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Málaga/Muy atrás quedaron los altos hornos y la industria. Su presencia ahora es casi un recuerdo mirando al mar. Nunca dejaron de estar presentes los marengos, aunque ahora la pesca haya perdido fuelle. Y, hasta hace no mucho, la apuesta al turismo de sol y playa era casi total en Málaga. Pero poco a poco, casi sin hacer ruido, el sector tecnológico ha ido floreciendo en Málaga, hasta que empieza a verse como una apuesta para el futuro digital.
Hace un par de meses era Google la que anunciaba que atracará en la bahía en 2023, confirmando lo que era un secreto a voces, Málaga ya no es un proyecto de ciudad digital, es una realidad. Esta misma semana el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha confirmado en el Foro Transfiere celebrado en la ciudad que la Agencia Digital de Andalucía tendrá su sede en el entorno del Parque Tecnológico de Andalucía. La llegada de este ente andaluz no es otra cosa que la confirmación de que la vista de la administración pública y de las empresas privadas está puesta en el mismo sitio.
Para justificar el emplazamiento de la Agencia Digital de Andalucía, Moreno Bonilla aseguró que Málaga “tiene ya recorrido, capacidad, ha generado un enorme ecosistema tecnológico” y que para la ciudad va a suponer “110 puestos de trabajo y 300 millones de euros de presupuesto”.
Pero esto no es todo lo que se ha propuesto desde el Gobierno andaluz: “Queremos que Málaga siga siendo referente, la Junta de Andalucía va a impulsar un consorcio público privado de tecnologías digitales de vanguardia: Innovalia, que también tendrá su sede en el PTA y que va a servir para darle un nuevo impulso a este pujante sector que tenemos en la ciudad de Málaga. Vamos a convocar a las principales empresas y entidades del sector de las nuevas tecnologías, tanto del sector nacional como internacional y también a las propias universidades, no sólo para generar proyectos, sino también para impulsar productos y servicios tecnológicos”, añadió el presidente de la Junta.
Según apuntan los datos de Extenda (Empresa Pública de Promoción Exterior de la Junta de Andalucía), Andalucía acumuló 485 millones de euros en exportaciones en el año 2020, con un alza del 13,1% respecto al año anterior, posicionado Andalucía como tercera comunidad exportadora en este sector, con el 8,5% del total nacional (5.686 millones), solo superada por la Comunidad de Madrid y Cataluña, lo que sitúa al sector tecnológico como tercera punta de lanza de la economía andaluza, sólo por detrás de Turismo y Agricultura. De estas exportaciones pertenecen a Málaga 175 millones y el 36% del total, con un alza del 11,3% respecto al año anterior.
Y esto es, en parte, gracias a Bernardo Quintero, quien en 2004 fundó la empresa VirusTotal, que en 2012 vendería a Google bajo la condición de no trasladar su lugar de operaciones de Málaga. Y haciendo fuerza y rascando espacio para la ciudad ha acabado consiguiendo que Málaga se convirtiera en el cuarto centro de operaciones de Google, tras California, Nueva York y Zúrich.
Quintero tiene claro el porqué Málaga no es una moda pasajera: “Málaga lleva años apostando por la tecnología y ha desarrollado un ecosistema de innovación muy potente. Tenemos al Parque Tecnológico, la Universidad de Málaga, los esfuerzos de las diferentes administraciones y, sobre todo, las startups y emprendedores de la ciudad. No hay duda que el clima y la playa suman a una ciudad que destaca sobre todo por su calidad de vida. Pero Málaga es mucho más, estamos en una ciudad cosmopolita, con buenas infraestructuras de telecomunicaciones y con un aeropuerto internacional bien conectado, lo que también suma a la hora de convocar, atraer y retener talento. Al final son muchos factores los que hacen de Málaga una ciudad atractiva y amable para crear e instalar empresas de base tecnológica. Estamos en una espiral positiva que se retroalimenta”.
Quintero tiene claro que la noticia de que Google desembarcaba junto al Puerto de Málaga no ha caído en saco roto, “me consta que son varias las empresas internacionales que se han interesado en conocer más sobre Málaga y espero que este interés se consolide y siga aumentando con el paso del tiempo. Por nuestra parte seguiremos trabajando para aportar nuestro granito de arena en el impulso del ecosistema local y la ciudad”.
Pero la de Quintero no es la única empresa que ha conseguido levantar cabeza y mirar al resto del mundo desde Málaga, Freepik es otra malagueña especializada en la producción y distribución de recursos gráficos gratuitos que tiene 230 empleados, 32 millones de usuarios únicos al mes y facturó en 2019 31 millones de euros. Uno de sus fundadores, Pablo Blanes, destaca a Málaga como un lugar idóneo para las empresas del sector. No sólo ya por su clima, sus infraestructuras, la estabilidad o sus buenas conexiones, él también pone el foco en “las zonas residenciales de alto nivel como Marbella que hacen que el alto ejecutivo pueda fijarse en una ciudad en la que lo va a tener todo”.
Si bien es verdad que echa de menos el Corredor Mediterráneo, “pondría en valor toda la costa, para mí es urgente”. Otra de las carencias de la ciudad es el espacio de oficinas, “no hay, nosotros nos hemos quedado sin espacio desde que ampliamos la oficina, si volviéramos del remoto al presencial nos quedaríamos sin sitio para todos nuestros empleados”.
Blanes afirma que hay que buscar otros espacios para la oficina “más que le presencial diario”, verlas como un espacio de “convivencia, reuniones y para crear cultura de empresa, pero no para estar todo el día trabajando”. En el entorno digital es muy importante la desconexión de las pantallas y la conexión presencial, si bien la pandemia no está ayudando en este sentido.
Bernardo Quintero echa en falta las BarCamps, “una red internacional de "desconferencias", eventos abiertos y participativos, cuyo contenido es provisto por los participantes y que destaca por su informalidad y camaradería”, allí no hay presentadores, autoridades, marketing ni medios de comunicación, es todo real y “se crea una atmósfera de confianza donde se comparte conocimientos y experiencias de una forma muy abierta con detalles que no suelen formar parte de presentaciones en eventos públicos. Por ejemplo, muchos fundadores exponen abiertamente los problemas a los que se están enfrentando, las dificultades que tienen y piden feedback al resto”.
Una especie de BarCamp virtual llamado Biznaga Valley puso en marcha Sergio Jiménez Ramos. Sergio trabaja para una aceleradora de start ups en Madrid desde su casa de Marbella, pero echaba de menos la calidez de la comunidad digital, por lo que montó un servidor en el que comparten inquietudes y propuestas más de 250 personas del sector en la ciudad, con la esperanza de que estas reuniones puedan ser presenciales en un futuro cercano, “Málaga es una ciudad que está creciendo exponencialmente en lo digital, cada semana es raro que no me pregunten cuatro o cinco personas por la posibilidad de venir para trabajar desde aquí”, asegura Sergio.
La comunidad tecnológica se está abriendo paso como tercera lanza (quién sabe si no será la primera dentro poco) en la red económica malagueña, así de los estibadores, los proletarios y los marengos puede que los siguientes trabajadores que hagan emblema de Málaga sean los programadores, desarrolladores e informáticos.
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