Victoria Ordóñez: “Málaga ha dejado de ser un lugar de paso para llamar la atención”
20 AÑOS DE 'MÁLAGA HOY'
La responsable de la compañía de vinos Victoria Ordóñez e Hijos vincula el éxito de la capital al desarrollo conjunto de toda la provincia
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EMPRESARIA y bodeguera, responsable de la compañía de vinos Victoria Ordóñez e Hijos y artífice principal de la recuperación de la vendimia en Málaga, Victoria Ordóñez es una referencia fundamental para el empresariado malagueño. Su empeño en devolver a los vinos de Málaga la proyección internacional de antaño está dando sus frutos a través del compromiso con la producción local y su distribución con el mayor alcance. De manera que la mundialización de la ‘marca Málaga’ debe mucho al trabajo de esta mujer, sensible también a la protección del patrimonio cultural, artístico e histórico de la provincia. Su visión respecto a la evolución del territorio en los últimos años confiere así un testimonio tan privilegiado como autorizado, y de hecho puntualiza de entrada que cualquier análisis en términos de desarrollo “debería hacerse extensivo a toda la provincia. No se entiende el crecimiento dela capital en las dos últimas décadas sin el de la provincia en su conjunto. De hecho, no pocos municipios han crecido en niveles económicos y turísticos tanto o más que la capital en sí”.
Eso sí, considera Ordóñez llamativo “el modo en que la ciudad de Málaga ha dejado de ser, en muy pocos años, un lugar de paso entre otras capitales, como Sevilla o Granada, para convertirse en un centro de referencia que llama ya por sí solo la atención de todo el mundo. Se trata, desde luego, de una metamorfosis de primer orden”. La empresaria señala como motor fundamental de este cambio al turismo, “en la medida en que la ciudad ha sabido definir esa atención en numerosos atractivos para los visitantes, ya no solo en lo relativo a la fórmula ‘sol y playa”, y subraya “la enorme aportación del sector tecnológico en los últimos años para la proyección de Málaga como lugar destino ya no solo como ciudad de vacaciones, también de negocios”.
Destaca asimismo Ordóñez que esta pujanza no es fruto de la casualidad “sino que obedece a una planificación muy bien diseñada”, cuyos frutos son reconocibles especialmente en la transformación cultural de la ciudad, “desde la inauguración del Museo Picasso desde hace ahora veinte años hasta la abundante oferta artística, cinematográfica, literaria y musical que puede encontrarse en Málaga hoy día”. En la provincia, este mismo impulso se ha materializado “en la recuperación y revalorización de verdaderos atractivos para el turismo cultural, como el Caminito del Rey y los Dólmenes de Antequera”.
Pero esta evolución entraña también amenazas que pueden poner en riesgo lo ya logrado a medio plazo: “A consecuencia del crecimiento turístico, Málaga se ha hecho también menos paseable, menos accesible para el ciudadano. En el centro histórico, buena parte del espacio que antes quedaba a disposición de
la gente se emplea ahora para la instalación de mesas y terrazas, lo que genera una tensión que empieza a expandirse por otras áreas de la ciudad”. Otro peligro procede “del exceso de volumen turístico que opta por el alquiler vacacional, lo que ha permitido que se rehabiliten no pocas fachadas y edificios pero que, al mismo tiempo, dificulta ya el acceso a la vivienda y genera un turismo que no es de calidad”. Igualmente, el crecimiento de la ciudad en vertical, con las torres ya construidas y las proyectadas (como el rascacielos del Puerto), representa “una incógnita, en la medida en que no sabemos a ciencia cierta cuánto de bueno y cuánto de malo traerá esta solución”.
Entre los retos esenciales para los próximos años, Victoria Ordóñez destaca “la necesidad de encontrar un modelo definitivo para el Guadalmedina, si es posible con la recuperación del río”, y la redefinición de su centro y sus barrios “para convertirla en un lugar más accesible, más favorable al paseo. Creo que la actuación desarrollada en las calles Álamos y Carretería es un buen ejemplo del camino a seguir, dado que este trazado se ha recuperado para los ciudadanos y visitantes que prefieren caminar, algo que en Málaga, con su buen clima y sus distancias reducidas, apetece siempre. Es normal que haya reticencias: cuando se peatonalizó el centro, muchos comerciantes se pusieron en pie de guerra y protestaron, pero el tiempo nos ha confirmado que aquella fue la mejor decisión posible. Del mismo modo, cada actuación que hagamos para mejorar la accesibilidad de nuestros entornos, será siempre beneficiosa”.
No duda la bodeguera en establecer un paralelismo entre el desarrollo de Málaga y el de su sector empresarial: “Hace ahora veinte años se empezaron a recuperar en Málaga los vinos de mesa. Hoy,
esta variedad alcanza ya el 50% de la producción. También hace veinte años eran pocos los restaurantes que ofrecían vinos de Málaga. Hoy, todos los restaurantes los quieren. Ha habido un cambio profundo y un crecimiento exponencial, pero ahora se trata de trabajar duro para que no se pierda nada de lo que hemos
conseguido”.
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