Málaga tiene la mitad de enfermeros por habitantes que la media europea

La provincia sigue a la cola de España en la ratio de profesionales en función de su población

Los recién licenciados tienen trabajo, pero el Colegio advierte que irán al paro tras el verano

Casi 600.000 personas en Málaga aún no se han puesto la tercera dosis anticovid

Dos sanitarios atienden a un paciente en el Hospital Regional.
Dos sanitarios atienden a un paciente en el Hospital Regional. / M. H.

Málaga/No es nuevo: Málaga sigue a la cola con la ratio de enfermeros por habitantes más baja de España. Pasan los años y el déficit se perpetúa. Y, comparando con la media europea, la provincia tiene la mitad de estos profesionales en relación a su población.

Los datos facilitados por el Colegio de Enfermería de Málaga sobre la ratio enfermero-paciente por cada 1.000 habitantes son los siguientes: en Europa es de 8,18, en España de 5,05, en Andalucía de 4,1 y en Málaga de 3,2. En resumen, España está por debajo de la media europea. A su vez, Andalucía se sitúa en los últimos puestos del país; de hecho está en la penúltima posición. Y por su parte Málaga está, junto con Granada, en la peor situación del territorio nacional.

Frente a este déficit de enfermeros por habitantes en la comunidad autónoma, el Consejo Andaluz de Colegios de Enfermería (CAE) ya advirtió a mediados de junio pasado que la región está “muy por detrás de lo que marcan los estándares de calidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo cual juega en detrimento de la salud de los ciudadanos andaluces”. Y si Andalucía en su conjunto está mal según alerta la entidad colegial, Granada y Málaga están peor.

En esta última provincia hay unos 8.800 enfermeros entre la sanidad pública y la privada. El presidente del CAE y también máximo responsable del Colegio de Enfermería de Málaga, José Miguel Carrasco, estima que a nivel provincial haría falta la incorporación “como mínimo” de unos 1.500 profesionales entre el sistema público y el privado para atajar el déficit más acuciante. Debido a esta escasez de profesionales, las vacaciones de verano de muchos enfermeros y los coletazos de la pandemia, todos los que han terminado la carrera este año tienen trabajo. Son poco más de 200; unos 140 de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Málaga y en torno a 60 de la Escuela de Ronda.

Pero Carrasco advierte que este pleno empleo puede ser un espejismo estival. “Este pleno empleo [en los recién titulados] es producto del verano. Cuando acabe el verano, los contratos se cortarán”, vaticina. Los contratados con anterioridad a esta tanda de titulados –los que consiguieron los llamados contratos Covid– tienen su renovado su vínculo laboral con el Servicio Andaluz de Salud (SAS) hasta finales de año. Por eso Carrasco insiste que es “un pleno empleo precario”, caracterizado por la “inestabilidad”, puesto que unos finalizan sus contratos el 30 de septiembre y otros el 31 de diciembre.

El presidente del Colegio de Enfermería de Málaga enfatiza que “la precariedad supone una merma de la calidad” asistencial. Pero explica que con contratos cortos en los que el trabajador va cambiando de centro, servicio y función, “nunca contaremos con profesionales con experiencia”. Por ello, Carrasco exige que se cubra el déficit para que las ratios se acerquen a la media europea y que se acabe con la precariedad y la falta de estabilidad.

Tras la crisis de 2008, muchos enfermeros se marcharon al Reino Unido. Ahora, debido al Brexit, el éxodo es hacia otras regiones de España. “La competencia entre comunidades autónomas es una realidad”, asegura. Afirma que en País Vasco, Cataluña y Navarra, por ejemplo, los contratos son de mayor duración y con mejores remuneraciones. “Por eso los profesionales se van”, indica. Y concluye: “A los profesionales hay que tratarlos como profesionales, no como mano de obra barata”. Finalmente, precisa que la hora de atención continuada [prolongación extra de la jornada] se paga a unos 10 euros. Por eso, concluye: “Un trabajador no cualificado gana más”.

También reivindica mejoras para los enfermeros del sector privado ya que tienen peores condiciones que en la sanidad pública.

Decálogo de reivindicaciones de la enfermería

El Consejo Andaluz de Colegios de Enfermería –la institución que agrupa a estas entidades a nivel autonómico– ha elaborado un decálogo de reivindicaciones “en defensa de la profesión y de la sanidad” en la región.

Su primer punto denuncia la escasez de enfermeros y reclama la que se incrementen estos profesionales en el sistema sanitario. El CAE también reclama “que se equiparen los salarios con el resto de comunidades autónomas, respecto a las que Andalucía está a la cola”.

Además, la organización considera “imprescindible” poner freno a una temporalidad en los contratos que “no se justifica funcional ni éticamente, abusando de ofertas de contratación de pocos meses, semanas o incluso días”.

El colectivo también demanda que se permita la jubilación anticipada voluntaria a partir de los 60 años sin merma económica y que se establezca la posibilidad de exención de guardias y noches a los mayores de 55 años sin pérdida retributiva.

El decálogo del CAE no olvida tampoco a los que se fueron. Por eso reclama medidas para “recuperar el talento”. Advierte el documento que “Andalucía está teniendo problemas de pérdida de capital humano enfermero altamente cualificado, ya que otras comunidades autónomas ofertan contratos de larga duración y mejor retribuidos”.

Un refuerzo de profesionales en la Atención Primaria y, para ello, más plazas de enfermeros residentes (EIR) en Enfermería Familiar y Comunitaria, son otras de las demandas incluidas en el decálogo. El CAE exige también que se implante la figura de la enfermera escolar “ya”. Para el Consejo, “tener una enfermera en los centros educativos da confianza y seguridad a las familias” y además contribuye a formar y ayudar al profesorado.

Otras reivindicaciones son la plena implantación de las especialidades de Enfermería, la equiparación de la carrera profesional con las que se aplican en otras comunidades y la apuesta por un modelo “más justo y menos burocratizado” para acceder a ella. El documento también reclama mejoras para los profesionales del sector privado, tanto de sanidad como de residencias, y el reconocimiento de la profesión como nivel A. Esto último no sólo supondría una mejora retributiva, sino que les permitiría acceder a cargos intermedios, una puerta ahora cerrada al amparo de “un fraude de ley” que los excluye de ese grupo.

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