Luis Merino: El rostro de la Transición en Málaga
Agitador social y cultural dedicado al servicio a los demás, nos acompaña al emblemático Chiringuito María
Málaga/Hoy traemos a esta sesión una persona querida y reconocida por generaciones de malagueños. Con ochenta años a sus espaldas y en su gran corazón, Luis Merino continúa siendo una persona asequible y sin tiempo para el mismo: casi 24 horas al día de dedicación a los demás así lo avalan. Alcalde durante la Transición política y revolución social española, ha dedicado su vida al servicio de los demás. Sus cargos políticos –teniente alcalde de Torremolinos –alcalde de Málaga –diputado y senador– , y su involucración social – presidente real Club Mediterráneo –hermano mayor de la Expiración –presidente de la Fundación El Pimpi - presidente de la comisión del Centenario de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa, entre otros muchísimos e importantes cargos imposibles de enumerar en esta sesión – le hacen un hombre que respira Málaga en lugar de aire. No se lo pierdan.
El restaurante: Chiringuito María
Y como la vida de nuestro invitado está totalmente vinculada con el mar, hasta un chiringuito en la playa nos desplazamos a realizar este encuentro. Un lugar emblemático, con raíces propias desde el año 1947, especializado en arroces, pescados y carnes.
Les hablo de Chiringuito María, del paseo Marítimo Antonio Banderas de Málaga, un referente en la zona. Presto se encontraba Juan Manzano, propietario del histórico establecimiento, a recibir a nuestro invitado. Con dieciséis empleados cuenta el restaurante para atender a su numerosa clientela. La cocina comandada por Rosa Cazorla, esposa de Juan, quien se encargaría de darle forma al recorrido gastronómico que nos tenía preparado, cuenta con un equipo de cuatro personas. El resto del personal, coordinados por el propio Juan, entre los que se encuentran sus hijos, nuera y yerno, se encargan de atender salón y terrazas. Ahora les narro la experiencia.
El invitado: Luis Merino
Directo desde su despacho de abogados con más de cuarenta años de servicio y en el que aún continúa al pie del cañón, llegaba Luis Merino. Y rápidamente comenzamos este encuentro. Dicen que no saber decir “no”. “[Risas] Bueno, deber ser verdad porque aquí estoy, ¿no? [risas]”. Me gustaría remontarme a tiempos muy atrás pero muy importantes para nuestra sociedad y preguntarle por sus años de alcalde de nuestra ciudad. “[Silencio]Estuve de alcalde entre 1977 y 1979. Bendito sea Dios que me dio la oportunidad de participar en la Transición. La sociedad que vivimos hoy es consecuencia de la que hicimos entonces (unos instantes de silencio mientras Luis Merino bucea entre sus recuerdos, tantos y tantos recuerdos). Partí de una situación económica muy delicada. Sacar la ciudad adelante sin medios. Nosotros hicimos la auténtica Transición. Había que meter infraestructuras en los barrios, partir desde cero. Claro que me habría gustado inaugurar bellos jardines o un teatro, pero es lo que había que hacer. Había que poner las tripas a la ciudad. Hicimos nuestra trabajo y luego nos marchamos a casa”. Pero dicen que de la política es imposible salir. “Imposible no, es muy difícil. A mí me llegaron ofertas, muchas, y me gusta lo público, pero como abogado que soy, prefería mi despacho. Yo pude salir de la política. Pienso que el político debe ser coyuntural. Eternizarse es acabar dando mal servicio. Hay que saber decir que no. He procurado no tener ataduras. Eso te permite ser tú mismo”.
Muy personal
Criado en el centro de nuestra ciudad, en la calle Barroso, recuerda aquellos interminables partidos de fútbol. Estudios en Maristas y Derecho en Granada, conoce y se casa con María Luisa, quién a la postre será parte indispensable a lo largo de su vida. “Me considero una persona transgresora, antes y ahora, y Dios me ha dado la suerte de tener a María Luisa. Mi mujer siempre ha vivido la realidad, el saber ser y estar, y eso me ayudó siempre muchísimo. Cuando uno están en cargos de relevancia puede despistarse un poco, y ella me ayudaba para no estar nunca en las nubes, a hacer cada día un examen de conciencia para no perderme”. Tres hijos, Luis abogado, Inmaculada, médica y Lorena, economista, conforman la familia de Luis Merino. “La familia hay que preservarla. Es lo primero y lo último. Ha habido momentos en que tuve un tanto abandonada a mi familia por el servicio a los demás. Estuvieron en segundo plano”. Habla con pasión de sus nietos y se su familia en general. “Padre y abuelo, comprometido con mi ciudad, cristiano, político honesto, buen profesional. Sigo y seguiré siempre comprometido como ciudadano”. Es imposible de reproducir en tan poco espacio la cantidad de distinciones y reconocimientos que ha cosechado a lo largo de vida. Por lo tanto prefiero dejarlo aquí. Las próximas líneas, páginas o todo lo que ustedes quieran la llenamos de un aplauso imaginario para un hombre, ilustre y querido, malagueño de los de pura cepa. Esta crónica tendrá segunda parte. Seguro.
Hay políticos que dejan huella, ¿usted dejó la suya? “[Silencio] El político que busca dejar huella…malo. El político debe prestar servicio público. Si los demás reconocen tu labor, bien, pero jamás buscarlo”. Y aquí estamos hoy en día. “Sí, Málaga es una ciudad muy importante. De todas maneras hoy corremos mucho. Estamos en la sociedad de lo inmediato, parece que nos vamos a morir todos los días. Hay que vivir intensamente hoy. El ayer es para aprender. El hoy es lo que vale para preparar el futuro. Pero volviendo a Málaga, tenemos una ciudad muy solidaria, más de lo que muchos piensan. Hay mucha gente anónima trabajando por lo demás sin ningún afán de protagonismo y a eso hay que darle visibilidad”. Usted habla con conocimiento de causa al encontrarse involucrado en numerosos proyectos y fundaciones. “Como decía al principio, no sé decir que no y, sí, tengo ocupadas todas las horas del día. No pienso en el porvenir. Vivo en el día. Dedico casi todo mi tiempo a los demás”.
Fundación El Pimpi, comisión del Centenario de la creación de la Agrupación de Cofradías, entre otras cosas. “Son temas muy distintos. En la Fundación El Pimpi hay involucradas empresas, ONG, centenares de voluntarios. Impresionante. En el Centenario de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa, en 2021, están involucrados todos los hermanos mayores de las cofradías. Queremos darle una gran trascendencia a nivel nacional e internacional. Va a ser un año completo de eventos. Vamos a involucrar a todas las agrupaciones del mundo para que vengan a Málaga”. Oyéndole hablar compruebo que está usted muy en forma. “[Risas] He intentado llevar una vida bastante ordenada. He hecho deporte, aún continúo haciéndolo. Sigo estudiando y estando al día y muy comprometido socialmente”- Ha sido usted un gran deportista con alguna que otra medalla. “Bueno, no he sido un gran deportista aunque sí un gran practicante [risas]. El remo me ha gustado siempre mucho. Cuando tenía 17 años remaba dentro del puerto a la par que el melillero [risas] intentaba competir con él”. Es fácil imaginar que Luis Merino se encontraba inmerso en recuerdos, quizás añorados, pero que está claro, mantiene frescos en su prodigiosa memoria.
¿Se ha sentido profeta en su tierra? “Siempre he intentado ser coherente. En la vida no se puede actuar pendiente de los demás. No sé si he sido profeta en mi tierra”. Hoy mucha gente, especialmente los políticos, hablan creyendo poseer la verdad absoluta. “La única verdad absoluta es que existe Dios. El resto de verdades o ideas no son absolutas, son relativas. Siempre hay puntos de vista transversales. Hay que eliminar el maximalismo y buscar puntos de encuentros y coordinación de ideas. Solo así avanzaremos”. ¿Cómo ve Málaga y la sociedad malagueña de hoy? “Somos excesivamente críticos con lo nuestro. Es cierto que queremos lo nuestro, pero en situaciones excepcionales. He tenido la suerte de poder desarrollar mi vida laboral fuera y escogí quedarme aquí. Tenemos un trasfondo humano increíble”. Y con estas palabras de Luis Merino pasamos a la comida y continuamos nuestra interesante conversación.
La comida
Como les decía, el recorrido gastronómico que nos tenía preparado Juan Manzano, con una representación de algunos de los platos estrellas de la casa, todo ello de la mano de Rosa, no se hizo esperar. Para ello puso a nuestro servicio a todo un veterano profesional como es Felipe Estévez, a quién aprovecho para agradecer sus continuas atenciones.
Tras el descorche de una botella de Beronia verdejo, abrimos mesa con una fresquísima ensalada María de verduras con ventresca, para acompañar a unos sabrosos espetos de sardinas de la bahía. Extraordinarios. Y continuamos con nuestra conversación.
Hay mucho miedo a una saturación turística de nuestra ciudad. ¿Cómo lo ve? “El modelo de ciudad que tenemos en Málaga está muy definido y adecuado. Málaga está llena y más que lo va a estar. Hoy en día el viajar es una obligación más que un derecho”. Usted es, entre otras muchas cosas, un cofrade histórico. “Mi cofradía es la Expiración. Representa todos los valores de la Semana Santa. Vivimos la cofradía, como cristianos, los 365 días del año. Nuestra acción social es muy importante”.
Y pronto apareció Felipe con uno de los platos estrellas de la casa: las cigalas al pilpil. Un plato que no deben dejar de probar. Sencillamente exquisito. Y justo detrás dos platos de pescaditos fritos: boqueroncitos y salmonetes. Frescos, con el tamaño ideal, riquísimos. ¿Qué cambiaría si estuviese en su mano? “(Silencio) La intransigencia, la falta de respeto. El daño que estamos haciendo a los que vienen detrás. Hay que potenciar los valores. El respeto, la igualdad…la justicia”. Usted se confiesa cristiano. ¿Cuándo habló la última vez con ÉL? “(Silencio) Esta misma mañana. Le pregunto qué hago bien, qué hago mal, en qué puedo ayudar. Le doy gracias y le pido perdón. Es lo que hay que hablar con Él”. Profundas palabras de nuestro invitado.
Detuvimos nuestra charla ante la apertura de una botella de Marqués de Cáceres crianza, selección de bodegas Lara, acompañada por otro de los platos estrellas de la casa: ventresca de atún con ensalada de pimientos asados. Existe una gran polémica con la edad ideal para apartar a los mayores de sus puestos. “Los mayores no se tienen en cuenta y es un grave error. En otras sociedades la opinión de un mayor es muy respetada y considerada. El culto a la juventud está muy bien pero no se pueden apartar a los mayores. Eso al final se paga. Hemos construido una sociedad en exceso agresiva, absolutista y lo que es peor, insolidaria”. Para terminar con tan excelente comida, nos fueron servidos dos postres, cocinados como no, por Rosa: flan de turrón y tiramisú. Nuestro agradecimiento a Juan Manzano y a todo el equipo del Chiringuito María por todas las atenciones recibidas. Enhorabuena por su excelente cocina a la par que su servicio. Un establecimiento absolutamente recomendable.
Y para finalizar, le pedí a nuestro invitado un mensaje para Málaga de un hombre que lleva toda una vida dedicado en cuerpo y alma a ella, con derecho y autoridad para poder hacerlo. “Pues les pido más que decirles, que hagamos una sociedad mejor, que cuidemos y potenciemos nuestra maravillosa ciudad y sobre todo que seamos generosos y solidarios con aquellos que nos necesitan”. Un mensaje a la altura del hombre que fue, es y siempre será. Hasta siempre Luis.
Los vinos
Tinto: Marqués de Cáceres–Crianza
Vino de la D.O. Rioja, reúne características que le hacen singular: fresco, afrutado, suntuoso y elegante. Muy recomendable.
Blanco: Beronia Rueda Verdejo
Un vino de la variedad 100% verdejo, de gran intensidad aromática, freso y untuoso. Maridó a la perfección con los pescados y mariscos que degustamos.
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