De Málaga a Japón tras la cultura manga
Investigación
El malagueño Salomón Doncel lleva dos años realizando su tesis doctoral sobre traducción de cómic en la universidad de Waseda, en Tokio
Se trata de un sueño "autofinanciado" y critica la falta de apuesta por las humanidades frente a las tecnologías
Málaga/Su fascinación por Japón y su cultura llegó pronto, cuenta el malagueño Salomón Doncel. Las series de anime y manga prendieron la mecha en su adolescencia y su primera estancia en el país nipón terminó por incendiar un sueño que ha perseguido desde entonces. Este licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Granada, que también ha realizado estudios de grado y posgrado en Traducción e Interpretación en dicha institución, realiza actualmente su tesis doctoral en la Universidad de Waseda, en Tokio. Allí lleva casi dos años ahondando en las interrelaciones culturales entre España y Japón desde el punto de vista científico e investigador.
Salomón, de 35 años, estudió en Irlanda y Japón aprovechando los convenios que tenía la Universidad de Granada con el Trinity College University de Dublín y la Universidad de Waseda de Tokio. “Desde entonces aposté fuerte por hacer de mi pasión mi profesión, y aunque durante años he desarrollado mi actividad como intérprete médico en hospitales internacionales y como docente en varios colegios británicos de la Costa del Sol, siempre lo fui combinando con mis trabajos de traducción”, relata. Ha traducido unas 14.000 páginas de manga y más de 400 horas de anime. También ha colaborado en la publicación del libro Japonés con Yumiko y tradujo en 2007 el ensayo Guerreras de leyenda: el reflejo de Japón en Sailor Moon.
Desde Tokio, al tiempo que profundiza en sus tesis que espera depositar en el primer trimestre del próximo año, ha conseguido publicar varios artículos en español e inglés y sacar a la luz “datos y fuentes inéditas sobre el desarrollo del fenómeno fan en España”, comenta. De hecho, en mayo se publicará en la revista Mechademia parte de su investigación sobre el movimiento fan en España desde la década de los 90 hasta nuestros días. The Genesis of the Otaku Phenomenon in Spain: a journey through fanzines, associations and conventions during 1990s es el título del documento que resumen el primer capítulo de sus tesis. “En ella detallo el nacimiento y la evolución de esta industria impulsada por los propios aficionados”, apunta Doncel.
“Mi objetivo principal es poner en valor productos de la cultura popular, por el fenómeno sociológico e intercultural que conlleva merecen ser tratados como productos de primer orden y ocupar su lugar en las publicaciones científicas especializadas”, estima el traductor. Esto significaría, igualmente, ahondar en una conexión mayor entre ambos países, en un conocimiento más profundo de los elementos que se comparten y los que nos diferencian. Sin embargo, no siempre encuentra aliados. “Las humanidades o los estudios culturales resultan tristemente marginados frente a las tecnologías o las ingenierías que sí están privilegiadas con becas y subvenciones”, critica.
El investigador fue rechazado en tres becas para financiar su doctorado “a pesar de contar con una nota media elevada en mi expediente, un 9,7, de mi experiencia profesional en el campo o de mi afán por crear provechosos puentes internacionales”, apunta. Se quedó a tan solo una décima de conseguir la ayuda de La Caixa para estudios de doctorado en Asia. Tampoco obtuvo éxito con la beca del gobierno japonés Monbukagakusho y la de la Japan Foundation.
Esto le llevó a financiar su propósito de una forma autónoma, algo que no es nada barato. La matrícula en la Universidad de Waseda ronda los 6.000 euros anuales. “Pero eso no es lo peor, el alquiler en la capital es caro y sin beca trabajar se convierte en una necesidad”, señala e incide en que “me parece fantástico que se apuesten por la robótica o la ingeniería, aunque ojalá ello no fuese a costa de abandonar las humanidades y los estudios culturales”.
Salomón Doncel, que cursó tres másteres en España y tiene el Qualified Teacher Status de Reino Unido, necesita apoyar sus estudios con un trabajo remunerado. “Además de investigar para mi tesis y publicar parte de mis resultados, trabajo a jornada completa como profesor de inglés en una escuela de conversación en el barrio de Shibuya”, comenta desde el otro lado del mundo. A pesar de las dificultades, confiesa que sigue adelante “sin perder un ápice de ilusión”.
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