¿Qué tiene Marbella?

Tribuna de Opinión

Los excesos en la Costa del Sol no son nuevos y regresaron con fuerza con la escapada veraniega del kirchnerista Martín Insaurralde con una modelo, un viaje que escandalizó a los argentinos

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Sierra Blanca desde un barco en el Mediterráneo. / M. H.
Jorge Lemos - Periodista

22 de octubre 2023 - 07:08

Hace unas pocas semanas, cuando las temperaturas eran más propias de agosto que las del mes de septiembre las fotografías de la Marbella de los excesos encendían a la sociedad argentina. Dos bolsas con el envoltorio de la marca Louis Vuitton, un Rolex sin desembalar de su caja y una botella helada de Don Perignon escoltadas de dos copas de cristal se mecían al compás que marcaba Bandido en el Mediterráneo. A bordo del yate, cuyo alquiler supera los 8.000 euros al día, navegaba Martín Insaurralde, el jefe de gabinete del Gobierno de la provincia de Buenos Aires, cuyo territorio es mayor al de Italia y cuenta con el 40% de su población en situación de pobreza.

En el paisaje destacaba, excelsa, Sierra Blanca, la montaña que determina el envidiable microclima de Marbella. La imagen del mar azul a los pies del pinar que se extiende por el litoral podría ser idílica, propia de una postal. Y seguramente mucho más si se observa a más de diez mil kilómetros de distancia, desde un país que hace décadas hizo de la incertidumbre su compañera de viaje.

Los bolsos y el reloj, que se exhibían en el barco como una ofrenda, bien podían haber sido adquiridos en un paseo por la marina de Puerto Banús, que concentra el mayor número de tiendas de lujo por metro cuadrado. Su destinataria, una modelo de Playboy, había decidido compartir estas imágenes en las redes sociales como la viva exaltación de la exuberancia.

En las últimas navidades la mujer del fiscal general adjunto de Ucrania, Olesksiy Symonenko, cometió una grave imprudencia. Tuvo la ocurrencia de difundir en sus cuentas la fotografía de su pareja, donde se lo veía disfrutar del benévolo invierno marbellí entre las palmeras del paseo marítimo cercano a Puerto Banús. Una imagen imposible de explicar a la ciudadanía de un país que padece una guerra y que prohíbe a los hombres menores de sesenta años viajar al extranjero y mucho más si se trata de funcionarios. El presidente Volodomir Zelenski acabó con su carrera. Un año antes, en diciembre de 2022, había sido el comisario militar de Odesa, Yevgeni Borisov, quien sucumbió a los encantos de Marbella. Vino a pasar las vacaciones de Navidad al municipio, donde había comprado una mansión por unos cuatro millones de euros con un dinero que procedería de sobornos. También fue destituido y acusado de corrupción por enriquecimiento ilegal.

Cuando hace unos 15 años estalló en Marbella el mayor caso de corrupción urbanística de toda España, a la Administración local le preocupó el daño reputacional que podría sufrir el municipio. Entonces se comenzó a hablar de la marca Marbella y a consultar a expertos que apuntaron prestar atención a la mirada de los inversores y los turistas. Percibían que los extranjeros asociaban más la corrupción a España que a Marbella, de ser así no habría mucho de qué preocuparse. El municipio ha podido seguir viviendo del turismo y atraer a tantos o más visitantes que antes.

Uno de ellos fue el político argentino, al que las imágenes en el barco lo dejaron al desnudo. Fue obligado a dimitir por pasarse de la raya e imputado por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. El daño que su actuación pudo haber causado en su electorado está por determinar. La publicación de sus fotos en Marbella, por unas causas u otras, explotó en plena campaña electoral en Argentina, en la que este domingo su partido se juega su permanencia en el Gobierno de la nación.

Los excesos en Marbella no son nuevos. Hace ya medio siglo, el dictador cubano Fulgencio Batista eligió este lugar para el exilio y murió de un infarto después de hincharse de langosta en Puerto Banús. Una mala noche de agosto de 1973, tras darse un atracón con un bicho de dos kilos, comenzó a sentirse indispuesto nada más abandonar el restaurante. Ya en su chalé de Guadalmina, su familia llamó al médico del pueblo quien sólo tuvo que certificar su muerte.

Toda la jornada se la había pasado celebrando con familiares y amigos para volver a casa ya de madrugada. Se había asentado en el país después de hacer escalas en la República Dominicana y la isla de Madeira para desembarcar en España bajo el cobijo de Franco. Traía consigo toda la riqueza con la que huyó de Cuba, un botín que algunos cifran en cientos y hasta en miles de millones de dólares. Todo un exceso.

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