MILyUNA NOCHESen la costa gaditana

El litoral gaditano no duerme durante el verano, cuando su oferta nocturna se multiplica y diversifica para todos los ambientes, bolsillos y compañías

MILyUNA NOCHESen la costa gaditana
MILyUNA NOCHESen la costa gaditana
José Luis Porquicho

26 de julio 2011 - 01:00

La eterna duda sobre qué hacer después de cenar (o mejor dicho dónde) se convierte en existencial en la provincia de Cádiz durante el verano. En el litoral (buscando el fresquito) hay de todo. De ambiente hippy pijo, al pijo más recalcitrante; del mochileo de ducha en la playa o aseo en los baños de un bar al sibaritismo desmedido; del botellón bullanguero al concierto delicioso; del desfase al relax más desconectante. Hay de todo. La noche en la capital pasa obligatoriamente por un chiringuito. Fresquito, arena y charla. Con música para acompañar. Marimba, La Marea o Chiringuito Azul ofrecen diferentes ambientes, que se complementan con la copa estándar de los Off y On Side, Tobba, O'Donoghue's o Bucan. Los pubs de Muñoz Arenillas nunca fallan. El centro parece cosa de extranjeros, de la legión de estudiantes que mantienen la vida en las primeras horas de la noche, o la opción habitual de invierno en el Pópulo.

Tras esa primera oferta las opciones se diversifican. Los clásicos Barabass, Massé, Vanitas... mantienen su pujanza. En el centro, es sorprendente y atractiva resurrección de la Punta. Lejos de la imagen de Zona Cero que tuvo, el Kings and Queens y la Supersonic dan la bienvenida demostrando que aquello ha cambiado. Obligada visita al Imagina, la única discoteca al aire libre y el local de moda. El Puerto es una oferta estandarizada y convencional, aunque también depara algunas sorpresas. La presencia de turistas nacionales le confieren un toque diferenciador. Los clásicos del centro como el Bar&Co se mantienen con la misma pujanza de años y el Kapote es una de las grandes paradas.

Chiclana propone variedad de discotecas de las que han proliferado en los últimos tiempos en polígonos industriales. O'Farrell, Zahir, Embrujo... presentan casi lo mismo de todo el año. Antes, la zona veraniega por tradición, La Barrosa y sus pubs de todo tipo son una propuesta cómoda y acertada.Si se busca algo diferente a las noches de abrigo y bufanda, la bahía no es el lugar. Ni la costa noroeste. Carretera, manta y a la Janda y Tarifa, reinas del ocio veraniego. Copas en la playa y noches de arena, luna y estrellas triunfan.

En Conil se mantienen enclaves míticos. La Cochera y La Luna siguen siendo iglesias que visitar. Junto a ellas y sobre su reputación han surgido decenas de ofertas. Desde la primera copa relajada en el Palo Palo a la presencia obligada en La Taberna del Poveda, con espectáculo flamenco (con suerte pueden coincidir con el propio propietario, el cantaor Miguel Poveda). La última copa con cierta tranquilidad en la M (música radiofórmula), o en El Sitio, reino del eclecticismo musical. La otra, el baile discotequero de Sonar o Ícaro.

Otra opción es para muchos la única. Carretera de Los Caños. Discotecas pura y duras. Eternas algunas, como Ojhú Caños o Edén; o reinventadas, como El Cortijo. Aquí se unen los que llegan de otros puntos de iniciar la noche con los que directamente hacen botellón en los aparcamientos. Fiesta sin excusas y música techno, house...

Superado el trance, la oferta se tranquiliza y se diversifica. El Palmar tiene en El Dorado, su joya de la corona, para compaginar playa con primera copa, mojitos en bañador con el cambio al ambiente noctámbulo. El Cartero y sus conciertos y Chanca son señas de identidad de la zona. Atmósfera tranquila, que se completa con posibilidades de abrir horizontes con visitantes, principalmente, nacionales.

Un fenómeno éste, la presencia de público de fuera de la provincia y de Andalucía, que se multiplica. Los Caños ofrece tranquilidad, música y copas relajadas, pero también propuestas para el desfase. Del escondido Bar Saboy con inesperados conciertos a los bares-chiringuitos-pubs de toda la vida de los Caños-Caños. La Jaima, el Faro, Burladero... Un lujo para que el de fuera. Sugerente para todos.

Zahara de los Atunes es la oferta veraniega familiar por antonomasia. De los bares del pueblo al encanto de sus chiringuitos. Del famoseo en chancletas de La Gata al reino de playa de DJ's en el Iguana o en Catedral. Y música, mucha música; de todo tipo. Como en La Luna, donde se puede ver a Raimundo Amador sacando notas imposibles a su Gerundina mientras tres críos le sacan la lengua en primera fila. Es zona de conciertos gratis mientras el público toma la playa. A cambio, cervezas y mojitos y la opción de que los niños correteen por la arena. Antes, se puede empezar la noche con la primera copa tras la cena en el Hotel Varadero, impagable entorno.

Tarifa es reino wind, surfer y hippy. Pero también reina la fiesta nocturna. Cualquier garito es bueno para empezar la noche. La Almedina, junto a la muralla, es especialmente recomendable. A partir de ahí, bares y más bares en el centro entre guiris y nacionales. La madrugada hace la criba. Chiringuitos junto al mar o discoteca son las opciones. La Ruina, el Café del Mar o para expertos exprimidores de la noche el New Rif. Ni están todos los que son ni, probablemente, son todos los que están. En Cádiz hay dónde elegir y hay de todo. Del ambiente sevillano de la costa noroeste al internacional de Tarifa. En esto la provincia también es una tierra de contrastes complementarios. Aún quedan días de verano para disfrutarlo. O mejor dicho, noches...

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