Dos décadas de una transformación en marcha
20 años de 'Málaga Hoy'
La provincia constituye un caso único en Europa en la reinvención de su propia identidad a través de la tecnología, la innovación, el turismo y la cultura, y 'Málaga Hoy' estuvo ahí para contarlo
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CUANDO salió a la calle el primer ejemplar de Málaga Hoy, el 16 de mayo de 2004, el CAC Málaga y el Museo Picasso Málaga habían inaugurado sus instalaciones hacía poco menos de un año. La Málaga de los museos empezaba a ser una realidad a la que se incorporarían el Museo Carmen Thyssen Málaga en 2011 y el Centro Pompidou Málaga y la Colección del Museo Ruso de San Petersburgo en 2016. Sin salir del ámbito cultural, el Festival de Málaga venía celebrando sus ediciones cada año desde 1998 con un interés creciente de la industria cinematográfica y convertido ya en un escaparate ampliamente reclamado, aunque lejos aún de su actual proyección internacional. En buena medida, los agentes que han impulsado una transformación vertiginosa en la provincia de Málaga durante las últimas dos décadas, sin mucho parangón en Europa, ya venían trabajando en la provincia desde algunos años antes: el Parque Tecnológico de Andalucía, que comenzó sus actividades en 1992, cerró aquel 2004 con una aportación al PIB del 4%, una facturación de 750 millones de euros y 6.500 trabajadores empleados en sus 325 empresas.
En el año 2023, ya bajo la marca Málaga TechPark, la facturación se elevó a 3.460 millones de euros, con 25.100 trabajadores empleados en 687 empresas. Sin este impulso, la pujanza presente de la Málaga tecnológica, escogida por empresas líderes en el sector como Google para sus nuevos centros y capaz de generar un talento cristalizado en algunas de las startups más demandadas del momento, habría sido imposible. Y tampoco se entendería este crecimiento sin el que protagonizó de la mano la Universidad de Málaga como foco de atracción de conocimiento y, a su vez, como agente generador del mismo. En 2004, los grandes proyectos que habrían de hacer de Málaga el territorio cosmopolita y atractivo que es hoy ya estaban en marcha: el Metro, la autovía de las Pedrizas, la Terminal 3 del Aeropuerto, la llegada del AVE y la trascendental renovación del Puerto estaban sobre la mesa y prometían cambios de calado a ojos de la sociedad civil. La idoneidad, por tanto, de una nueva cabecera de prensa que diera cuenta de esta transformación con ojos nuevos y que conectara a la ciudadanía con la metamorfosis de manera significativa era evidente.
Al abrigo del Grupo Joly, estandarte del periodismo andaluz desde la fundación del Diario de Cádiz en 1867, Málaga Hoy llegó a sus lectores con un lema entendido como declaración de intenciones: “Otra forma de ver las cosas”. En la capital, la revolución que entrañó la peatonalización del Centro Histórico apuntaba a las hechuras de gran ciudad que habrían de venir. En la provincia, especialmente en la Costa del Sol, pero también en otras comarcas del territorio, no pocos municipios compartieron un vértigo semejante, con infraestructuras y conexiones de calado. Se trataba de aportar, en cualquier caso, la información que correspondía a un tiempo nuevo desde una óptica urbana nueva. De esta forma, la redacción de Málaga Hoy que tuvo su primera sede en la calle Martínez de la capital y que se presentó ante sus lectores como agrupación de buena parte del mejor talento periodístico nacional al servicio de Málaga, salió a la calle dispuesta a tomar el pulso a esta transformación para contar sus luces y sus sombras, los éxitos afirmados y las cuentas pendientes, desde un sentido crítico y responsable. El objetivo era ofrecer a la misma sociedad civil una puerta abierta desde la que sentirse parte protagonista de la evolución de Málaga. Y aquella otra forma de ver las cosas dio sus frutos. Veinte años después, como entonces, estamos aquí para contarlo.
Aquellos proyectos que se mantenían puestos sobre la mesa en 2004 fueron materializándose durante los años siguientes: retirados al fin la histórica verja y el silo, la ciudad de Málaga recuperó el recinto portuario como espacio para sus ciudadanos con el Palmeral de las Sorpresas y como estimulante área comercial en el Muelle Uno. Recién inaugurada la marina de megayates, el Puerto anuncia otras actuaciones de calado en el horizonte como la torre-hotel del dique de Levante.
En el Aeropuerto, la Terminal 3 abrió sus puertas y terminó de consolidar la provincia de Málaga como destino turístico en todo el mundo: sólo en el pasado mes de marzo, y con 7,6 millones de pasajeros, el de Málaga se mantuvo como el Aeropuerto de mayor crecimiento en España con una tasa interanual del 21,6%. En la Estación María Zambrano, la llegada del AVE y de las posteriores líneas de alta velocidad se saldó con un éxito decidido: en 2023, la infraestructura volvió a batir su propio récord con casi 6,3 millones de pasajeros. Aunque la ciudadanía tuvo que asumir grandes dosis de paciencia mientras duraban las obras (que seguirán en los próximos meses para ampliar el servicio al Hospital Civil), el Metro de Málaga se hizo realidad y llegó a la Alameda en marzo de 2023, con 13,6 millones de usuarios solo el año pasado.
La apuesta por los museos no se quedó atrás: en 2023, el Museo Picasso Málaga revalidó su posición como el centro de arte más visitado de Andalucía con 779.000 visitantes, casi 60.000 más que en su anterior récord; pero especial significación tuvo la recuperación del Palacio de la Aduana como Museo de Málaga en 2016, gracias al impulso cívico articulado desde la plataforma La Aduana para Málaga. El Festival de Málaga, por su parte, cerró su pasada edición este mismo año con 98.000 espectadores y un aumento de la recaudación del 38%. En el ensanche rebautizado como el Soho, reconocido como Barrio de las Artes, Antonio Banderas abrió las puertas del que es ya uno de los principales escenarios del teatro musical en todo el mundo. Del mismo modo, 2023 se convirtió en el mejor año turístico de la historia de la Costa del Sol con cerca de 14 millones de viajeros e ingresos de más de 19.000 millones de euros.
Conviene calibrar estos datos en el contexto de uno de los acontecimientos que con más fuerza han marcado estos veinte años: la pandemia de Covid que estalló en 2020 y que obligó a un estricto confinamiento, así como a numerosas restricciones durante los años siguientes, entrañó un parón radical en toda la actividad económica con una incertidumbre casi general respecto a lo que podía suceder a medio plazo. Cuatro años después, la provincia de Málaga no sólo ha recuperado su nivel de producción en los diversos sectores previos a la pandemia sino que, en la mayoría de los casos, los ha superado. El confinamiento se tradujo en una prueba de fuego ya no solo a nivel social y sanitario, también financiero. Y Málaga supo salir reforzada del trance sin ver mermada ni una sola de sus aspiraciones de futuro.
Pero no todo han sido buenas noticias en estos veinte años. Málaga perdió la carrera en sus aspiraciones para convertirse en Capital Cultural de Europa en 2016 y para acoger la Exposición Internacional en 2027, entre otros eventos de gran proyección a los que Málaga se postuló como candidata. Proyectos anunciados como el del Auditorio del Muelle de San Andrés, el centro de creación artística de la antigua prisión de la Cruz del Humilladero o el uso cultural del Convento de la Trinidad quedaron aparcados o en suspenso por el desencuentro institucional o por la falta de inversores suficientes; otros, como el espacio cultural de la manzana del antiguo cine Astoria, en la Plaza de la Merced, se han venido eternizando no sin sonoras polémicas.
En lo deportivo, mientras el Unicaja (no sin dificultades) conserva su autoridad como emblema del baloncesto español, el mismo Málaga que firmó páginas inolvidables como la de la Champions atraviesa una delicada situación en una categoría futbolística impropia de una ciudad como la que representa. El tren litoral sigue quedando descartado año tras año, lo que agrava problemas de movilidad ya acuciantes como la conexión entre Málaga y Marbella. El éxito de la provincia como centro de atracción turística ha dejado estos veinte años una recaudación incontestable, pero también problemas de convivencia con los vecinos de las zonas más saturadas y signos evidentes de una gentrificación desatada como la dificultad en el acceso a la vivienda, con precios a la cabeza en toda España e inasumibles para la mayor parte de los ciudadanos.
Construcciones de gran altura como las ya ejecutadas y las anunciadas en el dique de Levante o la parcela de Repsol se han enfrentado a la respuesta social a través de organizaciones como la plataforma por el Bosque Urbano. Precisamente, en el déficit de zonas verdes sigue teniendo Málaga una de sus principales carencias, en visible contraste con la apuesta por la sostenibilidad y en el contexto del cambio climático.
Con sus luces y sombras, Málaga es un territorio dinámico, creativo, capaz de transformarse como pocos. La aventura continúa. Y Málaga Hoy, tal y como ha hecho estos veinte años, seguirá aquí para contarlo.
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