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Lagunillas, un barrio humilde de clase obrera, un oasis en tecnicolor en mitad de un páramo en blanco y negro al que llaman ciudad, se está marchitando. Situado al norte del distrito centro de Málaga, el pequeño vecindario cuenta con un reducido número de habitantes locales, que va disminuyendo día tras día y que, aseguran, se cuenta ya por decenas. El porqué; la masificación turística y los apartamentos vacacionales. Lagunillas se muere.
"Este es un barrio que está en lucha, y nosotros no queremos ser negativos, pero la guerra se perdió hace rato, y ahora lo que vivimos son las consecuencias de la derrota". Son las palabras de Nicolás Depiaggio, un vecino que después de 14 años viviendo en Lagunillas, relata como espectador en primera fila la pérdida de identidad de este punto de la capital.
"Apenas quedamos vecinos, y los que quedan en su mayoría son propietarios. Los que están de alquiler son muy poquitos y es gracias a que los dueños les mantienen un alquiler más o menos barato", relata. Depiaggio es dueño del taller comunitario de bicicletas La Bici Guapa, junto con Ariel Cruz. "Nosotros prestamos el espacio para los que necesiten disponer de un lugar y de herramientas para arreglar su bicicleta. También rescatamos y remodelamos bicis viejas o estropeadas y las ponemos en venta en el local o en Wallapop".
"Los guiris han llegado a asomarse a mi casa y sacarme fotos como si esto fuera una atracción turística, y ya pierdo la cuenta de las veces que han tocado en mi puerta para saber si vendo la casa y por cuánto. Antes vivía en una pequeña casa matas aquí cerca. La casa en cuestión la adquirieron en un primer momento por unos 80.000 euros, y pasó a venderse por segunda vez por más de 240.000 euros", declara Depiaggio.
No se puede hablar de Lagunillas sin mencionar sus organizaciones vecinales. Si este barrio mantiene su fuego a día de hoy es gracias a la intervención de los vecinos, como la del ya fallecido Miguel Chamorro, que creó la Asociación Fantasía en Lagunillas.
Fundada en 2004, lo que empezó como una iniciativa por parte de este pintor local para impulsar el barrio a través del arte, se ha convertido en todo un espacio cultural dedicado a los niños. "Ofrecemos actividades de todo tipo, mayormente de índole artística. Tenemos aulas educativas e incluso un huerto urbano en el que trabajamos todos los viernes", comenta Daniel González, presidente de la institución.
Aunque inicialmente la asociación se creó para atender a los menores en riesgo de exclusión social de Lagunillas, cada vez hay menos vecinos, por lo cual, hay menos niños. "Hace años los niños que venían a las actividades eran en gran parte de Lagunillas, pero ahora la mayoría son de Cruz Verde o de otras zonas del distrito centro", señala González.
Curro López es el presidente de la Asociación de Vecinos de Lagunillas, otra de las instituciones que lucha por sacar adelante el vecindario: "Aquí hemos vivido auténticos dramas, el drama de gente que no puede pagar el alquiler y los están echando de sus casas. De momento lo que podemos hacer es alimentar a la población. Tenemos un banco de alimentos y llevamos 17 años ayudando a las familias del barrio. Ahora mismo la gente o paga o come. Apenas pueden permitirse pagar alquileres con las rentas y los sueldos como están".
López también es portavoz de la red de asociaciones Por una Málaga mejor, formada por 15 colectivos que han atendido a más de 11.000 personas. "¿Dónde están las ayudas económicas para las familias? Es un crimen, a mí se me ha desmallado gente en las puertas de la asociación, del hambre que tenían. Atendemos a 300 familias de todo el distrito centro, y estamos muy quemados, porque es luchar contra un muro de hormigón. Todo es guiri, airbnb y turismo. No estoy en contra del turismo, pero tiene que ser un turismo sostenible".
Las calles del barrio tienen lienzos por paredes. Son un amasijo laberíntico plagado de explosiones de color y murales de todos los tamaños, donde se puede encontrar desde el Guernica de Picasso hasta un grafiti en honor al fallecido Pablo Ráez o al inmortal Chiquito de Calzada. Con todo un ecosistema propio, la barriada la forman lugares y rincones escondidos que cuentan su propia historia, todos nacidos del movimiento popular y la actividad ciudadana.
Uno de estos lugares es Suburbia, una librería asociativa sin ánimo de lucro y especializada en pensamiento critico, respaldada por unos cien socios. "Sobre todo somos un proyecto conectado con el barrio, ya que al ser vecinos estamos muy vinculados a él", comenta Kike España, uno de los trabajadores.
"La librería es también una apuesta por que haya vida en el barrio y por resistir, pero la situación en general es que no se puede vivir aquí. Muchos amigos se están teniendo que desplazar cada vez más a las afueras de Málaga", afirma Sara Jiménez vecina y empleada de la librería.
"El crecimiento de los airbnb dificulta un montón la vida en el vecindario. Salgo y en vez de encontrarme con vecinos y tener una vida de barrio me encuentro con turistas. Me genera mucha inseguridad pasear por la noche y que la calle esté llena de visitantes, sean de donde sean, que están borrachos y armando jaleo, y que luego se van a ir y no van a tener ningún tipo de responsabilidad con el barrio ni con el tejido de vida que hay aquí", añade Jiménez.
La Polivalente, una antigua farmacia reconvertida en un pequeño bar de copas con una programación y eventos para cada día del año; La Casa Azul o la Plaza de la Esperanza son otros de los espacios que conforman esta versión moderna de la aldea gala de Astérix y Obélix, que resiste inquebrantable frente al enemigo.
En cuanto al impacto que están teniendo los apartamentos turísticos, desde AVVAPro, la Asociación de profesionales de viviendas y apartamentos turísticos de Andalucía, Francisco Martín, defiende que la gentrificación y turistificación no es algo nuevo: "Que los barrios evolucionen es algo natural".
"Lo bueno del apartamento turístico es que es reversible, un hotel no va a volver a ser una vivienda nunca. En Málaga solo hay 1,5 viviendas turísticas en uso por cada 100 viviendas. Según datos del Instituto Municipal de la Vivienda, gracias a los apartamentos vacacionales, el porcentaje de viviendas vacías ha pasado de un 19% a un 16%. Lo que hay que plantearse como país es por qué los propietarios prefieren dar a los inmuebles un uso turístico en vez de alquilarlos como vivienda de larga ocupación, y por qué hay tanto riesgo de impago, que es lo que a la gente le preocupa".
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