Málaga necesita cien plazas más para atender a personas sin hogar

Catorce asociaciones reivindican una política social destinada a evitar que nadie tenga que vivir en las calles de la ciudad

Lectura del manifiesto por los 'sin techo' en la plaza de la Constitución.
Lectura del manifiesto por los 'sin techo' en la plaza de la Constitución. / J. L. P.
José Luis Pérez

24 de noviembre 2017 - 02:25

Málaga/Detrás de cada noche en la ciudad de Málaga hay miles de historias en sus calles. Escondidos entre los edificios, las plazas y la vida rutinaria de los ciudadanos, 85 personas duermen a diario al raso, sin poder acceder a una habitación que les cobije en cada noche. A pesar de las 243 plazas que la ciudad dispone para gente sin hogar, añadir un centenar de nuevas camas se convertirá en reivindicación durante el día de las personas sin techo el próximo 26 de noviembre.

Con el fin de hacer visible esta realidad, las 14 asociaciones que constituyen la Agrupación de Desarrollo para Personas Sin Hogar presentaron ayer un informe que muestra la realidad vivida en Málaga en los últimos diez meses. Asima, Arrabal, Asociación Benéfica Patronato Santo Domingo, Asociación Marroquí, Accem, Cruz Roja, RR. Adoratrices, Cáritas, San Juan de Dios, RAIS Fundación, Málaga Acoge, el centro municipal de acogida y el centro Puerta Única presentaron la campaña Somos personas, tenemos derechos. Nadie sin hogar con la que pretenden sensibilizar a la población de un problema que, como los propios ponentes indicaron, puede afectar a cualquiera sin discriminar.

El perfil del 'sin techo' es el de varón español con varios factores de riesgo de exclusión

La campaña de solidaridad en torno a las personas sin techo cumple 25 años desde que, en 1992, comenzase a hacerse visible la labor social que se hace con quienes viven en la calle. El coordinador de la Agrupación de Desarrollo de Personas Sin Hogar, Alejandro Cortina, insistió durante la presentación de los actos en que "algunas de las peticiones que se vienen realizando en los últimos años continúan vigentes. El concejal de Derechos Sociales, Julio Andrade, destacó por su parte que a pesar de las buenas cifras de colaboración deberían implicarse más instituciones en esta labor y pidió a los malagueños más apoyo.

Detrás de las personas también hay cifras. Desde el 1 de enero se han atendido en Málaga a 1.512 personas y la Unidad de Calle, que vela por ayudar a quienes no tienen un techo, a 680 en apenas diez meses. A pesar de tener un alto número de centros de acogida, éstos no son suficientes: "Tenemos que intentar llegar a las 330 plazas en una ciudad que supera los 650.000 habitantes. Hemos añadido el centro Calor y Café en el último año pero hacen falta más recursos por parte de todas las administraciones", indicó Francisco José Sánchez, director de Cáritas Málaga.

El perfil mayoritario de los asistentes a este tipo de centros es de un varón de nacionalidad española que presenta más de un factor de riesgo de exclusión social, como la desestructuración familiar, el desempleo o las adicciones. "La acción de las instituciones públicas debe dirigirse a que las personas que no tienen hogar puedan tener los mismos derechos que cualquier otra, flexibilizando los trámites para el acceso ayudas, tanto autonómicas como estatales", destacó Alejandro Cortina, convirtiéndose en una de las principales reivindicaciones de la presente campaña.

Manifiesto para visibilizar a las personas sin techo

Terminada la presentación de la campaña en el centro de acogida San Juan de Dios, los voluntarios, trabajadores y asistentes a los diferentes centros se dieron cita en la plaza de la Constitución para poner en valor el trabajo de superación y esfuerzo que realizan quienes están dispuestos a salir de la calle, como las más de 400 personas que han comenzado a caminar hacia un nuevo futuro. La concentración se basó en la lectura de dos manifiestos que dignificaban a las personas que han vivido sin tener un techo que las cobijase, como los dos protagonistas de la escena, que por encima de sus barreras idiomáticas supieron transmitir un mensaje a los allí reunidos. Con máscaras blancas, que ocultaban la identidad de quienes han sentido en sus propias carnes el efecto de dormir al raso, participaron el resto de asistentes para poner en valor el trabajo realizado de cara a procurar una situación mejor.

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