¿Es Málaga una ciudad sostenible?

Expo 2027 Málaga

A ojos de los expertos aún queda camino por recorrer hasta llegar a cumplir con todos los ODS

Vista aérea de Málaga.
Vista aérea de Málaga. / Javier Albiñana

Málaga/Si hay una palabra de moda en Málaga en los últimos tiempos es sin duda sostenibilidad y todo lo que tiene que ver con ella. No es baladí que el tema elegido para la candidatura a acoger la Exposición Internacional 2027 sea la ciudad sostenible. A esto se le suma que el Ayuntamiento de Málaga presentó a principios de semana un informe en el que recoge 70 acciones planeadas o desarrolladas en los últimos cuatro años en esta dirección. Pero, ¿es Málaga una ciudad sostenible?

Primero es necesario delimitar qué es y qué no es una ciudad sostenible. Podemos definir la ciudad sostenible como aquella que tiene en cuenta la optimización de los recursos y el daño al medio ambiente, ofreciendo calidad de vida tanto en el presente como a futuro, y teniendo en cuenta la justicia social.

Para delimitarlas y alentar el avance en este sentido, la Organización de Naciones Unidas (ONU) estableció 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en los que se presentan necesidades y metas para garantizar la inclusión, la seguridad, la resiliencia y la sostenibilidad de las ciudades.

En Málaga, el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU), organismo impulsado por el Ayuntamiento de Málaga, estudia, recoge y expone la situación de los ODS en la ciudad y la tendencia que predicen a futuro. Foto fija y mirada adelante. En la introducción del informe de 2019, con cifras muy similares a las de 2020 –el último disponible–, Pedro Marín Cots, director del estudio, asegura que los resultados “deben ser manifiestamente mejorables, no pudiendo decir que progresamos adecuadamente”.

Diez de los 17 ODS están en los dos escalones más bajos de cinco posibles según el OMAU

Atendiendo a los datos que OMAU presenta en 2020, los resultados no son los más alentadores. La foto fija es muy similar a la tendencia que observan en el observatorio –mejora en uno de los objetivos y empeora en otro–, dejando que en el semáforo de cinco etapas que presentan 10 de los 17 puntos estén entre los dos con más bajas calificaciones y sólo cuatro estén en el cuarto escalón, sin presencia de ninguno de los puntos en el resultado óptimo.

Hay tres ODS que salen especialmente mal parados en la fotografía de 2020 malagueña: El trabajo decente y el crecimiento económico, la reducción de las desigualdades y la acción por el clima. Desde el observatorio sólo ven algo de luz de mejora en la tendencia del punto relacionado con el trabajo decente, en el que esperan que se reduzca la precariedad laboral.

En el otro lado, se sitúan el hambre cero; la salud y el bienestar; la industria, innovación e infraestructura, y el agua limpia y el saneamiento. De estos, todos excepto el referente a las infraestructuras son objetivos más bien pensados para los países en desarrollo, teniendo poco sentido en el entorno desarrollado en el que se enclava Málaga. Es reseñable que el OMAU sitúa la tendencia del agua limpia un punto inferior a su estado actual, poniendo el acento sobre que no se cubre el total de saneamiento de agua que podría tratarse con la infraestructura existente.

Queda camino por andar, según los expertos

José Damián Ruiz Sinoga, catedrático de Geografía Física en la Universidad de Málaga y uno de los mayores expertos en este ámbito en la ciudad, es tajante, a Málaga le queda aún mucho camino para ser sostenible.

“Tenemos una ratio de zonas verdes por habitante que es exactamente la mitad de la recomendación de la Unión Europea”, siendo el primero de los indicadores que señala Ruiz Sinoga, pero avisa “la sostenibilidad no es sólo el verde, se puede mirar también a la discontinuidad y el estado lamentable de los carriles bici o la falta de zonas de ocio para la ciudadanía”.

Pese a ello, señala algunos brotes, “el urbanismo que se está haciendo ahora es más racional que el de hace veinte años, sobre todo en las zonas de peor calidad de Málaga”. Pero avisa, “estamos muy lejos de ser una ciudad sostenible”.

"Hay que invertir en Inteligencia Artificial y pensamiento horizontal, se consiguen resultados más rápido con menos inversión"

Está de acuerdo con esto Fernando Ramos, arquitecto malagueño, “la ciudad no ha mejorado los parámetros de los ODS y todas las propuestas de la ciudad van en el sentido de mayor edificabilidad, más desprotección del patrimonio, más excusas justificando la falta de zonas verdes y no hay manera de tener una movilidad sostenible”.

En este punto, las miradas más críticas con la ciudad se preguntan si se puede albergar una Exposición sobre la sostenibilidad con esta foto fija. Desde el Ayuntamiento siempre han defendido la Expo como un lugar en el que avanzar y aprender de todos los asistentes en este sentido, en el que llegar a compartir conocimiento al respecto.

Enrique Alba, catedrático de Ciencias de la Computación, es más positivo. Defiende que en Málaga se está trabajando en la sostenibilidad con numerosos proyectos, si bien pide al Consistorio que se mire más a la smart city, área en la que es experto. Echa en falta Alba, pese a que “se están dando los pasos adecuados” que se invierta en Inteligencia Artificial y en un pensamiento horizontal, de la ciudad como conjunto más que a grandes inversiones particulares. “Se avanza mucho más y con menos inversión” si se mira a la tecnología.

Este buen camino también lo señala José Ramón Sánchez, profesor de Economía de la UMA que está trabajando en una Cátedra de Sostenibilidad. Además de ensalzar el buen camino del Ayuntamiento –que presentó a principios de semana 70 medidas proyectadas con lo ODS en los últimos cuatro años–, alaba el buen hacer de las empresas en ese sentido, “que están tomando cada ve más responsabilidad y tienen más presente la sostenibilidad”. Ensalza la dinámica de inversiones de la ciudad “que va a aportar valor añadido y va a hacer que los sueldos crezcan en conjunto y como ciudad, equilibrándose”.

Esto lo pone en duda Cristina Urdiales, Catedrática de Tecnología Electrónica la UMA, “las desigualdades que hemos estudiado son cada vez mayores dificultando el acceso a la vivienda en Málaga”, señala. “Además, aquí no hay recursos para tanto turista ni para tanto crucerista, hay que pensar si queremos que la ciudad sea para el habitante”. Queda mucho camino en el sentido de la sostenibilidad que ya se está recorriendo.

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