilidad. "No me he quedado dependiente, pero he pasado momentos malos porque era incapaz de moverlos. Hace un año me vio un especialista en el Civil y me desahució", cuenta. Pero insistió y lo derivaron al CARE. Le están poniendo plasma rico en plaquetas. Ahora ha recuperado movilidad. "Pero también me he tenido que pagar médico y fisio privados", aclara. Cuenta que se ha llegado a gastar 80 euros por semana en rehabilitación e incluso ha acudido a estudiantes de Fisioterapia para que las sesiones le salieran más baratas. "No tanto era por el dolor, sino porque no podía mover ninguno de los dos brazos", matiza. Luego concluye: "La sanidad pública ha reventado, explotado; no funciona".
Gerardo Ruiz también espera para entrar al traumatólogo. Viene de Mollina. Lleva "más de nueve meses" con dolor de espalda, trabajando y aguantando con "Tramadol y Enantyum". Relata que lo sobrelleva "tomando antiinflamatorios", pero opina que la asistencia pública "tarda demasiado". Luego puntualiza que, además, está pendiente de cita con Salud Mental de Antequera. Lo derivaron en septiembre de 2023 y se la han ido posponiendo porque faltan psicólogos en la comarca.
Unas sillas más allá, en la sala de espera del CARE, está José Narbona. Acompaña a su pareja, M. P. M., que viene el traumatólogo. Ella no tiene quejas: "Sin demoras y muy profesional". Pero él acota que está pendiente de un turno con el psicólogo en Antequera porque se lo cancelaron y "siguen sin llamarme". Tiene un problema de ansiedad. "Pero hay quien está al borde de coger una cuerda. ¿Y si un día lo encuentran colgado de un olivo ¿qué pasa?", reflexiona.
Rafael Rodríguez tiene sinusitis. Se la detectó el dentista. Su médico del centro de salud de El Palo lo derivó al CARE. "Llevo casi un año esperando. La atención debería ser más ágil, tardan demasiado", sostiene. Aclara que ni le duele ni tiene que tomar fármacos mientras tanto. "Casi un año de espera es un tiempo considerable, pero tengo amigos que llevan años para que los vea el traumatólogo", se consuela.
M. R. B. viene de Nerja al alergólogo. Tras un tratamiento para bajarle el colesterol, su médico de cabecera el 15 de junio de 2023 la derivó a este especialista porque sospechó que la reacción que tuvo podría ser un problema de alergia a medicamentos. Le llegó la cita para el 5 de enero de 2024 con la indicación de que "no tiene que acudir al hospital. El médico la llamará por teléfono este día". Pero nunca la llamó nadie. Cuando preguntó qué había pasado, le indicaron que ella no había acudido a la cita. Así que su médico de familia la tuvo que volver a derivar.
A José Antonio Mejías lo han operado dos veces de la espalda en un centro concertado derivado por el sistema público. Pero tienen que volver a intervenirlo. "No ha consolidado bien y me tienen que operar una tercera vez. Tengo que tomar pastillas para el dolor y llevo siete meses esperando una resonancia", explica. Agrega que hasta que no esté esa prueba, no lo puede ver el traumatólogo y no entra en lista de espera quirúrgica. Este miércoles, reclamaba en el CARE por esta tardanza. "Ante las listas de espera... no, no estoy resignado; pero aparte de reclamar, no puedo hacer mucho más", manifestaba.
Una pareja que prefería guardar el anonimato relataba que a ella su médico la derivó al reumatólogo en noviembre pasado. Este martes, volvió a ir a su facultativo que le dijo que la cita con el especialista ya pasó, porque era el 4 de abril. Es decir, cinco meses después de lo solicitado, cuando el tope fijado en los decretos de la Junta es de 60 días. "Pero nosotros no recibimos ni llamada ni carta", aseguraban. Algo debió hacer su médico de cabecera porque este miércoles, al día siguiente, tenían su turno. Él, por su parte, contaba que tuvo una cita en el Civil "para dormirme los nervios" por un problema de columna, cintura y ciática. Aquel día por una bajada de tensión no pudo entrar en quirófano. "Desde entonces, llevo siete u ocho meses esperando y no sé nada. No me llaman. Así que cuando me da la ciática, me tengo que tomar antiinflamatorios", explica. Luego puntualiza: "El problema de la sanidad son los retrasos. Cuando entras, el sistema funciona bien. Las quejas no es por la atención, sino por las demoras".
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