Málaga sufre máximas muy por encima de lo normal uno de cada cuatro días del año

En cuatro meses se han registrado 30 episodios de calor anómalo y seis días han batido récords históricos de los últimos 30 años

Ha llovido solamente el 30% de lo habitual en lo que llevamos de 2023

Una masa de aire muy seca y cálida traerá a Málaga temperaturas récord para acabar abril

El primer trimestre del año deja solo el 40% de la lluvia esperada en Málaga

Dos bañistas en una de las playas de Málaga estos días
Dos bañistas en una de las playas de Málaga estos días / Javier Albiñana

Las matemáticas no son nada esperanzadoras si se ponen al servicio de cuestiones climáticas y sus efectos sobre el territorio. Los datos corroboran la apreciación de los mayores, aquejados de que llueve menos que nunca y hace más calor cada año. Y así es. El profesor de la Universidad de Málaga Julián Molina, miembro del Instituto de Hábitat, Territorio y Digitalización de la UMA, destaca que en lo que llevamos de 2023 y teniendo en cuenta las previsiones para estos últimos días de abril, vamos a sufrir en la ciudad de Málaga 30 días de calor anómalo. Esto significa que en uno de cada cuatro días de los últimos 120 las temperaturas máximas han estado muy por encima de la media habitual en estas fechas, exactamente por encima del percentil 95 para el mismo día en los últimos 30 años.

En la estación de medición del aeropuerto de Málaga se esperan alcanzar los 36 grados de máxima este sábado, afirma Molina. Esto se debe a la masa de aire cálido que ha cruzado África y que va a afectar a España con una ola de calor en plena primavera. "Lo normal para un 29 de abril es que hiciera 22,7 grados de máxima en Málaga, lo que supone que podríamos tener 13,3 grados más de lo normal", comenta el experto. Y esta subida tan extrema, apunta, se lleva repitiendo varias veces este año.

"El 10 de abril tuvimos 12,4 grados más de lo normal, el 31 de marzo 10,3 grados más de lo normal y el 30 de marzo, 10 grados más de lo normal", detalla el profesor de la UMA. "En lo que llevamos de 2023, en seis días hemos batido récords históricos de los últimos 30 años", añade. Molina subraya que desde 1962 habíamos tenido en Málaga 68 días en total con anomalías de más de 10 grados en las temperaturas máximas. "Esto supone que de media lo normal es tener un 0,31% de días con anomalías de más de 10 grados en las máximas y este 2023 llevamos cuatro días con temperaturas así de extremas, 10,9 veces más de lo normal", apunta.

En las últimos seis décadas, el número de días de calor anómalo se ha incrementado un 39%. Desde 1962, desde enero hasta abril teníamos una media de 13,22 días de calor anómalo y en 2023 hemos tenido 30, más del doble. En 2023, si consideramos la temperatura normal de cada día y la que realmente hemos tenido, hemos estado de media 1,74 grados por encima. Como explica el especialista, la temperatura se ha elevado 1,74 grados este año. En el año 2022 la desviación con respecto a la máxima ya fue 1,36 grados.

Sombreros y paraguas para protegerse del sol este martes en Ronda.
Sombreros y paraguas para protegerse del sol este martes en Ronda. / Javier Flores

"Llevamos dos años en los que las desviaciones de temperaturas con respecto a la media están disparadas, muchísimo más de lo esperable", asegura Molina. Y con la lluvia, dice, "estamos en una situación parecida". "La media de lo que tiene que llover hasta abril en Málaga, medido en la estación pluviométrica del aeropuerto de Málaga, son 243’5 litros por metro cuadrado. Este año han caído 74 litros, solo un 30% de lo que tendría que caer", señala.

En los últimos diez años la precipitación en esa estación se ha reducido un 21,5%. "Desde 1943 solo tres años había llovido tan poco hasta abril y uno de esos tres años fue 2019, el cuarto es 2023, por lo que en los tiempos recientes ha pasado esto dos veces y tampoco está lloviendo en el otoño lo que debe llover, por lo que se agrava la situación", afirma Molina. "No solo es que estamos teniendo una primavera anormalmente seca, es que se trata de años enteros muy secos", añade.

Con mediciones desde 1943, la media caída anual en el aeropuerto de Málaga era de 531 litros por metro cuadrado. En los últimos diez años, la media es de 416 litros. Un 21,5% menos. "Estamos en una situación que ya no se puede considerar como el típico año más seco, sino que se trata de una reducción importante de lluvia", indica Molina.

Y si el presente es poco alegre, más negras aún son las previsiones del IPCC, Panel Internacional del Clima, para la capital malagueña de cara a 2040. Explica el investigador que la previsión es que bajen un 12,4% las precipitaciones en el mejor de los escenarios. En el peor, podría reducirse hasta un 37%. En cuanto a las temperaturas, "la proyección del IPCC es que en 2040 se alcancen máximas de 44,1 grados y en el peor escenario de 44,5 grados. La mínima, en el mejor escenario sería de 30,8 grados, es decir, que en 2040 tendremos noches con la temperatura de un día de julio", señala.

Y esto repercutirá de forma directa, no solo ya en el habitante como es obvio, sino también en el turismo. Si el residente gasta una media de 120 litros al día por persona, la estimación vinculada al visitante eleva esta cifra a más de 350 litros, según algunos expertos. El año pasado en abril hubo un millón de pernoctaciones en Málaga solamente de residentes españoles, ya que son datos extraídos de la geolocalización de los teléfonos móviles. Así que solo habría que multiplicar esa cifra para hacerse una idea del gasto hídrico que implica esta actividad.

“El turismo se va a quedar sin agua, igual que nosotros y los agricultores, y va a tener temperaturas mucho más altas de las que generan confort, especialmente por la noche, así que los visitantes que pueden elegir se irán a otro lugar más frío”, concluye Molina.

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